Terapias de ‘conversión’ sexual: el daño a una mujer

Especiales MILENIO / Reportaje

Exodus dio de alta a Carmen después de 52 sesiones, pero seguía sintiendo atracción por personas de su mismo sexo. Entonces buscó una alternativa que la ayudara a quererse y a aceptarse, ahí descubrió su bisexualidad.

Carmen asistió al Centro Evangelístico de la colonia Tránsito. (Vanessa Job)
Vanessa Job
Ciudad de México /

“Señor, apresura los pasos del varón para Carmen. Señor, apresura sus pasos…”, se escucha una y otra vez la plegaria de una mujer. Es como una gota de agua que un torturador deja caer incesantemente sobre su víctima hasta abrirle la frente.

Carmen Francisco está de rodillas frente a esa mujer, quien trata de que un inasible “espíritu maligno” salga del cuerpo de la joven, que apenas pesa 55 kilos. Ahí, en el cuerpo endeble, la mujer afirma que se alberga un ente que a los 24 años hizo que Carmen se enamorara de su mejor amiga.

Las rodillas de Carmen se presionan contra la alfombra de la pequeña oficina de muros blancos. Ella ora, ella llora, ella sufre. Ella es parte de una terapia de conversión de las que se imparten en la calle Alfredo Chavero 212, en la colonia Tránsito, CdMx, en el Centro Evangelístico Emmanuel. Sus amigas cristianas la llevaron ahí, a ese centro de tortura espiritual, porque, según le decían, se estaba “jugando su eternidad”.

“Ellos lo llaman ‘liberación’, que es que entras como en trance, que están orando por ti, orando, orando y pidiendo que salga ese espíritu que está dentro de ti. En algún momento tienen manifestaciones de que ya se salió el espíritu y vomitas, gritas o hablas en otras lenguas”, recuerda Carmen, que hoy tiene 31 años y es profesora de primaria para niños sordos. También es entrenadora de futbol.

En dos ocasiones vomitó sobre la alfombra de la pequeña oficina donde se llevaban a cabo las terapias. Se sentía aliviada momentáneamente (quizás inconscientemente sentía eso porque al fin terminaba la sesión) y con júbilo exclamaba: “¡Gloria a Dios, ya salió!”, pero después volvían los sentimientos de culpa por ser lesbiana y por fallarle a su iglesia y a Dios.

Como parte del proceso debía rendir cuentas cada semana sobre sus pensamientos y sentimientos. Era como si un policía emocional la vigilara a cada paso.

La organización a la que llevaron a Carmen es parte de una estructura a escala mundial llamada Exodus Global, de donde se deriva Exodus Latinoamérica, que inició actividades en 1973, cuando Frank Worthen comenzó un ministerio para homosexuales en Estados Unidos. En México se denomina Cambio de Rumbo y tiene sede en CdMx.

“Después de los dos años que estuve en esta organización me dijeron: ‘Tú ya estás dada de alta, puedes ir y buscar a tu varón y crear tu familia’…”.

Cambio de Rumbo sigue operando y ya organiza un evento lucrativo en la misma sede donde trató exorcizar la homosexualidad de Carmen. La quinta Jornada de Restauración Integral Sexual Caminos de Sanidad y Consuelo tiene un costo de entre 500 y 650 pesos y se realizará del 8 al 10 de noviembre, con la participación de expositores nacionales e internacionales.

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En 2013, Alan Chambers, uno de los presidentes que tuvo la organización Exodus International en Orlando, Florida, escribió una carta y se presentó ante medios de comunicación para ofrecer una disculpa a la comunidad gay.

El líder religioso llegó a Exodus a los 19 años de edad y 15 años después admitió que seguía teniendo atracciones por personas de su mismo sexo a pesar de su matrimonio y fe.

“Lamento el dolor que muchos de ustedes han experimentado. Lamento que algunos de ustedes hayan pasado años trabajando en la vergüenza y la culpa que sintieron cuando sus atracciones no cambiaron. Lamento que hayamos promovido esfuerzos de cambio en la orientación sexual y teorías reparadoras sobre la orientación sexual que estigmatizaron a los padres. Lamento que yo, conociendo a algunos de ustedes tan bien, no haya podido compartir públicamente que las personas gays y lesbianas que conozco eran tan capaces de ser padres increíbles como las personas heterosexuales que conozco”.

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La presidenta de Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación en Ciudad de México (Copred), Jacqueline L’Hoist, es categórica al referirse a las terapias de conversión: “Es violatorio de la construcción del derecho a la personalidad. Lo dicen muy bien los acuerdos internacionales: no se les puede imponer una preferencia ni a un niño ni a una niña”.

Así se señala también en una iniciativa que presentaron el pasado jueves 4 de octubre legisladoras de Morena, Movimiento Ciudadano y Partido Verde, misma que busca prohibir cualquier tipo de terapia para corregir la orientación sexual de las personas, sancionando penalmente a cualquier persona o profesional de la salud que promueva, imparta, aplique, obligue o financie este tipo de práctica.

“En 2015, el grupo de expertos en derechos humanos de la ONU declaró que esas supuestas terapias son carentes de ética, sin bases científicas e ineficaces, además de poder llegar a la tortura”, se lee en la exposición de motivos de la iniciativa que se turnó a las comisiones unidas de Justicia y Estudios Legislativos.

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Exodus dio de alta a Carmen después de 52 sesiones semanales pero, al igual que Chambers, seguía sintiendo atracción por gente de su mismo sexo. Entonces buscó una terapia que la ayudara a quererse y aceptarse. Ahí descubrió su bisexualidad y en el proceso decidió dejar la iglesia.

“Llevaba una doble vida, era como una tortura que no me hacía sentir bien. Ahora en todos los ámbitos de mi vida, en todos, me siento libre y me siento que soy yo: genuinamente soy Carmen”.

Ella está emocionada y hace un llamado a los legisladores para que aprueben la ley: “Que piensen en todas esas personas que sufrimos este tipo de terapias, que piensen en todas esas personas que podrían evitar ese sufrimiento”.

Carmen se va a lo suyo, a dar clases a niños sordos y clases de futbol, sin que ya nadie la arrodille en su vida para despojarla de nada.