Las refinerías de petróleo, los servicios públicos y otras empresas que deben pagar para emitir gases de efecto invernadero en California han ahorrado tantos créditos que les permiten contaminar que pueden poner en peligro la capacidad del estado para alcanzar sus ambiciosos objetivos climáticos, según un informe.
California administra uno de los mercados de carbono más grandes del mundo, conocido como "cap-and-trade", que requiere que las empresas compren, intercambien o reciban "permisos" de contaminación equivalentes a la cantidad que planean emitir. El estado pone a disposición menos derechos de emisión con el tiempo, con el objetivo de estimular a las empresas a contaminar menos a medida que los derechos de emisión se vuelven más escasos y más caros.
Se requiere que el estado reduzca las emisiones un 40% por debajo de los niveles de 1990 para 2030, un objetivo ambicioso, y el estado ha dicho anteriormente que más de un tercio de esas reducciones provendrán de límites máximos y comercio.
El informe llega cuando la Junta de Recursos del Aire de California está preparando una evaluación del progreso del estado hacia sus objetivos climáticos, conocida como "plan de alcance". Es el primer plan de este tipo en cinco años, y el comité instó a la junta a analizar a fondo el papel que deberían desempeñar los límites máximos y el comercio.
mg