¿Te imaginas un mundo en el que los perritos no fueran nuestros mejores amigos y vivieran separados de nosotros en la naturaleza? Pues por suerte, esto no es así, gracias a que los seres humanos que alimentaron a los lobos con carne magra sobrante durante los duros inviernos podrían haber tenido un papel en la domesticación temprana de los perros.
Este hito pudo tener lugar hacia el final de la última edad de hielo (hace entre 14 mil y 29 mil años), según un nuevo estudio publicado en la revista Scientific Reports.
- Te recomendamos ¿Estaba congelado? Hombre halla cuerpo de un lobo cachorro; se conservó por 57 mil años Fauna
Maria Lahtinen, de la Autoridad Alimentaria de Finlandia, y sus colegas utilizaron cálculos simples de contenido de energía para estimar cuánta energía habrían dejado los humanos de la carne de especies que pudieron haber cazado hace de 14 mil a 29 mil años que también eran especies típicas de presas de lobo, como caballos, alces y ciervos.
Los autores plantearon la hipótesis de que si los lobos y los humanos hubieran cazado a los mismos animales durante los duros inviernos, los humanos habrían matado a los lobos para reducir la competencia en lugar de domesticarlos.
Con la excepción de los mustélidos como las comadrejas, los autores encontraron que todas las especies de presas habrían suministrado más proteínas de las que los humanos podrían consumir, lo que resultaría en un exceso de carne magra que podría servir de alimento a los lobos, reduciendo así la competencia por la presa.
Aunque los seres humanos podrían haber dependido de una dieta basada en animales durante los inviernos cuando los alimentos de origen vegetal eran limitados, probablemente no estaban adaptados a una dieta totalmente basada en proteínas y pudieron haber preferido la carne rica en grasas y grasas frente a la carne magra y rica en proteínas.
Como los lobos pueden sobrevivir con una dieta basada exclusivamente en proteínas durante meses, los humanos pudieron haber alimentado con exceso de carne magra a los lobos domésticos, lo que podría haber permitido la compañía incluso durante los duros meses de invierno.
Así, alimentar a los lobos con exceso de carne pudo haber facilitado la convivencia con los lobos capturados y el uso de estos animales como mascotas y como ayudas de caza y guardias pudo haber facilitado aún más el proceso de domesticación, y eventualmente la domesticación completa del perro.