La doctora Beatriz Espinoza Puentes, médico desde hace 25 años, es responsable del Triage respiratorio en el Hospital General de Zona 46 en el turno nocturno.
Atiende en promedio diez pacientes por covid-19 por turno y algunas noches debieron hospitalizar a todos los que llegaban por la mala condición de salud.
Comparte que siguen llegando pacientes, que refieren que, tras su viaje a la playa comienzan a sentir síntomas, otros que luego de reunirse, el adulto mayor de la familia comenzó a faltarle el aire. Han sido varios los momentos de impotencia que ha vivido durante esta pandemia, pero cuando llegan personas con evidente falta de aire, ahogándose, y tener que decirles que no se les puede recibir por falta de camas, ha sido lo más difícil para ellos como personal de salud.
Asegura que quienes hacen fiestas, reuniones, encuentros y tienen actividad social tan solo les bastaría pasar 10 minutos en una sala de atención primaria para pacientes covid, para intensificar los protocolos sanitarios y obviamente para no reunirse.
Ella forma parte de la Asociación Civil llamada “Mamás Doctoras” y labora en la clínica que concentra la mayor cantidad de pacientes en Gómez Palacio.
“En el área donde me encuentro, se le realiza la revisión al paciente con covid para ver si se hospitaliza o se le envía a consulta o a su casa de acuerdo a la condición de salud del paciente positivo. En promedio en la noche llegan diez, de estos cuatro se ingresan pero se han registrado días en los que todos se ingresaban”, afirmó.
Cuenta que el cubrebocas no se lo quita ni en su casa, prácticamente solo cuando come, lo hace para proteger a los integrantes de la familia, también disminuyó el contacto físico.
“Ya me acostumbre a traer el cubrebocas incluso para dormir. Es parte de mi andar, te vas acostumbrando. Me da miedo incluso acercarme a mi esposo, abrazar a mi hija”
Menciona que hay pacientes que llegan a morirse, otros que en el trayecto, mínimo uno en cada guardia y "cuando eso pasa te llenas de impotencia, frustración, miedo, incluso por que si bien un médico está familiarizado con la muerte, no en estos términos", no porque el familiar se fue de vacaciones a Mazatlán en plena pandemia y regresó infectado ni tampoco por que realizaron una reunión sin los protocolos necesarios.
En la formación universitaria fomentan la empatía, pero también que no se debe llorar frente a un paciente cuando se está muriendo, pero el médico es humano, siente y se aguanta el dolor, ahora se vive una pandemia catastrófica que nunca pensaron pasaría en estos tiempos, "Soy fuerte, pero ante tanto dolor es imposible no quebrarse"
"¿Cómo se le dice a la familia de una persona de 70 años con dificultad para respirar que no se le puede recibir por que no hay camas?, en contraste te enoja cuando en las preguntas de rutina a los familiares de pacientes hay quienes responden que el cuidador de la persona de la tercera edad regresó de Mazatlán hace cinco días y comenzó a sentirse mal y posteriormente el adulto mayor con quien vivía también resultó positivo a covid-19"
"¿Qué la ciudadanía no entiende?...la gente se está muriendo", comparte con la voz entrecortada.