Cimenna Chao Rebolledo, investigadora de la Universidad Iberoamericana, propuso el desarrollo de una educación emocional en los planteles de educación media superior y superior para generar una conexión entre las partes del cerebro, permitiendo un conocimiento más extenso del pensamiento emocional, vinculando los sentimientos con las sensaciones físicas de los estímulos.
Señaló que el estrés, durante el aprendizaje, puede ser de tipo benéfico o perjudicial: en el primer caso predispone a usar los sentimientos para enriquecernos a través de retos y estímulos del pensamiento; mientras que el segundo genera una percepción de amenaza y peligro.
“Identificar las emociones nos permite saber de dónde provienen esas sensaciones, generando autoconocimiento. Gestionar y usar las emociones para pensar y responsabilizarnos de éstas y escuchar sin juzgar a los demás, nos permite trabajar mejor con los demás”, explicó.
Señaló que la educación es un asunto central en la sociedad, por lo que es de gran importancia crear ambientes formativos que fomenten el desarrollo emocional y el rompimiento de las divisiones entre las personas, generando relaciones más cercanas con los demás.
De acuerdo con el análisis “Educación socioemocional, la frontera educativa del siglo XXI”, la especialista resaltó que la inteligencia emocional es un concepto de suma importancia en el contexto educativo actual.
“Las emociones nos predisponen a recibir información, a través de la identificación de sentimientos y la realización de ejercicios de respiración. Todo puede generarse un ambiente óptimo para la transmisión de información”, explicó Chao Rebolledo.
Aseguró que las divisiones entre individuos y grupos sociales generaron que las personas se consideren fuera de un ambiente de empatía, enajenadas y solitarias. En consecuencia, los casos de acoso y de suicidio han ido en aumento en el país.
Señaló que los problemas se pueden abordar desde un nuevo enfoque pedagógico, el cual busque sensibilizar a las y los jóvenes a través del reconocimiento de sus sentimientos y los de los otros, disminuyendo así la soledad y aumentando la empatía y unidad.
“Las emociones son esenciales para la comunicación, la organización social y relacional. Funcionan como mecanismo de supervivencia y aprendizaje y garantizan nuestro bienestar”, explicó.
Resaltó la importancia de la inclusión de las habilidades socioafectivas en la educación, que le permitan al estudiante aprender sobre las emociones, reconocer que todos las sentimos en todo momento y entender que conocerlas ayudará en la toma de mejores decisiones.
Para la investigadora en temas educativos, es central la identificación, autorregulación y gestión de las emociones en la pedagogía socioemocional. “Es fundamental cultivar la atención plena, el diálogo, la perspectiva y la colaboración, entre otros. El objetivo final es generar una empatía mayor entre nosotros y los demás, un autoconocimiento e independencia emocional”, apuntó la especialista en temas educativos.
MPL