A pesar de que Marco Antonio Zaragoza lleva apenas cuatro años compitiendo en ultramaratones, ya es poseedor de récords nacionales en distintas distancias, y antes de conocer esa disciplina, el doctor en Ciencias Bioquímicas se consideraba un ratón de laboratorio, ya que solo se dedicaba a su carrera profesional.
El egresado y académico de la Universidad Nacional Autónoma México encontró en el running la manera ideal de dejar de lado el sedentarismo y combatir el sobrepeso que las horas de estudio le habían producido y, después de fijarse el reto de disputar medios maratones y maratones, sintió que su cuerpo le exigía eventos de mayor resistencia, y el ultramaratón fue el siguiente paso.
¿Por qué elegiste el ultramaratón como forma de activación?
Subí de peso, por lo que empecé a correr al lado de un amigo solo para bajar esos kilitos y mantenerme saludable. En esa época estaba a la mitad de mi doctorado y el estrés se reflejó en obesidad.
La verdad es que por vanidad y salud comencé a correr y me gustó mucho. Yo no elegí la disciplina, más bien el ultramaratón me eligió a mí; cuando empecé a correr vi que era resistente, y cuando corría un maratón o medio maratón, sentía que algo me faltaba, como cuando te falta el postre en la comida. Así descubrí los ultramaratones, me enteré que había carreras de 50 y 100 kilómetros, y la primera vez que corrí 100 me sentí satisfecho.
Claro que acabé mal y en tres días no pude ni caminar, pero algo en mí ya se sentía satisfecho. Después comencé a buscar más ese tipo de competencias al grado que ya pensaba en los medios maratones y maratones solo como entrenamiento.
¿Qué hacías antes de practicar este deporte?
Era un ratón de laboratorio, mi mundo giraba en la academia. Antes de los 30 no practicaba nada de deporte, lo más que hacía era la cascarita de vez en cuando y nunca pertenecí a un equipo de futbol.
Mis amigos me decían que mi mundo era la academia, por eso estudié la maestría y el doctorado. Cuando empecé a correr los ultramaratones estaba en el doctorado, de hecho entrenar y las competencias eran un hobbie, porque mi mayor ocupación era sacar adelante mi proyecto de investigación, recientemente me titulé de doctor en Ciencias y ahora estoy dando clases en la facultad de la UNAM.
¿Qué metas profesionales tienes?
Me gustaría tener una plaza de profesor de tiempo completo, pero antes quisiera completar mi formación, al menos con otro posdoctorado. La verdad es que la competencia ahora ya aumenta en todos los ámbitos, entonces los investigadores me dicen que al menos se necesitan tener dos posdoctorados para empezar a pelear por un puesto de investigador.
Buscaré algo en las que pueda compaginar mis dos pasiones. Solicité una estancia posdoctoral en la UAM Iztapalapa, estoy a la espera de la aprobación. Si lo aceptan, estaré en la investigación un rato y luego, me imagino, pelearé por un puesto de investigador en algún instituto. En Ciudad de México entiendo que hay mucha competencia, pero no me limito a salir a provincia, lo mío es la academia.
De aprobarse tu solicitud, ¿podrás continuar en el ultramaratón?
Muchos me preguntan cómo es que pude hacer mi carrera profesional y correr un ultramaratón, y la verdad es que el deporte lo descubrí a la mitad de mi doctorado, entonces ya llevaba gran parte de mi proyecto y mi vida académica hecha, entonces descubrí que me gustaba correr y era bueno.
¿Te gusta competir en una disciplina que no es muy conocida y apoyada en México?
Uno de los grandes problemas es que en México no hay cultura de ultradistancia, muy poca gente conoce este tipo de carreras y se asusta con distancias de 100 kilómetros, pero son competencias que se pueden hacer sin lastimarse, solo es cuestión de prepararse.
En Sudamérica me gusta competir, porque allá sí hay cultura de ese deporte y, la verdad, siempre me reciben muy bien, me dicen que yo soy el referente mexicano del ultramaratón y eso se siente bonito.
¿Qué está leyendo?
Bases del entrenamiento deportivo, de Tsvetan Zhelyazkov.