De acuerdo con Marco Antonio Ruíz Ruíz, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Maderera (Canainma) en el Estado de México, en el pico más alto de la pandemia, a mediados del año pasado, la venta de ataúdes de madera subió hasta 150 por ciento, mientras que la solicitud de urnas para las cenizas subió más de 300 por ciento. En estos momentos la demanda para ataúdes oscila entre 70 y 80 por ciento.
“Desafortunadamente el tema del covid-19 está agarrando parejo, pero el tema principal es la economía semanal y que lamentablemente no pudieron pagar el hospital ni los servicios funerarios”.
Incluso, añadió, muchas personas tampoco tuvieron la oportunidad de cremar a sus familiares pese a las exigencias sanitarias por la falta de recursos económicos, pues los servicios también subieron de precio y oscilaron entre 15 mil y 20 mil pesos.
Actualmente el costo de los ataúdes de madera, dijo, es mucho más bajo que uno de metal, y por ende muchas personas los solicitaron más. “Uno de metal de los más económicos costaba mil 500 pesos, mientras que uno de madera, de los más sencillos entre 600 y 700 pesos, aunque evidentemente hay otros mucho más caros”.
Aunque en estos momentos se ha reducido el número de muertes en comparación con diciembre del año pasado, dijo, la venta de ataúdes es un mercado que sigue latente entre 70 y 80 por ciento.
Recordó que San Pedro Tultepec, en Lerma, es una de las comunidades donde se ha consolidado la producción de muebles o artículos de madera, así como Texcoco y Valle de Chalco, desde donde se distribuyen una gran cantidad de productos al resto del país.
Asimismo, Marco Antonio Ruíz detalló que la madera de los aserraderos formales en la entidad está enfocada principalmente al sector industrial, donde se procesa y por ende adquiere mayor valor.
Durante la pandemia el sector madedero, finalizó, fue declarado como no esencial, y tuvo pérdidas de entre 7 mil y 10 mil millones de pesos y la producción bajó entre 40 o 50 por ciento.
“La actividad se ha ido recuperando poco a poco, ahorita estamos al 70 por ciento de nuestra capacidad, especialmente porque esta enfermedad se llevó a muchos de los titulares de los aserraderos formales”.
MMCF