En medio de la oscuridad espacial hay un punto azul celeste pálido brillando. La foto tomada a 6 mil millones de kilómetros de distancia por la sonda espacial Voyager 1 retrata a la Tierra, minúscula, suspendida en la inmensidad.
Para quienes estudian aquello que está fuera del planeta, este es un constante recordatorio de la fragilidad humana y de la posibilidad de vida en otros rincones del Universo , como asegura la astrofísica Susana Lizano Soberón, especialista en la historia de las estrellas, enormes esferas de plasma supercaliente ardiendo y brillando desde antes de que la Tierra surgiera.
“Nos da un poco de humildad. Entender el lugar que ocupamos es una lección, somos una gota, un puntito entre miles de miles de millones de planetas y nuestra estrella, el Sol, es una estrella de tamaño mediano, nada espectacular”, plantea en entrevista.
A grandes rasgos, lo que ha aprendido a hacer la doctora Susana Lizano es leer el destino de estos astros. Estudiar las estrellas equivale a ver su pasado y su futuro. La luz que llega del sol viene con ocho minutos de retraso. La misma regla se aplica al ver las estrellas en el telescopio: se observa su pasado pues, dependiendo de la distancia entre la galaxia en la que se ubica y la Tierra, su luz puede tardar millones de años en llegar.
“Puede ser que para cuando nosotros lo veamos, la estrella ya explotó. Ahora, ¿cómo sabemos eso? Se desarrolló una teoría desde el siglo pasado que se llama “Estructura y evolución de las estrellas”: usando la ley de la física se explica cómo las estrellas se verán en distintas etapas de su vida”.
Así, aunque todas mueren, no todas lo hacen de la misma forma y todo depende de su masa. “Por ejemplo, el Sol, que está a la mitad de su vida, tiene una edad de cerca de 4 mil 600 millones de años ¿Qué va a pasar después? La estrella va a consumir el material que tiene en el centro y cuando eso deje de producir energía, cuando se acabe el combustible llegará a otra etapa en la que el núcleo se va a contraer”, explica.
Al no ser una estrella supermasiva, su muerte y posterior remanente dará el surgimiento a una enana blanca. Sin embargo, en el universo los desenlaces son variados: algunas estrellas son tan grandes que durante su agonía comienzan a fusionar elementos cada vez más pesados hasta llegar al hierro.
“Una vez que uno tiene ese núcleo tan pesado, cuando ocurre la fusión absorbe energía. Entonces ocurre una catástrofe. Eso hace que se colapse la estrella, que nada la detenga contra su propia gravedad, y es ahí cuando aparecen las supernovas”.
En otros casos, las estrellas darán lugar a una estrella de neutrones o, en su defecto, a un agujero negro.
El nacimiento de las estrellas y la vida fuera del planeta
Estudiar las estrellas también puede ayudar a entender la vida dentro y fuera del planeta, pues ocurrieron una serie de coincidencias, “algunas bastante improbables”, para llegar hasta aquí, como asegura la doctora honoris causa UNAM 2025, quien además ha hecho contribuciones fundamentales al entendimiento del nacimiento estelar.
“Uno aprende que somos una parte de un universo que tiene fenómenos maravillosos y lo podemos estudiar y lo podemos tratar de comprender y en ese proceso, aparte de disfrutarlo mucho, conocemos sobre el origen de los seres humanos”.
Puede que algunos de los secretos de la vida estén en el propio nacimiento de las estrellas, una etapa de intensa actividad en la que el “embrión” estelar, también conocido como protoestrella, expulsa vientos poderosos.
Alrededor de ella se crea una estructura similar a la forma de un disco gigante compuesto de gas y polvo conocido como disco protoplanetario. Esta es la fábrica en donde se ensamblan los futuros planetas.
“Sabemos que todas las estrellas formaron sistemas planetarios. No iguales al nuestro, pero formaron sistemas planetarios a su alrededor. Eso quiere decir que cada estrella tiene a su alrededor, por lo menos, un planeta si no es que más. Entonces, la cantidad de planetas es tan grande que la probabilidad de que en algunos de ellos se haya formado vida no es cero”.
Entre los astrónomos tenemos un consenso de que no será en nuestra vida, pero en la vida de los jóvenes se sabrá si hay vida en los planetas que están alrededor de otras estrellas, que se llaman exoplanetas. Ahora se conocen más de 6 mil y algunos de ellos se parecen a la Tierra y están dentro de lo que consideramos la zona habitable”.
Para la también miembro del Colegio Nacional, al pensar en el universo en su conjunto dejan de tener sentido algunas de las preocupaciones cotidianas, pero aclara “Esa regresión de humildad no quiere decir que no seamos nada o que no seamos nada importante. Sí lo somos, pero como un conjunto, no como distintos pedacitos, unos no son unas más importantes que otros”.
LHM