Hace unos días, en el marco del 113 aniversario de Torreón, fue reconocida la comunidad médica que combate el coronavirus covid-19, sin embargo, también hay otros momentos en la historia local de la medicina que merecen ser contados.
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Ya sea por el control de pandemias, la lucha por los derechos sanitarios de los ciudadanos y la denuncia por la contaminación que ejerce la industria, los nombres de distintos profesionales de la salud figuran a lo largo de la historia de este municipio.
Entre los integrantes de esa comunidad está el zacatecano de formación militar, Samuel Silva de León, quien conoció por su labor a la ciudad en 1913 y se asentó en 1916.
Dictadura sanitaria
El doctor cobró relevancia en octubre de 1918 cuando la pandemia por la influenza española azotó el municipio, siendo durante la gestión del alcalde Celso Castro que ocupó la Jefatura del Departamento de Salud Pública y presidió la Comisión encargada de combatir el brote, que en un mes cobró la vida de al menos un millar de personas.
Silva de León fue el responsable de implementar la “dictadura sanitaria”, es decir, las medidas restrictivas que permitieron evitar una propagación mayor del virus, entre ellas el cierre de templos y sitios de entretenimiento.
Para el mes de noviembre la pandemia fue controlada y la ciudad salió adelante al grado de que unas semanas después reanudó el proceso electoral para renovar la presidencia municipal.
Sin embargo, el médico siguió con diversas acciones altruistas y en favor de la comunidad lagunera. Abrió una clínica propia e incursionó en la política al grado de que fungió como alcalde del primero de noviembre de 1921 al 31 de diciembre de 1922. El libro Cien años de presidentes municipales en Torreón, Coahuila, da cuenta de ello.
Samuel Silva también destacó por su aporte cultural a La Perla de La Laguna y fundó la revista de costumbres regionales Luces de La Laguna, además de que era escritor.
El diario La Opinión publicó en sus páginas decenas de sus textos narrativos. Aunque la acción por la que quizá más lo recuerden fue en favor de las personas de la tercera edad, pues a finales de la década de los cuarenta fundó una casa del anciano. Quien pasea por el Bosque Venustiano Carranza en algún momento ha visto el edificio que con letras grandes le rinde un homenaje y más allá de eso opera un espacio con su visión.
Silva de León falleció el 19 de enero de 1959 y en su edición del día siguiente La Opinión le rindió un homenaje en que reflejó que hasta los últimos días de vida atendió en su clínica particular, además de que destacó también que cuando fue recién egresado y radicó en la capital del país le tocó embalsamar el cuerpo de Francisco I. Madero.
Ante el trabajo sexual
Otro de los nombres de la comunidad médica que salta al revisar la historia torreonense es el de Teófilo J. Rodríguez. En 1971 en la edición de navidad, el diario La Opinión contó que el doctor radicó aquí desde 1916 hasta 1932, destacando entre sus legados que prestó servicios profesionales en la Brigada Sanitaria de la División del Norte, fue fundador de la Asociación Médica de La Laguna y de la Revista Médica de La Laguna.
Sin embargo, pocos saben de su visión de salud pública para el municipio que ejerció y que iba orientada al respeto de los derechos sanitarios. Carlos Castañón Cuadros, historiador y director del Archivo Municipal de Torreón, explica que el doctor promovió una política liberal para las personas dedicadas a la prostitución.
“Siempre abogó llevar una perspectiva de salud pública, es decir, su visión como médico no era condenar desde la moral las prácticas sexuales de los torreonenses, sino considerar que el problema no se acaba prohibiendo”.
Durante la década de los años veinte y en la administración de Nazario Ortiz Garza fungió como director del área sanitaria en la ciudad, siendo un momento complejo en que el cuerpo edilicio estaba polarizado por sus medidas que incluían llevar un seguimiento puntal de las personas que ejercían ese trabajo y cuidados necesarios.
“Hubo una discusión muy fuerte en el Cabildo de tal modo que había dos bandos: los que apoyaron una visión liberal y los que pidieron prohibir la prostitución, castigarla y detener a las prostitutas”. Al final las políticas de regulación y de respeto a las prácticas de los torreonenses imperaron.
Operaciones únicas
Los nombres de la comunidad médica que marcaron a La Perla de La Laguna también están relacionados con la incursión que le dieron a la región para ciertas operaciones o procedimientos quirúrgicos que hoy la vuelven un referente en todo el país.
El diario La Opinión dio cuenta que el 20 de enero de 1987 médicos de la Clínica 71 del Seguro Social realizaron el primer trasplante de riñón en la historia de esta zona entre un joven de 22 años y su hermana de 24 años.
Entre los que hicieron posible la operación está el doctor Federico Juárez de la Cruz que con los años fue considerado una leyenda sobre el tema, pues hasta 2015 se retiró y, este diario informó sobre eso, practicó 2 mil 66 trasplantes de diferentes tipos a lo largo de su carrera en el Instituto Mexicano del Seguro Social.
Un compromiso social
La problemática del arsénico en el agua y el plomo en la sangre forman parte de un referente histórico irrenunciable para hablar de la comunidad médica local, sobre todo por una parte que alzó la voz.
El informe “La contaminación por metales pesados en Torreón, Coahuila, México”, realizado por la asociación civil En defensa del Ambiente AC explica los antecedentes de esta situación. Cita que los primeros estudios realizados para determinar qué tan grave era la contaminación del plomo datan de finales de los setenta.
“La Doctora Lilia Albert realizó los primeros estudios sobre el problema del plomo en Torreón en 1978. Desde entonces sus hallazgos y las denuncias que le siguieron cayeron en oídos sordos”.
Con el paso de los años el problema se agudizó por la cercanía de asentamientos humanos a la industria metalúrgica local y fue a finales de la década de los noventa que varios médicos exigieron atención por los riesgos a la salud pública.
Uno de ellos fue el pediatra Manuel Velasco, quien empezó a ordenar análisis de plomo a los pacientes de su consultorio privado y los resultados fueron alarmantes.
Su nombre, junto con el del toxicólogo Gonzalo García Vargas se volvieron un referente en esos años para hablar de la contingencia ambiental.
Transcurrieron los años y las denuncias públicas incluso llamaron la atención del Centro de Control de Enfermedades en Estados Unidos, quien mandó una comitiva para darle seguimiento al caso.
Tras varios años de alzar la voz, la industria metalúrgica optó por acatar recomendaciones y resolver problemas para mantener su operación, además de darle atención médica a las personas que fueron afectadas.
El Dato.Problema del agua
En cuanto al arsénico en el agua, la Universidad Autónoma de Coahuila ha realizado estudios desde los ochenta y señalado que es una problemática derivada de la profundidad con que se extrae el recurso hídrico. Hasta hoy ambientalistas y el propio Gonzalo García señalan que eso se debe a la sobreexplotación de los mantos acuíferos.
RCM