El doctor Mario Molina, quien falleció este miércoles, será recordado como pionero y uno de los principales investigadores a nivel mundial de la química atmosférica, demostró el adelgazamiento de la capa de ozono lo que le mereció el Premio Nobel de Química en 1995; además de gran promotor mundial de políticas públicas para reducir el cambio climático y mejorar la calidad del aire, y al final de su vida, promotor del uso del cubrebocas durante la pandemia de covid-19 para evitar la transmisión del virus SARS-CoV-2.
El 15 junio, Mario Molina apareció públicamente con la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, para presentar los resultados de uno de sus últimos estudios: "Identificando la transmisión atmosférica como la ruta dominante para la propagación del covid-19", en el que con evidencia científica demuestra que el uso de los cubrebocas en público corresponde a la medida más efectiva para prevenir la transmisión de la enfermedad, por lo que la capital adoptó el uso de esos insumos.
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En videoconferencia, el premio Nobel de Química 1995, José Mario Molina-Pasquel y Henríquez, explicó que partículas que no son perceptibles a la vista -similares a las PM2.5 que se usan para medir la contaminación- llamadas aerosoles nacientes de la atomización humana, principalmente al hablar, representan la ruta para la transmisión de la enfermedad.
“La Organización Mundial de la Salud, algo que estaban equivocados, es que decían que la transmisión del virus del covid-19 nada más se hace por las gotas grandotas, esas sí se ven, cuando tose uno o estornuda uno. Pero lo que no reconocían y apenas lo están reconociendo ahora, es que no solamente son esas gotas gigantescas, sino los aerosoles los que no se ven, los que transmiten el virus”, expresó en aquella ocasión.
Por ello, sostuvo que el uso del cubrebocas contribuye a disminuir los contagios en el transporte público y representa una medida determinante para definir la forma de propagación de la pandemia entre la población. Además, en el estudio se informó que esta medida redujo significativamente el número de infecciones por más de 78 mil casos en Italia -entre el 6 de abril y el 9 de mayo- y por más de 66 mil casos en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos -entre el 17 de abril y el 9 de mayo-.
En diversas ocasiones, Mario Molina declaró que el cambio climático a nivel global es el problema más serio que enfrenta la humanidad, por lo que se convirtió en impulsor de energías renovales como la solar y eólica, incluyendo la energía nuclear.
Apenas en mayo pasado, reveló que presentó a la Secretaría de Energía un plan para duplicar en los próximos dos años, la generación de la planta nuclear de Laguna Verde en Veracruz, pues no puede haber retroceso y México debe cumplir con los Acuerdos de París y reducir sus emisiones contaminantes para limitar el aumento de la temperatura por debajo de los 2 grados.
“Estamos trabajando con la Secretaria de Energía y una manera fácil de incrementar es nada mas construir una segunda planta nuclear para duplicar a corto plazo lo que tenemos ya en Laguna Verde, pero a más largo plazo la idea es que represente una proporción mayor de la generación de electricidad total y que eso sustituya en última instancia todo lo que tenemos en generación de electricidad a través de combustibles fósiles”, dijo en su momento.
En 1974, Mario Molina fuer coautor –junto con F.S. Rowland– del artículo original prediciendo el adelgazamiento de la capa de ozono como consecuencia de la emisión de ciertos gases industriales, los clorofluorocarburos (CFC), que les mereció el Premio Nobel de Química. Sus investigaciones y publicaciones sobre el tema condujeron al Protocolo de Montreal de las Naciones Unidas, el primer tratado internacional que ha enfrentado con efectividad un problema ambiental de escala global y de origen antropogénico.
El profesor Molina y su grupo de investigación publicaron una serie de artículos entre 1976 y 1986 que identificaron las propiedades químicas de compuestos que juegan un papel esencial en la descomposición del ozono de la estratosfera. Subsecuentemente demostraron en el laboratorio la existencia de una nueva clase de reacciones químicas que ocurren en la superficie de partículas de hielo incluyendo aquellas que están presentes en la atmósfera.
También propusieron y demostraron en el laboratorio una nueva secuencia de reacciones catalíticas que explican la mayor parte de la destrucción del ozono en la estratosfera polar.
FS