El incremento del nivel del mar, el hundimiento de la tierra, la erosión: las playas están expuestas al cambio constante, no solo de forma natural, sino también por el papel que tienen los humanos en el planeta.
En los últimos años, se ha señalado los riesgos para las comunidades costeras que, conforme se agudizan las consecuencias del cambio climático, se vuelven más vulnerables.
Aunque es un hecho que el incremento en las temperaturas en el océano ha derivado en huracanes más intensos, y que el nivel del mar está aumentando, puede que se esté pasando por alto un riesgo mayor, como explica el doctor en Ingeniería Civil de la UNAM y maestro en oceanografía costera, Christian Appendini.
¿De qué debemos preocuparnos?
“Yo creo que el mayor riesgo que hay en la zona costera es la mala planeación (...) Esto no es característico de México, es de muchos países, porque hay muy mala planeación en la zona costera”, dice en una entrevista para MILENIO.
Las playas se encuentran en “un equilibrio dinámico”, como explica el especialista. Esto implica que el paisaje cambia constantemente por distintos factores, entre ellos, las olas, que comen y devuelven la arena según la temporada.
Debido al cambio en los patrones del oleaje, durante el verano, la costa ‘crece’ pues las olas son más tranquilas, mientras que en invierno se erosiona debido al intenso movimiento del mar. Así, la playa está en un constante re-diseño.
Sin embargo, las casas, hoteles y puertos han ocasionado un cambio en el patrón natural de esta dinámica. La playa ya no se puede ‘reponer’ como lo hacía antes. Si a esto se le suma el efecto de las grandes tormentas y el aumento del nivel del mar, el borrado de la costa parece inminente.
Bajo este sentido, el especialista rebate la idea de que El Bosque, en Tabasco, haya sido desplazada por el cambio climático. Desde su perspectiva, se trató de la “crónica de una erosión anunciada”.
“Si tú te pones a ver en dónde está la comunidad, está en un Delta, [es decir, una formación de tierra creada en la desembocadura de un río, donde el agua deposita sedimentos con el tiempo, formando canales e islas] Es un depósito de arena y ese depósito depende de los flujos del río”
“Si los flujos del río bajan, llega menos sedimento a la costa y ese depósito de arena se erosiona, no tiene que haber aumento de nivel del mar o un huracán, simplemente ya no está llegando arena, las mismas olas que llegan siempre, las mismas que dominan, en frecuencia, se van acabando la arena”.
Así, el aumento del nivel del mar es sólo un elemento de riesgo más para una región por sí misma vulnerable.
¿Qué estados se podrían ver afectados?
Actualmente Yucatán enfrenta un problema grave de erosión de playas. Los estudios enfocados en el estado indican que el área entre Progreso y Telchac es la más afectada.
“Si no tuviéramos estructuras, casas, el puerto, no tendría problemas de erosión, porque es una zona en dónde el transporte es constante. Entonces, aunque haya movimiento de arena [por procesos naturales] se puede ir reponiendo”
Sin embargo, no es así. La costa sigue siendo devorada y “pese a que se quiere resolver el problema, nadie quiere moverse de la playa”, sentencia el Dr. Christian.
De acuerdo con lo observado por el oceanógrafo, el problema se agudiza por las características del terreno. Tanto en Tabasco como en Yucatán es ‘plano’, hay poca pendiente, lo que los convierte en zonas aún más vulnerables al aumento del nivel del mar.
“Si tu aumentas 30 centros (de agua) y le sumas marea alta, nos da escenarios como los de Venecia, que cada vez es más común verla inundada. También ocurre algo similar en Florida, en donde las mareas altas generan inundaciones en dónde antes no se veían”, añade.
Así, a los factores preexistentes se van sumando aquellos asociados al cambio climático, que van más allá del aumento del nivel del mar.
“Volvemos con el caso de Florida, en donde ya las calles, sin una tormenta ni nada, ya se inundan, y le agregas un huracán, el efecto que tendrá el huracán es mucho más alto”.
Aún no existe un trabajo a nivel nacional que permita conocer qué áreas son las más afectadas por la erosión, la mayoría de ellas son locales. Un estudio enfocado en el litoral del Golfo de México destaca que la región está formada principalmente por islas barrera, lagunas, marismas y deltas, lo que la convierte en una zona de alto riesgo ante la subida del nivel del mar.
Sin embargo, y como destaca el ingeniero, “prácticamente toda la zona costera en México es vulnerable”, lo que implica que cerca de 13.34 millones de personas que viven a lo largo de esta región podrían encontrarse en riesgo.
Esto sin contar que en el país, diversas proyectos han sido aprobados sin contar con una correcta planeación, como destaca el especialista.
“Hay muchos [asentamientos] que están autorizados, pero no quiere decir que se haya estudiado bien que ese desarrollo no va a tener afectaciones”
Hace algunos años, el ingeniero fue consultado para la construcción de un hotel cerca de la playa. Cuando le mostraron el proyecto notó que la construcción se ubicaría en una duna, una acumulación de arena que protege a las playas de la erosión.
El ingeniero hizo la observación: “No se puede construir ahí”, los encargados respondieron tajantemente que ya estaba autorizado.
“Yo no sé quién se las autorizó, pero eso está totalmente mal. Me dijeron adiós y se acabó. Ni siquiera se dan cuenta de que es contra su propio interés. Los estudios se hacen para tomar decisiones y eficientizar”.
Encima, y como acusa el experto, los planes de ordenamiento no consideran lo dinámica que es la costa.
“Si apruebas un desarrollo en la Costa de la Rivera Maya y no consideras todo el litoral, no estás haciendo algo integral”. Lo grave de esto es que, ante eventos extremos, que cada vez se vuelven más peligrosos, no existen construcciones preparadas para afrontarlos.
El Dr. Appendini no es el único especialista que aboga por replantear la planeación costera. Richard K. Norton, profesor de la Facultad de Arquitectura y Planificación Urbana Taubman de la Universidad de Michigan publicó un artículo en 2022 en el que asegura que la planificación comunitaria, bien ejecutada “ofrece la promesa” de ayudar a las comunidades a adaptarse a los cambios.
Esto tomando en cuenta que en un futuro, los pobladores de las costas deberán tomar decisiones complicadas: entre elegir construir barreras para frenar la erosión o reubicarse en zonas más seguras. Cada opción tiene ventajas y desventajas, por lo que es necesario considerar los costos, el impacto ambiental y cómo afectará a las personas que viven allí.
De acuerdo con un artículo publicado en la revista Coast este 2025, actualmente hay pocos estudios que analicen las estrategias de mitigación y adaptación de las costas ante el cambio climático.
Para 2100, si persisten los niveles actuales de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), se prevé que la exposición a los riesgos climáticos en zonas costeras densamente pobladas se duplique.
LHM