Cuando la Navidad no se celebra: “Detrás del rechazo, indudablemente hay una historia”

El constructo social dicta que la Navidad se vive en paz, felicidad y descanso. Sin embargo, para Yessica, hija de una familia comerciante, las fechas navideñas se viven con estrés y pesadez.

Las experiencias desagradables pueden marcar la manera en cómo vivimos la Navidad.| Freepik
Ciudad de México /

Además de los regalos, los adornos y las luces de colores, a la Navidad se le atribuye un mensaje de unión, felicidad y reconciliación familiar. Aunque para Yessica, hija de una familia comerciante en Colima, esta época tiene un significado muy diferente a lo que dicta el constructo social.

“El significado para mí es (una) época de ventas altas que tenemos que aprovechar porque no se da varias veces al año. A eso se resume. No tengo otra manera de describirla. Es a lo que estoy acostumbrada y a lo que conozco”, compartió a MILENIO.
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Según explicó el psicólogo, Emiliano Villavicencio, cada persona construye su concepto de la Navidad a partir de su contexto y experiencias. Y cuando éstas fueron momentos desagradables o dolorosos, es más probable que la festividad no se viva con agrado.

“Detrás del rechazo a la Navidad, indudablemente hay una historia”, señaló en entrevista con MILENIO.

En redes sociales se cuentan historias así. Quizás para algunos la cena del 24 ya “no les emociona como antes” debido a que ese año falleció el abuelo o la abuela; otros porque viven en otra ciudad o país, o simplemente porque les inculcaron otro significado de la celebración. Ese es el caso de Yessica, quien no celebra la Nochebuena ni la Navidad desde hace más de una década.

Si la persona asocia la Navidad con algún evento desagradable o trágico, indudablemente la vivirá así | Freepik

Mientras algunas familias se alistan para ver cómo decorar el árbol o qué llevar a la cena, la de Yessica se prepara para una de las temporadas más altas en ventas de todo el año: “Tengo sentimientos encontrados. Por una parte, cuando llega noviembre en mi familia comienza la conversación sobre ‘Necesitamos ir juntando esto’, ‘Tenemos que prepararnos con mercancía’, ‘Hay que ver si nos ponemos en este lado para ir vender’”.

Debido a ello, Yessi (como la refieren sus amigas) no se estresa por encontrar el pino más esponjoso o la talla correcta de una prenda para el intercambio familiar, sino por “sobrevivir” las ventas navideñas.

“Desde que tengo recuerdo, siempre hemos pasado el tiempo vendiendo. Y quizá, sí, el 25 ya no hay mucho movimiento, pero para entonces, con la venta de los días anteriores, ya estamos muy cansados para organizar algo”, contó a MILENIO. “Sí me causa tantito estrés el pensar que van a ser días pesados”.

¿Qué hacer si alguien no quiere celebrar la Navidad?

La demanda de atención psicológica aumenta considerablemente en los meses de diciembre y enero. Por ello, el respeto y la empatía se vuelven claves al convivir con quienes no celebran estas fechas.

Y éstos pueden demostrarse desde las acciones más básicas, por ejemplo, no obligar a la persona a unirse a los festejos. En palabras de Villavicencio: “Si uno de los integrantes decide excluirse, se debe respetar la decisión, la privacidad y la forma en cómo desea atravesar esta época”.

En esos casos, aunó, la familia debería convertirse en un acompañamiento y una base segura para que la persona pueda resignificar la época con sus recursos y a su propio ritmo.

“La familia tendrá que, primero, entender y después respetar estos procesos pendulares de contacto y alejamiento que la persona pudiera estar viviendo”.

“Sí se puede resignificar la Navidad”

El proceso para “hacer las paces” con esta festividad— y en sí, con cualquier situación dolorosa o traumática— parte desde la consciencia: “¿Por dónde atravesando o desde dónde vivimos estas épocas navideñas?”. En palabras de Villavicencio:

“La comprensión empática de aquel evento que estoy asociando a esta época navideña. La comprensión de lo que hice; de lo que me ocurrió. Entendiendo que, quizás, las decisiones que tomé en ese entonces fueron las mejores desde mis propios recursos”.
“La resignificación se construye y se hace desde ese evento o experiencia primaria y no desde la consecuencia (o sea, la Navidad)”.
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Socialmente, los festejos navideños y de Año Nuevo vienen con un mensaje de celebración, paz, unión y amor. Sin embargo— y como dice el dicho— cada mente es un mundo, por lo que el significado recae en las experiencias y perspectiva de cada persona.

Desde el lado psicológico, más que la “llegada de Santa Claus” o la despedida del año viejo, es un cierre de proyectos y actividades que “implica un proceso de reflexión, evaluación o autoevaluación de lo que hicimos en el año de nosotros mismos”.

Con sus clientes, Yessica afirma sentir felicidad y emoción por los festejos e inicio de un nuevo año. “No puedes transmitir malas vibras porque no vas a tener ventas o no vas a vender lo mismo”, dijo a MILENIO. Pese a ello, reconoció, aún tiene esa “espinita” de celebrarla con intercambio de regalos, cena y risas en familia. “Una navidad bonita”, describió.

“Normalmente estamos cansados para organizarnos. Y las veces que lo hemos hecho, las cosas salen mal o hay peleas en la familia (...) Pero creo que siempre he vivido con esa espinita de querer celebrar una navidad bonita, como lo hacen otras personas; otras familias que quizá salen o se juntan con amigos. (...) La cena también es algo que siempre he querido”.

ASG

  • Alejandra Sigala
  • Egresada de la UNAM. Te explico las tendencias en redes sociales y los temas que despiertan tu curiosidad en el día a día. Escucho, amo y a veces escribo sobre K-Pop. Me encanta bailar y los gatos.

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