El robot explorador de Marte Curiosity, de la NASA, halló nuevas evidencias de moléculas orgánicas “resistentes” en rocas sedimentarias de 3 mil millones de años cerca de la superficie, un hallazgo que puede indicar que allí hubo vida, así como variaciones estacionales en los niveles de metano en la atmósfera del planeta rojo.
Cabe destacar que en el descubrimiento y análisis de las muestras participa el mexicano Rafael Navarro González, Investigador del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, quien también ha sido parte del proyecto Curiosity desde antes de su lanzamiento en 2012 y quien con el nuevo hallazgo en el planeta rojo participará en los artículos científicos que difundió la NASA en Science.
Las moléculas orgánicas contienen carbono e hidrógeno, pueden incluir oxígeno, nitrógeno y otros elementos, las cuales pudieron ser creadas por procesos no biológicos, y no son de manera necesaria indicadores de la vida, detalló la NASA.
HIPÓTESIS DEL ORIGEN
“Este es un descubrimiento muy emocionante, pero no podemos confirmar aún el origen de estas moléculas. Puede ser una prueba de vida que existió en Marte, pero también pueden pertenecer a un meteorito u otras fuentes”, dijo Paul Mahaffy, director de la división de Exploración del Sistema Solar de la NASA, en el canal de la agencia espacial.
A pesar de que aún no está claro el motivo de la creación de estas moléculas, la NASA destacó que este tipo de partículas puede haber sido la fuente de alimento de una hipotética vida microbiana en el planeta rojo.
“Sabemos que en la Tierra los microorganismos comen todo tipo de productos orgánicos. Es una fuente de alimento valiosa para ellos “, señaló Jennifer Eigenbrode, del Centro Espacial Goddard de la NASA en Maryland, EU.
Así, este descubrimiento “no certifica que hubo vida” en ese planeta, según Eigenbrode, pero sí demuestra que los organismos pudieron haber sobrevivido gracias a la existencia de esas moléculas.
La científica explicó que a pesar de que la superficie de Marte es “inhóspita” hoy en día, los indicios apuntan a que en el pasado el clima marciano permitió agua líquida. De este modo, los datos recopilados por Curiosity revelan que hace millones de años un lago de agua dentro del cráter Gale contenía todos los ingredientes necesarios para la vida.
La exploración del Curiosity, que ya descubrió en 2013 los primeros indicios de agua en el planeta Marte, también determinó que la concentración de metano en la atmósfera cambia con las estaciones.
LOS ARTÍCULOS
En una conferencia simultánea a la que realizó la NASA en EU para dar conocer estos resultados, Navarro señaló que ambos hallazgos científicos se publicaron ayer en la revista Science, en dos artículos de los cuales es coautor.
Detalló que el segundo artículo describe que los niveles mínimos de metano en la atmósfera de Marte muestran un patrón estacional fuerte y perceptible que es consistente con emisiones localizadas en la superficie que ocurre en todo el planeta. La variación fue detectada por el conjunto de instrumentos de análisis de muestras de Curiosity en el planeta rojo.
BUSCAN REDUCIR MUERTES POR HURACANES DESDE EL ESPACIO
Reducir las muertes a escala mundial por ciclones tropicales hasta en 50 por ciento, es el objetivo del nuevo proyecto que se desarrolla a bordo del Laboratorio Nacional en la Estación Espacial Internacional (EEI).
Se trata del proyecto CyMISS, liderado por el profesor emérito del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por su sigla en inglés) Paul Joss. Su propósito es obtener información útil para disminuir, hasta en 30 por ciento los daños en infraestructura.
Recopilar datos de ciclones tropicales desde la perspectiva del Laboratorio Nacional EEI, para dar mediciones y predicciones de tormentas con mayor precisión, será la forma en que se realizará el experimento, detalló la página de Internet del Centro para el Avance de la Ciencia en el Espacio.
Paul Joss explicó que para medir con exactitud la intensidad de un ciclón tropical se requieren dos datos: las altitudes y las temperaturas de las nubes superiores sobre la pared del ojo de la tormenta, el cual contiene vientos y lluvias torrenciales.
La vista de este tipo de fenómenos desde una órbita terrestre, permitirá al equipo medir con precisión las propiedades en la cima de la nube.