La inteligencia emocional es la capacidad para reconocer sentimientos y poder regularlos de forma apropiada. Con un autoconocimiento desarrollado, aumentan las posibilidades para comprendernos y expresarnos, lo cual se traduce en una mejor salud mental con nosotros mismos y nuestro entorno.
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Te compartimos cuatro señales para detectar si tienes una inteligencia emocional alta, o cómo desarrollarla, de acuerdo con las recomendaciones de Jose M. Mestre y Kimberly A. Barchard, psicólogos especializados en el tratamiento de las emociones.
Reflexionar sobre tus reacciones
Si tienes una discrepancia en tu familia o entorno laboral, la inteligencia emocional influye en si lo tomas como algo personal o miras el hecho con distancia.
Como podrías molestarte e insultar a tu interlocutor, como puedes reservarlo y convertirlo en rencor. Con una inteligencia emocional desarrollada, considerarías los pros y contras para afrontar el hecho.
Ver las situaciones como un reto
Explorar las emociones negativas y ver las situaciones complicadas como un reto para superar, es signo de tener una inteligencia emocional alta.
Un ejemplo es enterarse que tu puesto de trabajo peligra. Con la incertidumbre laboral, se podría caer en una espiral de desesperanza, atormentándote con preocupaciones que cuestionen tu propia capacidad, hasta caer en una depresión.
Percibir el incremento de ansiedad y dejar de preocuparse, para en su lugar ocuparse de la situación, ayudaría a controlar esta ansiedad y plantear cómo sobreponerse a esta adversidad.
Manejar tus emociones
Las emociones pueden borrar lo mejor de una persona. Cuando esto ocurre en alguien que ha desarrollado su inteligencia emocional, contendría mejor la sensación de dolor o daño.
En el caso de la incertidumbre laboral, el autoconocimiento puede mejorar la concentración y motivación para hacerle frente a la ansiedad.
Si la persona desconoce cuáles son sus fortalezas y debilidades, un elevado nivel de ansiedad complicaría la concentración, ya que los pensamientos no dejarían de abrumarla con preocupaciones sobre cómo perderá su trabajo, y no las posibilidades que surgen.
Ponerte en el lugar del otro
Extender estas habilidades para comprender a los demás, demuestra también una sensibilidad trabajada.
La inteligencia emocional resulta significativa en empleos donde se requiere un contacto constante con la gente. Por ejemplo, la atención al cliente, donde los trabajadores deben manejar sus emociones según las normas de la empresa. Aún cuando los clientes les griten o sean groseros.
Así, entrenar la inteligencia emocional se basa en gestionar y expresar las emociones, una competencia cognitiva que puede mejorarse durante toda la vida.
MJA