La humanidad cuenta con la primera imagen del agujero negro situado en el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, gracias al trabajo de más de 300 científicos, y la participación de 80 institutos, entre ellos la UNAM y el Conacyt, quienes desde hace cinco años comenzaron la reproducción y análisis de 10 mil imágenes, mediante la teoría de la Relatividad, presentada por Albert Einstein en 1905.
Se trata de Sagitario A estrella (Sgr A*), una masa espacial con un anillo brillante y una región oscura llamada “alfombra del hoyo negro”, que se encuentra a 27 mil años luz del planeta Tierra. La doctora Gisela Ortiz León, investigadora del Instituto de Radio Astronomía y Astrofísica de la UNAM, explicó que el diámetro de este anillo depende exclusivamente de la masa del hoyo negro, esto quiere decir que mientras más masivo, mayor es el diámetro y la sombra.
Mediante algoritmos matemáticos y el uso de fotografías de una red mundial de ocho radiotelescopios -uno de ellos ubicado en Sierra Negra, Puebla- los astrónomos llegaron a la primera imagen que proporciona evidencias contundentes de la existencia y funcionalidad de la gravedad y de los agujeros, que se piensa, existen en el centro de la mayoría de las galaxias.
El proyecto del Telescopio Horizonte de Eventos (EHT), analizó a Sgr A* en dos fases: la observación y la teórica. En la primera se capturaron imágenes, de forma similar a como una cámara fotográfica tradicional haría una imagen con un tiempo de exposición largo, para poder tener una toma “confiable”, de tal forma que se aprovechó el movimiento de la Tierra, para tomar “pedazo por pedazo” y obtener la apariencia real del agujero.
Con la información recopilada en un disco duro para procesarla en una súper computadora, las imágenes se clasificaron en cuatro categorías, para analizar la forma y luminosidad del agujero. El 40 por ciento de las fotografías reveló la presencia de tres picos luminosos; el 37 por ciento mostraba dos nubes y un punto brillante; el 20 por ciento de ellas mostraba una rosca más uniforme; y apenas el 3 por ciento resaltaba dos puntos luminosos.
Se hicieron 1.8 millones de simulaciones de imágenes, para obtener las características del plasma. Por lo que el tiempo jugaba un papel estratégico para calcular las emisiones de la radiación con frecuencias, minuto a minuto, del gas y su rotación de la masa, que permitió definir que es mil veces menos masivo que el agujero M87, presentado en 2017.
“Al final, en el cielo, lo podemos ver de un mismo tamaño pero la dinámica es variable; las propiedades de la imagen cambian a cada minuto. Es un gran reto tanto para los físicos teóricos como los observacionales, poder tener esta imagen”, dijo en entrevista con MILENIO, el investigador en Astrofísica Relativista, doctor Alejandro Cruz Osorio.
Para el hallazgo, investigadores del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (Inaoe) utilizaron el Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano (GTM) ubicado en México, de plato único y movible, con 50 metros de diámetro, diseñado para observar el espectro electromagnético en longitudes de onda de 0.8 a 4 milímetros, que lo convierten en el radiotelescopio más grande del mundo en su tipo.
“La ciencia internacional ha trabajado por años, para estudiar y entender los agujeros negros desde que Einstein público su teoría. Cuando uno se acerca al Horizonte de Eventos, la física cambia por completo, la física se rompe y no es válida dentro de este agujero. Es fundamental para la ciencia poder confirmar la existencia de estos agujeros y hoy dimos un gran paso”, concluyó el doctor Cruz Osorio.
ledz