Se conoce como risoterapia o geloterapia a una estrategia o técnica psicoterapéutica complementaria tendente a producir beneficios físicos, mentales y emocionales por medio de la risa. No se considera una terapia como tal, ya que no cura por sí misma enfermedades, sin embargo sus beneficios psicológicos han sido probados en numerosas ocasiones para mantener el bienestar.
Se ha comprobado científicamente que reír produce beneficios. Por ello, se usa como terapia complementaria al tratamiento médico y recuperación de padecimientos.
Suele llevarse a cabo mediante actividades en grupo y con la coordinación de monitores especializados, quienes utilizan técnicas de lenguaje corporal, bailes, juegos e incluso masajes, por lo que la risa aparece de forma natural y sin inhibiciones.
El objetivo de estas actividades es que los participantes salgan de estas sesiones sintiéndose más positivos, optimistas y, en resumidas cuentas, más satisfechos con sus vidas.
La risa es una manifestación de alegría y bienestar y, en definitiva, una descarga emocional que podría definirse como una reacción psicofisiológica.
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El reír libera endorfinas, que actúan como un analgésico natural y aumenta la secreción de serotonina, también llamada la “hormona del placer” u “hormona del humor”. Esto ayuda a combatir el estrés y la ansiedad.
Asimismo, promueve la capacidad pulmonar y la respiración; elimina la energía negativa y nos moldea hacia una perspectiva más positiva de las situaciones; mejora la circulación sanguínea, ya que los ejercicios requieren movimientos corporales.
Al reír se relajan y trabajan los músculos al mismo tiempo. Una sesión completa de risoterapia puede implicar la utilización de más de 400 músculos.
De igual modo, estimula la creatividad y la productividad; refuerza el sistema inmunológico y aumenta la autoestima.
Mejora las habilidades sociales y fomenta el sentido de pertenencia. Tiene un coste reducido, en comparación con otros tipos de tratamientos de capacidad pulmonar y de respiración.
La risa fisiológicamente se caracteriza por las contracciones enérgicas del diafragma, acompañadas de vocalizaciones silábicas repetitivas con resonancia de la faringe, velo del paladar y otras cavidades fonatorias, que son las que producen el sonido particular que caracteriza la forma de reírse de cada uno.
Además, estas contracciones son acompañadas por una expresión facial determinada configurada por hasta 50 músculos faciales, principalmente alrededor de la boca, y que puede acompañarse de secreción lagrimal.
Por otro lado, pone en movimiento alrededor de 300 músculos diferentes de todo el cuerpo, entre ellos, de la pared abdominal, cuello, cabeza, espalda, hombros, brazos, manos y piernas, entre otros.
Por último, todo este movimiento corporal es acompañado de una serie de procesos neurofisiológicos asociados, como los cambios respiratorios y circulatorios.
Se considera que internamente la risa se acompaña de una sensación subjetiva conocida como hilaridad, cuyo goce se ha comparado con el de la actividad sexual y otras reacciones placenteras del organismo.
Cabe decir que la risa puede dividirse en espontánea, aquella que surge de forma natural como expresión genuina de las distintas emociones humanas, como por ejemplo aquella asociada a la alegría, la diversión o el humor.
En contraposición a esta se encuentra la risa ensayada, la cual se obtiene voluntariamente y sin motivo alguno que la justifique.
Por otro lado, la risa estimulada, es aquella consecuencia de la acción física o que refleja determinados estímulos externos, como las cosquillas. Luego, la risa inducida es producto de los efectos de determinados fármacos o sustancias psicotrópicas como el alcohol, la cafeína, las anfetaminas o el cannabis, entre otras.
Finalmente, la risa patológica es específica de lesiones del sistema nervioso central como consecuencia de varias enfermedades neurológicas transitorias o persistentes; esta última no está vinculada a cambios emocionales y no hay control voluntario sobre su duración, intensidad o expresión facial. A veces viene acompañada de “llanto patológico”.
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