En la prepa se interesó por la arquitectura y el diseño gráfico, pero cuando estudió física y comenzó a soldar circuitos descubrió que su pasión era la tecnología. Desde pequeña ayudaba a su papá a arreglar el estéreo o la televisión.
Hija de un contador y una abogada, Daniela Ortiz Monasterio comenzó su carrera como becaria en firmware (programación intermediaria entre el software y hardware, el cual hace que la mayoría de dispositivos electrónicos funcionen) y es la primera ingeniera en sistemas digitales y robótica de su familia.
De apariencia seria, se define como una mujer decidida, que lento pero seguro logra sus objetivos. La joven talento de 24 años sueña con ser representante de México en el área de inteligencia artificial a escala mundial.
Trabaja en Honeywell, una empresa de tecnología que crea soluciones para conectar el mundo físico con el digital, en el que a través de su centro de innovación desarrolló un algoritmo de procesamiento de imágenes e inteligencia artificial para optimizar la extracción de cobre y la programación firmware de un controlador de aire acondicionado para edificios inteligentes.
En su tiempo libre juega ping pong, es aficionada al futbol y le gusta tocar la guitarra y el ukelele.
¿Cuál es tu siguiente reto profesional?
Ser alguien representativo en México en el área de machine learning (aprendizaje automático) e inteligencia artificial. Especializarme y que la gente pueda consultarme como un referente en el país y el mundo.
¿Qué es machine learning e inteligencia artificial?
Enseñarle a la computadora cómo predecir y procesar datos automáticamente. Entrenas a una computadora, le das imágenes, le enseñas y la entrenas con un millón de ellas, pero tú lo haces. Inteligencia artificial va más allá, es más cognitivo, va enfocado a que las computadoras aprendan solas.
¿Hay algún personaje que te cause inspiración?
La primera programadora informática de la historia, Ada Lovelace, una mujer adelantada a su tiempo.
¿Cuál fue el momento más feliz de tu vida?
De niña viví cinco años en Ecuador y uno en Costa Rica, también estudié en España seis meses; pero fue en Ecuador la mejor etapa de mi infancia porque mi familia estaba muy unida.
¿Cómo te defines?
Soy muy necia y terca, soy de la idea de intentar todo y lograrlo, jamás tirar la toalla. Parezco muy seria por mi apariencia, pero cuando me conocen se dan cuenta de que no lo soy. Decidida, siempre concentrada y enfocada a mi trabajo. Me fijo muchas metas a corto plazo porque es menos complicado cumplirlas, poco a poco pero a paso firme.
¿Qué cambiarías de ti?
Me cuesta pedir ayuda, yo quiero solucionarlo y me tardo en pedir ayuda, aunque finalmente lo hago porque siempre vas a necesitar una mano.
¿Tienes gustos culposos?
No escucho reguetón, pero en las fiestas sí bailo el ritmo.
¿Qué música escuchas?
Alternativa indie.
¿Cuál es tu libro favorito?
La Trilogía Millennium, de Stieg Larsson, una serie de novelas criminales suecas. Trata de una joven hacker que ha sufrido varios problemas en su infancia y ahora se encarga de resolver asuntos policiales, de misterio. Me gustan mucho los thrillers y la novela negra.
¿Cuáles son tus pasatiempos?
Toco la guitarra, el bajo, el ukulele, practico futbol y tenis. Además, en mi rato libre juego ping pong en la oficina.
Si pudieras revivir a alguien para platicar, ¿quién sería?
Podría contestarte que algún personaje representante de mi medio, pero en definitivo desearía revivir a mi abuela, desafortunadamente no vivió para verme triunfar.
Empoderamiento femenino…
Vamos por buen camino, pero hace falta mucho más. Muchas empresas han empezado a ver que las mujeres pueden hacer lo mismo o más que los hombres. Hay mucho talento mexicano, podemos compararnos con China, India o Estados Unidos, poco a poco se está invirtiendo.
Fuga de cerebros…
Hay mucha gente que piensa que en México no hay oportunidades, pero ya hay más desarrollo. La fuga de cerebros es cosa del pasado; hay gente que estudia en el extranjero y allá se queda, pero no es solo por las oportunidades laborales, sino por la calidad de vida. Las cuestiones de inseguridad y conflictos políticos te hacen meditar: si tengo la capacidad de trabajar aquí o en cualquier parte del mundo, voy a estar donde sea seguro. Tengo la oportunidad de irme, pero creo que si soy una más de las que se van, no tendré la oportunidad de generar el cambio.
¿Cuál es el mensaje a los jóvenes que buscan una oportunidad en este sector?
Hay quien piensa que los millennials somos flojos, no es así. Es muy bueno tener talento, pero si no te esfuerzas no servirá de nada. Si algo te gusta y quieres sobresalir, esfuérzate. El talento por sí solo no sirve, hay que explotarlo, no se rindan.