Por primera vez en la historia, un grupo de científicos logró documentar el viaje completo de un tiburón ballena –el pez más grande del mar–, desde la Isla Galápagos en Ecuador hasta la Isla del Coco en Costa Rica a través de una “superautopista submarina” que otras especies en riesgo y altamente migratorias en el Pacífico Tropical Oriental también utilizan; por ello, llamaron a los presidentes de ambas naciones a proteger la “MigraVía” Coco-Galápagos, a fin de salvaguardar a esas especies de la pesca industrial.
Los científicos marinos documentaron el viaje de Coco, una hembra adulta de aproximadamente 12 metros de largo, que recorrió 700 kilómetros en tres semanas. A mediados de agosto, Coco fue etiquetada mientras navegaba al norte del archipiélago ecuatoriano, y el 5 de septiembre se informó de su presencia en las aguas del parque. Los trabajos estuvieron a cargo de un equipo de investigadores del Proyecto Tiburón Ballena de Galápagos y de la organización Turtle Island Restoration Network, miembro de la red MigraMar.
“Esta es una noticia emocionante. Hemos visto a estos tiburones moverse en esa dirección general antes, pero esta es la primera vez que uno ingresa al área protegida alrededor de la isla. Ella se une a una lista creciente de animales marcados que se mueven entre las reservas marinas”, dijo Alex Hearn, científico principal del Proyecto Tiburón Ballena de Galápagos.
MigraMar –una red de grupos que realizan investigaciones científicas para comprender mejor y salvaguardar las especies migratorias marinas en el Pacífico tropical oriental– reveló que especies marinas en peligro de extinción y amenazadas como tiburones ballena, tortugas marinas verdes, tiburones sedosos y tiburones martillo festoneados utilizan una carretera submarina, llamada MigraVía Cocos-Galápagos.
A través de esta MigraVía, dichas especies se mueven entre el Parque Nacional Isla del Coco y la Reserva Marina de Galápagos, los cuales son sitios Patrimonio Mundial de la Unesco, pero cuando estas especies abandonan las áreas protegidas, ingresan al mar abierto donde corren un grave riesgo para la pesca industrial, alertaron.
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“Esto ejemplifica la necesidad de un nuevo tipo de área marina protegida para especies altamente migratorias como tiburones y tortugas marinas”, dijo Todd Steiner, director ejecutivo de Turtle Island Restoration Network, una organización mundial sin fines de lucro de conservación de los océanos que forma parte de MigraMar.
“La MigraVía Cocos-Galápagos es una de las superautopistas submarinas mejor documentadas que se sabe que es utilizada por tres especies de tiburones en peligro de extinción y dos especies de tortugas marinas, y esperamos que los presidentes de Costa Rica y Ecuador tomen medidas inmediatas para proteger esta región y crear un plano para los caminos de natación que se copia en todo el mundo", añadió.
El Parque Nacional Isla del Coco y la Reserva Marina de Galápagos no solo comparten un porcentaje importante de especies y características ecológicas, sino que también enfrentan amenazas similares. Ambas áreas marinas protegidas tienen regulaciones que controlan cómo las personas y el comercio pueden interactuar con las islas. A pesar de estas restricciones, los conservacionistas enfrentan varios desafíos para proteger a las especies que los habitan.
Una justificación biológica para la creación de la MigraVía publicada recientemente por MigraMar afirma que aproximadamente el 19 por ciento de las rayas, el 34 por ciento de los tiburones, el 17 por ciento de los mamíferos marinos y el 27 por ciento de las aves marinas que se encuentran en estas áreas protegidas están amenazadas o en peligro de extinción.
También destacan que Cocos y Galápagos comparten un porcentaje importante de especies endémicas e insulares, así como de fauna pelágica y bentónica; ambos sitios están interconectados por la cordillera del monte submarino Cocos que concentra una importante actividad migratoria marina.
bgpa