Ansiedad, depresión y estrés son los principales problemas de salud que padecen los cuidadores de pacientes con cáncer terminal, según una investigación encabezada por la doctora Tamara Cibrián Llanderal, adscrita al programa Cátedras Conacyt en el Instituto de Neuroetología (IN) de la Universidad Veracruzana.
El estudio titulado Evaluación de trastornos afectivos y registro encefalográfico durante la valoración de imágenes con carga emocional, iniciado por la maestra Libia Xamanek Cortijo Palacios, tiene como finalidad propiciar en el Centro Estatal de Cancerología (Cecan) —y con el tiempo en otras clínicas— la atención psicológica y tanatológica enfocada principalmente al cuidador, porque a mediano plazo puede padecer una enfermedad a consecuencia de los diversos estresores a los que se enfrenta.
“Lo que evaluamos en esta investigación fue el estado afectivo de los familiares y pacientes que entran al área de cuidados paliativos justo en su primera visita. A ellos les acaban de dar la noticia de que ya no hay oportunidad de tratamiento porque tienen cáncer metastásico, progresivo, recurrente o persistente”, comentó Cibrián.
En el estudio, que tuvo alrededor de 180 participantes, evaluaron a 80 pacientes y 100 cuidadores. Aunque existieron similitudes en relación con lo encontrado en otros estudios a escala internacional, en el IN se detectó que la mayoría de cuidadores es mujer, casi todas familiares (hijas, madres o cónyuges). Hay otros análisis que han reportado —en casos de cáncer de mama o cervicouterino— participación más activa del sexo masculino.
Además del análisis de estrés, ansiedad y depresión, también evaluaron dos índices (Zarit y Robinson) relacionados con la sobrecarga, entendida como el ambiente que vive el cuidador.
Algunas de las preguntas que se abordan son: ¿Se siente tenso cerca de la persona que cuida?, ¿Desearía dejar su cuidado a alguien más? y ¿Su vida social y familiar se han visto afectadas?
El primer tipo de sobrecarga no presentó niveles tan altos. De acuerdo con el equipo de investigación, los cuidadores están muy comprometidos con su actividad y no muestran ganas de abandonar al paciente. Hay otro tipo de carga relativa a la cuestión física relacionada con el cambio de sueño, con la generación de gastos en los cuidados del familiar y con el desgaste físico que resulta como consecuencia del tiempo invertido en la atención. Está sí se mostró.
“Se someten a una gran cantidad de estrés, porque además de que cuentan con un familiar con cáncer terminal, también tienen hijos, deben cumplir con un trabajo o muchas no están casadas. Dentro de lo que manifiestan en las preguntas que hacemos es que sí tienen un estrés económico, pues no hay presupuesto que alcance para la condición que están viviendo y muchas veces tienen que dejar su trabajo o estar en otros de medio tiempo”, explicó Cibrián.
La investigación continúa centrada en evaluar a cuidadoras principales y un grupo control en una tarea que implica evaluación emocional con una base de datos internacional de imágenes con carga afectiva. Se realiza un electroencefalograma y se pretende ver si existen diferencias en el tiempo de respuesta y en la valencia que las encuestadas dan a la imagen, así como en el registro electroencefalográfico.
De acuerdo con el Inegi, de 2011 a 2016 cuatro de cada 10 defunciones en mujeres ocurrieron debido a tumores en órganos digestivos, contra tres de cada 10 en hombres. En el caso del cáncer de mama, en 2016 se detectaron 16 muertes por cada 100 mil mujeres.
La Secretaría de Salud de Veracruz refiere que a escala estatal los tumores malignos representan la tercera causa de muerte. Específicamente en hombres destacan los relacionados con próstata, hígado y vías biliares intrahepáticas. En mujeres resaltan con más constancia los casos relativos a cervicouterino y mama.
Según la especialista, muchos trabajos en torno al cáncer se enfocan en el diseño de métodos de terapia; sin embargo, hay pocos que aborden el aspecto psicoafectivo en los cuidadores. Para el grupo de investigación del IN, este factor es muy importante en las políticas públicas, pues con el tiempo este sector puede desarrollar enfermedades crónicas y degenerativas.
“Usualmente se reporta solo uno de los factores, ya sea el paciente o el cuidador. En nuestro caso, tratamos de reportar a los dos para ver cómo se relacionan”, detalló Cibrián.
La experta pretende que la evaluación que se hizo sea aplicada para que haya una atención más directa y que con el tiempo el análisis y la evaluación tengan utilidad para tratar de manera más efectiva este problema de salud, inicialmente en el Cecan, pero con vísperas de lograr abarcar otras instancias médicas y dar continuidad a los resultados.