Un enfermero de Reynosa denunció ante la Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas el daño que le hicieron a su vehículo, aparentemente, considera, por laborar en un hospital donde atiende a personas con coronavirus. Días antes ya había sido ofendido por vecinos quienes le decían que dejaba el virus por donde se desplazaba.
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En redes sociales, Eduardo Rentería Soto, relató que primero fue víctima de ofensas de sus vecinos pero al paso de unos días, una mañana encontró ponchadas las llantas de su vehículo, acción premeditada.
"Al llegar a mi domicilio con uniforme clínico, dejo mi carro estacionado a un lado de mi casa, no obstruí ningún portón, en eso sale una vecina junto con su esposo y me empiezan a decir 'que ya dejé el virus frente a su cas' solo por que estacioné el carro cerca”.
Eduardo no quiso discutir y relata que le dio mucho coraje y por su mente pasaron muchas cosas, pero se tranquilizó.
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"Con un nudo en la garganta solo les hice una simple pregunta para ver qué tanto sabían: ¿qué virus? Y la señora me responde ´el virus ese que anda´. El señor con actitud prepotente y con groserías continuaba insultandome: ‘traes el pinche virus que quites el carro pen$&*#´ y muchas cosas más”.
Pese a los insultos, los ignoró movió su coche para evitar más problemas, pero continuaron los insultos por parte del matrimonio desde la banqueta de su casa.
“Sé que muchos de mis compañeros enfermeros optan por cambiarse de ropa al salir del trabajo, pero yo lo hago afuera de mi casa para no traer doble ropa a mi domicilio. Pero me pregunto ¿por qué tenemos que llegar a ésto en México? ¿Por qué la gente es tan ignorante? ¿Por qué tengo que esconder que soy trabajador de la salud? ¿Por qué debo de sentir miedo a la sociedad por ser enfermero?”.
Esto, le hizo sentir mucha rabia, pues lo único que hace él y sus compañeros es cumplir con su trabajo.
“Me pagan por brindar un servicio, pero no es justo ese trato hacia nosotros”, refiere la publicación hecha en la página del Sindicato del IMSS zona sur donde se muestra el daño a su propiedad y el acta de la Fiscalía General de Justicia.
La situación, relata, ocurrió en mayo, en esos días trató de orientarse para ver cómo proceder.
Llamé a Derechos Humanos y me enviaron a la oficina de mediación del Poder Judicial, en donde me dan a conocer que no me pueden recibir por estar en cuarentena y que me comunicará el 1 de junio, intenté poner demanda a lo cual me dijeron no procedía por que no hubo agresiones físicas, solo verbales y sin amenazas”.
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Pasaron diez días de esta agresión verbal y la situación no mejoró, pues una mañana Eduardo encontró su vehículo con las cuatro llantas ponchadas, dice fueron “navajeadas”.
“En mi desesperación me dirigí hacia un negocio de enfrente en donde tienen cámaras, me las proporcionaron pero desgraciadamente no se alcanza apreciar bien, solo se ve en el video que el señor que me ofendió el 23 de mayo del 2020, salía de su domicilio a las 5:30, pero no puedo acusarlo directamente por que no se alcanza a apreciar mi coche”.
Luego de lo ocurrido, el enfermero acudió a la Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas donde interpuso una denuncia, el 2 de junio, contra quien resulte responsable, pero al parecer no tendrá suerte para que se castigue a los responsables.
“Comenté de las cámaras que hay enfrente de mi casa, a lo cual me comenta la señorita: "de una vez le digo, es muy difícil que investiguen". Siento mucho coraje, ¿por que no van a investigar?. Volví a recordarles sobre el caso que me había pasado hace 10 días y efectivamente, no procedía nada relacionado con las ofensas recibidas, ni siquiera querían agregar esa información en la demanda, por que como la señorita me lo dijo "no hubo agresiones físicas ni amenazas, eso es en mediación".
Reitera su coraje y tristeza, pues dice al parecer la autoridad espera a que lo golpeen o algo peor para poder proceder.
“Me da tristeza por las leyes que se manejan en nuestro país. Tanto pregonan que habrá mejores leyes para los trabajadores de la salud en donde se nos protejera ante cualquier injusticia de la gente ignorante sobre todo en esta contingencia. Y mirenme aquí, tengo que sacar de mi bolsillo para comprarme las llantas, la gente es mala y no miden las consecuencias de sus actos, ni siquiera saben la situación en la que me encuentro. Siento rabia, mucha rabia pero hay algo en lo que sí creo: la justicia divina”.
GINS