Seguramente has escuchado o te han dicho aquella popular frase: “Recuerda que tú fuiste el espermatozoide más rápido…”, que en ocasiones intenta levantar el ánimo pero a veces también intenta recalcar que somos culpables de nuestro propio destino. Estudios científicos revelan que no es precisamente el esperma más rápido aquel que fecunda el óvulo.
Por años se ha enseñado que aquel espermatozoide más rápido es el que fecunda el óvulo, haciendo ver este proceso como una carrera en el que el primer lugar es el que logra llevarse la victoria, sin embargo, científicamente se ha demostrado que esto está muy lejos de la realidad.
Una vez que un espermatozoide entra en contacto con un óvulo y lo penetra, este se cierra, impidiendo que otros espermas entren en él, asegurando así el desarrollo seguro del embrión. De aquí viene la creencia que indica que una vez que la célula reproductora masculina entra, “deja el resto afuera”.
En realidad es todo lo contrario, pues es el óvulo quien elige el espermatozoide que entrará en él, pues el proceso de fecundación juega un papel activo y determinante dejando atrás aquella falsa creencia, pues son millones de células reproductoras masculinas las que llegan al mismo tiempo.
“En verdad, el óvulo está rodeado de una capa exterior translúcida conocida como membrana pelúcida. Esta actúa como una barrera defensora de la célula que la protege de elementos extraños y evita que, una vez un espermatozoide la atraviesa, otros entren a posteriori. Además, cuenta con una serie de sustancias químicas en su composición que reconocen a los propios espermatozoides y los atrae. De hecho, sin esta acción atractiva, los gametos masculinos pasarían de largo sin detectar a los femeninos”, indica la revista National Geographic.
Tomando en cuenta esta información, en realidad los primeros espermatozoides en alcanzar el óvulo prácticamente tienen nulas oportunidad de entrar y fecundarlo, pues en su intento de romper y debilitar la membrana pelúcida se van debilitando, cediendo ‘el trabajo’ a los siguientes.
En una eyaculación se encuentran de 20 a 150 millones de espermatozoides por mililitro, por lo que los primeros millones, es decir “los más rápidos”, son los que se van sacrificando para debilitar la membrana. Por lo que no quiere decir que el primer espermatozoide en llegar será “ganador”, sino que lo será aquel que encuentre el lugar y momento exacto para traspasar y fecundar el óvulo.
jk