¿Qué aroma tiene tu edad? Esto es lo que dice la ciencia

El aroma de las personas cambia a lo largo de la vida, lo que, según diversas investigaciones podría cumplir múltiples funciones en el día a día.

Del olor a bebé a el arom a "viejito", las diferentes etapas de la vida quedan marcadas por diferentes fragancias | Especial
Ciudad de México /

La fragancia del pueblo de tu infancia, el perfume que usaba la abuela, la esencia que brota de las ollas cuando se mezclan las especias: son —según los cálculos de un artículo de la revista Science — parte del billón de aromas que la nariz puede distinguir. Todos, mensajes cifrados que se decodifican en el cerebro, donde la señal química se transforma en impulsos eléctricos cargados de datos para el cerebro, como por ejemplo, la edad de quienes nos rodean. 

Aunque el propio Charles Darwin llegó a menospreciar este sentido, no solo es el único en tener una conexión directa con las áreas donde nacen las emociones y los recuerdos, los estudios muestran que también podría ser clave para la evolución humana debido a la información que proporciona. Un estudio publicado en PLOS One incluso concluyó que puede discriminar la edad basándose únicamente en el olor corporal, esto después de pedir a 41 personas que evaluaran las muestras de olor de tres grupos de edad diferentes: jóvenes (20-30 años), adultos (45-55 años) y adultos mayores (75-95 años).

Te recomendamos
¿A qué huele la Navidad? Así funciona la estrategia de tiendas para que compres durante la temporada

Los participantes no solo aseguraron que el aroma de los adultos mayores era menos intenso y desagradable, en comparación que el resto, sino que además, pudieron distinguir las diferentes edades.

¿A qué huelen los primeros años de vida?

El olor corporal humano cambia a lo largo de la vida. Durante la infancia es principalmente suave debido a diferentes factores del desarrollo, como por ejemplo, una baja actividad de las glándulas sudoríparas.

Aunque existe una cantidad limitada de estudios, se ha encontrado evidencia de que la fragancia de los bebés, especialmente en sus primeros días de vida, activa una respuesta positiva en el cerebro de sus padres.

De acuerdo con una investigación publicada en Frontiers in Psychology, las madres primerizas experimentan un aumento de dopamina similar al que se produce al satisfacer un antojo. Conclusión a la que llegaron luego de comparar la actividad cerebral de 15 mujeres que habían dado a luz por primera vez y la de 15 mujeres sin hijos.

Los autores de la investigación notaron que el tálamo, una zona del cerebro que procesa las sensaciones, mostró una actividad diferente en el primer grupo, lo mismo ocurrió en otras áreas cerebrales relacionadas con la dopamina, recompensa, así como en aquellas vinculadas al placer y la motivación.

Los resultados refuerzan la teoría de que el aroma de los bebés es una especie de “disparador” natural de mecanismos de vinculación emocional, ya que parece ayudar a fortalecer la relación entre padres e hijos.

El aroma a partir de la adolescencia

Apenas en mayo del año pasado, un grupo de investigadores de Psicoterapia y Medicina Psicosomática de la Facultad de Medicina en la Universidad Técnica de Dresde encontró que los padres pueden reconocer a sus hijos por su olor corporal en casi todas las etapas de la vida, exceptuando la pubertad temprana.

Los cambios en la producción de sudor y de sebo en la adolescencia son factores importantes en el cambio de olor a esta edad | Especial

Se cree que el desconocimiento olfativo que se presenta ante los cambios hormonales, mismos que modifican el olor provocando que se pierda la familiaridad.

De acuerdo con un estudio lanzado en marzo de 2024 en la revista Nature, en este periodo encaminado a la maduración sexual, se presentan cambios en la composición química del olor debido a la activación de las glándulas sudoríparas en diferentes partes del cuerpo y el incremento de la producción de sebo.

Este mismo reporte comparó el aroma de bebés y adolescentes y notó que, a pesar de que las muestras compartían una composición similar, en el segundo grupo se hicieron presentes dos esteroides volátiles, mismo que estaban detrás del característico “olor a axila”.

Si bien antes de la pubertad los padres prefieren el olor de sus hijos, esta tendencia disminuye conforme crecen, lo que, según el estudio Body odours as putative chemosignals in the father-child relationship, sugiere que los olores corporales podrían funcionar como señales naturales que ayudan a regular el vínculo familiar y prevenir la endogamia.

El olor de la vejez

Kareishu es la palabra que utilizan en Japón para referirse a ese particular aroma que emana de las personas mayores. Rancio con un toque fuerte y áspero, que de algún modo recuerda a los dientes de ajo y las bolsitas de naftalina.

Más allá de la percepción, una investigación publicada en PLOS One confirma que existe un perfume característico del envejecimiento, mismo que se produce ante la disminución de actividad de las glándulas sudoríparas y sebáceas y el cambio de la composición del sudor y sebo.

Esto, sumado a la pérdida de antioxidantes en las células genera mayor oxidación en la piel, en donde se localizan diferentes tipos de ácidos grasos. El seguimiento del estudio encontró que, la responsable principal del olor es la oxidación del ácido graso monoinsaturado, mismo que se adhiere al cuerpo sin importar el tipo de jabón o número de duchas que se hayan tomado.

A la par, los autores comprobaron que, a pesar de que el aroma es más notorio a los 60 años, este comienza a surgir a partir de los 30 o 40 años. Aunque es parte del proceso natural del envejecimiento, algunos hábitos pueden acelerar el proceso de oxidación lo que a su vez, acentúa el olor, como por ejemplo, fumar o beber alcohol.

Te recomendamos
Cómo el mal sueño acelera el envejecimiento cerebral (y qué hacer al respecto)


¿Por qué olemos?

Darwin llegó a asegurar que el sentido del olfato era de muy poca utilidad para los humanos, “si es que tiene alguna”, remató en su obra El origen del hombre. Desde el médico Paul Broca, hasta el psicoanalista Sigmund Freud, la creencia de que el olfato resultaba inútil imperó por años.  

Sin embargo, recientemente, nuevas investigaciones han comenzado a poner el foco en este sentido, lo que ha ayudado a desmentir diversas creencias.

Por ejemplo, anteriormente los científicos sostenían que nuestra especie podía percibir solo unos 10 mil olores. Convencido de que la nariz tenía una capacidad mayor, un grupo de científicos de la Universidad Rockefeller de Nueva York emprendió una investigación para conocer el potencial olfativo y concluyó que los humanos pueden detectar hasta un billón de olores.

¿Qué utilidad podría tener esta habilidad? Más allá de fungir como uno de los primeros sentidos que alerta sobre un posible peligro, aún no está claro, pero hay diversas sospechas. Los estudios apuntan a que tanto en humanos como en animales no humanos, las señales ocultas del olor corporal ayudan en la selección de pareja, el reconocimiento individual, la detección de parentesco y la diferenciación sexual (por mencionar algunas).

LHM

  • Lizeth Hernández
  • Más que contar, me gusta escuchar historias. Egresada de la FCPyS, UNAM, escribo para interpretar a una ciudad que se devora a sí misma. Actualmente cubro temas de ciencia, salud y en ocasiones, relatos del pasado.

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.