Un equipo de científicos ha descubierto que los ancianos y las personas con esquizofrenia tienen una serie de cambios en la actividad genética del tejido cerebral "sorprendentemente" similar, lo que sugiere que su deterioro cognitivo podría tener una misma base biológica.
Los detalles del estudio, realizado por investigadores del Instituto Broad del MIT y Harvard, de la Facultad de Medicina de Harvard y del Hospital McLean, se han publicado este miércoles en la revista Nature.
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¿Cómo fue el estudio?
El equipo analizó la expresión génica de más de un millón de células de tejido cerebral post mortem de 191 personas (con esquizofrenia y sin ella).
Así, descubrieron que, en comparación con individuos sanos o jóvenes, en las personas con esquizofrenia y en los ancianos sin esquizofrenia, los astrocitos y las neuronas (dos tipos de células cerebrales) reducían la expresión de genes que sustentan las sinapsis (uniones entre neuronas).
También vieron que cuando las neuronas reducían la expresión de ciertos genes relacionados con las sinapsis, los astrocitos cambiaban de forma similar la expresión de otros genes distintos que favorecen las sinapsis, una serie de cambios coordinados que denominaron SNAP (Programa Sináptico Neuronal y Astrocitario).
Incluso en las personas sanas y jóvenes, la expresión de los genes SNAP siempre aumentaba o disminuía de forma coordinada en sus neuronas y astrocitos.
"Estos tipos celulares no actúan como entidades independientes, sino que están estrechamente coordinados. La fuerza de esas relaciones nos dejó sin aliento", apunta Steve McCarroll, coautor y miembro del Instituto Broad.
Las alucinaciones y delirios provocados por la esquizofrenia pueden tratarse -al menos en parte- con medicamentos específicos pero el deterioro cognitivo que causa esta patología y que también se produce en el envejecimiento, no tienen tratamientos eficaces.
Estos hallazgos sugieren que los cambios cognitivos en ambas afecciones podrían implicar alteraciones celulares y moleculares similares en el cerebro, lo que ofrece posibles pistas terapéuticas.
CLG