Elcerebro cambia por el tiempo, los procesos de la vida y la edad. Se encoge y reestructura de forma silenciosa, más no inevitable, dos expertos que lo estudian de cerca plantean la forma en que se puede aprovechar su plasticidad, una capacidad única que responde al medio.
“Es la capacidad que tiene nuestro sistema nervioso de modificar su estructura, su función en función de la experiencia. Es algo muy importante porque al final es lo que nos ha permitido que el cerebro humano sea como es”, explica Mara Dirssen directora del laboratorio de biología celular y de sistemas del centro de regulación genómica desde la Feria del Libro de Guadalajara 2025.
El órgano, avispero en el que la electricidad cruza a toda velocidad dependiendo de las demandas, requiere de las redes neuronales que se forman y se conectan entre sí para cumplir cada una de sus funciones y al parecer, entre más se estimulen, mejor.
Estudios epidemiológicos dan cuenta de como anteriormente parte de los cerebros de algunos taxistas tenían mayor volumen en el hipocampo gracias a la cantidad de caminos y direcciones memorizadas. Su tiempo dentro del oficio definía cuán grande era su hipocampo, lo que no solo se veía reflejado en un mejor sentido de la orientación sino que además, les ayudaba a desarrollar otras habilidades cognitivas.
Lo mismo se observó con los camareros, es decir, la gente que memorizaba tenía mayor resiliencia cognitiva, lo que da cuenta de cómo, entre los procesos que se conjugan en la remodelación del cerebro —como el envejecimiento o el embarazo— existen algunas acciones para orientarlos.
“Lo más importante son los contactos. Cuándo, dónde y con quién los hagas es la forma en que nosotros podemos modular la neuroplasticidad”, agrega la doctora durante su conferencia.
La música, por ejemplo, es un estímulo motor: desde escucharla hasta tocar un instrumento estimula al cerebro. Su huella es tal que se han encontrado diferencias físicas diferentes en los cerebros de guitarristas y bateristas. En contraste, existen otros hábitos que lo reconfiguran para mal. Dormir mal es una de ellas.
“Los patrones de sueño alterados hacen que el cerebro también a la larga acumule estas proteínas, estos residuos que se ven en el Alzheimer”, reitera Salvador Macip, médico español y experto en longevidad.
El entorno juega un papel crucial en la forma en que se estructura la mente, especialmente en edades tempranas. Más allá de correr o comer bien, tanto Macip como Dirssen destacan la importancia que tienen las interacciones sociales en la modelación de un cerebro.
“Termino con una frase de don Santiago Ramón y Cajal, que decía, ‘Todo hombre, si se lo propone, puede ser en cierta medida escultor de su propio cerebro.’ Y también es responsabilidad nuestra el esculpir mejores cerebros en nuestros niños, en nuestros jóvenes”, concluyó Mara.
LHM