Bridget Chiovari estaba de excursión con sus amigos y sus hijos, estaba cansada, pero no pensó en tener que detenerse a tomar un descanso después de la larga caminata que recorría. Después de tanto caminar, la mujer de 30 años sacó a su hija Liliana de 18 meses de su cangurera para darse un respiro y sintió una sensación de estallido en la cabeza.
De acuerdo con New York Post, Bridget, que también tenía 24 semanas de embarazo de su segundo hijo en ese momento, sintió un intenso mareo y un terrible dolor de cabeza, pero decidió caminar a casa con la esperanza de que la extraña sensación desapareciera.
Pero esa noche su dolor de cabeza siguió empeorando y le dijo a su esposo Chris, de 33 años, que la llevara al hospital. Ahí les explicó a los médicos que sintió un chasquido y luego experimentó un terrible dolor de cabeza.
“Incluso dije: 'Nunca antes había tenido un aneurisma cerebral, pero imagino que así es como debe sentirse'”, dijo la mujer.
“Me conectaron a una bolsa intravenosa, me dieron un poco de Tylenol, me dijeron que era deshidratación y luego me enviaron a casa para 'dormirme'.
"A los 12 minutos de salir del hospital, había perdido mi capacidad para formar palabras".
La familia regresó al hospital una vez más, donde su esposo exigió que le hicieran una tomografía computarizada.
El escaneo reveló que Bridget en realidad tenía una malformación arteriovenosa, una maraña de vasos sanguíneos anormales que se habían enredado tanto que uno se había reventado, causando un derrame cerebral masivo.
Ella había nacido con la afección y no tenía idea de que había estado ahí hasta que apareció.
“Me colocaron un drenaje intraventricular en el cráneo. Esto permite que el exceso de sangre y líquidos salga de su cuerpo mientras esperan que baje la inflamación del cerebro. Esta es la parte que me salvó la vida".
Bridget dijo que no sabía que lo que le había sucedido había sido un derrame cerebral, hasta que se unió a un grupo de Facebook de personas que habían sufrido su condición.
bgpa