La exposición prolongada a las altas temperaturas y a la contaminación registrada en la Ciudad de México resulta altamente nociva para cualquier persona, debido a que propicia el “acortamiento de los telómeros”, es decir, de las estructuras especiales del ADN que impiden que los cromosomas se dañen, que las células dejen de tener vida útil y sean sustituidas por células cancerosas, explicó Marimar Guerra, especialista en medicina genómica y antienvejecimiento.
El telómero se encuentra al extremo de un cromosoma y cada vez que una célula se divide, estos tratan de impedir que se pierdan las partes importantes del ADN del cromosoma. Pero si los telómeros se vuelven más cortos, las células pierden su vida útil, envejecen y mueren, y es aquí cuando pueden ser sustituidas por células cancerosas, que tienen mayor capacidad para auto-dividirse y, básicamente, engañan al cuerpo humano de que deben de replicarse.
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Por eso, la especialista explicó, en entrevista con MILENIO, que resultan preocupantes las condiciones de alta temperatura que se registra en diversas partes del país, debido a que “son capaces de hacer modificaciones en nuestro cuerpo y, si a eso le añadimos que en la Ciudad de México vivimos un efecto invernadero, que no se siente igual que estar en una playa, el efecto térmico es mucho más agresivo que en cualquier otra parte”.
“Tenemos que considerar que existen diversos tipos de radiación Ultravioleta (UV). Normalmente nos acostumbrados a proteger la piel, pero existen otros tipos de radicaciones, como la UVA y la UVB, que penetran las células, modifican su expresión genética, modifican y dañan nuestro ADN, aceleran el acortamiento del telómero, de esos capuchones que van cubriendo las células y su replicación.
“Claro que nuestro organismo está hecho para subsistir en cualquier ambiente. Pero cuando los cambios son tan drásticos, como los que estamos viviendo, la adaptación va a ser más larga y generará repercusiones severas. Solemos escuchar, por ejemplo, ¿cómo es posible que esta persona tenga cáncer? Hay factores genéticos y medioambientales involucrados. Habrá personas que al mínimo cambio de temperatura tienen hoy mayor riesgo de desarrollar patologías”, añadió.
En la Ciudad de México, además, se está enfrentando situaciones de contingencias ambientales que también aceleran el envejecimiento y deterioro. “Estamos respirando millones de partículas que causan enfermedades respiratorias, eleva el riesgo de tener afecciones cardiovasculares, que propicia el envejecimiento prematuro. Estamos introduciendo, solo por respirar, heces fecales a nuestro organismo”.
“Es como si estuviéramos en un gran excusado, como si estuviéramos en una olla llena de contaminantes por todos lados y nuestro cuerpo está aquí está queriendo subsistir”, añadió.
La especialista recomendó, ante esta situación, aplicar medidas no negociables como la constante hidratación e invertir en termos de vidrio o de aluminio inoxidable, porque las botellas de plástico desprenden tóxicos. Asimismo, sugirió agregar limón, sin azúcar, e incluso valerse de electrolitos.
También, recomiendan a las personas que deben de salir a trabajar buscar los lugares más frescos, el uso de protector solar, no solamente en cara, sino también en cuello y todas las zonas que estén expuestas al sol; tomar vitamina C; consumir, por lo menos, cinco verduras y cinco frutas de diferentes colores a diario, que son antioxidantes y son capaces de regenerar nuestro ADN.
Tratar de hacer actividad física, por lo menos 30 minutos de caminata, en horarios adecuados. Se sabe que no se debe hacer ejercicio al aire libre entre las 09:00 de la mañana y 19:00 horas, por las altas concentraciones de toxinas derivadas de la combustión.
Guerra también recomendó los sueros intravenosos vitamínicos y efectuarse una prueba de genética, cuyo costo es cada vez más accesible y contribuye determinar el riesgo de desarrollar enfermedades como diabetes, hipertensión, cáncer, Alzheimer y esclerosis múltiple.
“Contribuye a determinar, por ejemplo, cómo se asimila algún medicamento y cómo se va a distribuir esos medicamentos en tu cuerpo. Y si genéticamente ese medicamento lo puedes o no asimilar el 95 por ciento. Nos ayuda a personalizar los tratamientos con el paciente adecuado.
“Una prueba genómica te va a dar algo que se llama nutrigenómica y que nos determina nuestro perfil de carbohidratos, proteínas, grasas, deficiencias de minerales o de vitaminas. Contesta preguntas como porqué mi amiga come papas y yo verduras, y ella está delgada. También qué tipo de ejercicio tendría que hacer. Hoy esa prueba es muy accesible y es muy útil para prevenir”, indicó.
LP