En México, sólo el 20 por ciento de aguas residuales son tratadas. El resto se vierte en cuerpos de agua, acción que pone en riesgo la salud de la población y la integridad de los ecosistemas, por su alta concentración de microorganismos patógenos y metales pesados, entre otros contaminantes.
Ante esta problemática, Rocío Pérez y Terrón, académica de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UAP, estudia la factibilidad de usar ciertas bacterias que se alimenten de compuestos químicos tóxicos, como solventes y colorantes, para disminuir la concentración de contaminantes.
Tras recolectar muestras de efluentes provenientes de corredores de los parques industriales Puebla 2000, La Resurrección y Finsa, se aislaron 76 cepas diferentes, las cuales se sometieron a condiciones de crecimiento y añadieron tres tipos de colorantes y solventes. De esas cepas, se observó que 26 crecieron hasta en 30 por ciento del compuesto; el resto toleró hasta 50 por ciento del contaminante. De esas 50 cepas, se encontraron 12 especies, de las cuales Pseudomonas aeruginosa fue la más abundante, con 30 por ciento.
Con ello, se comprobó que “estas bacterias pudieron crecer en medios contaminantes y utilizaron los colorantes (rojo congo, cristal violeta y azul de metileno) y solventes (dicloroetanol, benceno y tolueno) como su medio de alimentación”, especificó Pérez y Terrón, doctora en Biotecnología por el Instituto Politécnico Nacional (IPN).
El siguiente paso de esta investigación será analizar los compuestos de desecho de las bacterias, para comprobar que este no sea más tóxico que el compuesto inicial mismo; así como la concentración degradada de los colorantes y solventes, ya que el objetivo es utilizar este patógeno en procesos de biorremediación de aguas contaminadas.
En este proyecto también participa el alumno Salomón Fuentes Cruz; Jesús Muñoz Rojas, Rebeca Martínez Contreras y José Antonio Rivera Tapia, académicos de la UAP; así como la doctora Martha Bibbins Martínez, del IPN.
ARP