Pese a que los cocodrilos gozan de mala fama, especialmente en regiones de Tamaulipas —estado en el que en se han reportado múltiples ataques en fechas recientes— lo cierto es que su papel dentro de los ecosistemas es crucial, e incluso, tiene un impacto en la forma en que el territorio mexicano recibe a los ciclones tropicales.
A simple vista, la relación entre estos fenómenos naturales y los saurios se ve reflejada en las calles: de acuerdo con la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) en las últimas semanas, el paso de la tormenta tropical Alberto y el impacto del huracán Beryl en la Península de Yucatán han ocasionado que los cocodrilos sean ‘arrastrados’ a regiones conurbadas, por lo que han incrementado los avistamientos de estos animales caminando plácidamente por las avenidas.
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No obstante, la interacción entre estos reptiles y los grandes ciclones es mucho más compleja.
El papel del cocodrilo
De acuerdo con Armando Rubio, miembro fundador de SOS Cocodrilo, con sus cerca de 80 dientes, gran tamaño y dieta carnívora, el cocodrilo despierta más aversión que simpatía entre la gente.
En muchas ocasiones, si el saurio es hallado cerca de las ciudades, se suele exigir que el animal sea sacrificado, sin embargo, el biólogo advierte que darles muerte, más que una solución, podría implicar un problema.
Tanto el experto como el artículo Importancia del cocodrilo de pantano (2007), coinciden en que el reptil (especialmente el de pantano, Crocodylus moreletii) tiene una función importante en el equilibrio de los ecosistemas entre ellos, el de los humedales.
¿Cómo es que esto se relaciona con los huracanes?, se ha comprobado que los humedales tienen un papel importante para hacer frente a estos y otros fenómenos extremos.
Hay cinco tipo de humedales que ayudan en condiciones adversas, según la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR), se trata de los manglares, ríos y llanuras, deltas interiores, turberas y arrecifes de coral.
De entre esta lista, los manglares, resultan de especial ayuda ante la llegada de un huracán: están formados por arbustos y árboles tolerantes al agua salada del mar, al poseer raíces aéreas y una gran diversidad biológica, actúan como barreras naturales y como filtros de nutrientes y contaminantes. A la par refuerzan el litoral: cada kilómetro de manglar puede reducir la altura de una marea tempestuosa en 50 cm, mitigando el impacto de los ciclones.
De hecho, según un estudio publicado en la revista PNAS, está demostrado que "los amplios cinturones de manglares en América Central tienen el potencial de mitigar la interrupción de la actividad económica generada por los huracanes".
Tamaulipas, Veracruz, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo son estados en los que hay manglares habitados por cocodrilos de pantano, reptiles que, por un lado, mantienen bajo control las poblaciones de diferentes especies de fauna, y por otro, incorporan nutrientes al medio acuático a través de sus heces.
Además, con su cuerpo son capaces de mantener los flujos de agua abierta, ya que, sus hábitos cavadores y sus movimientos habituales permiten la formación de canales y reservorios.
“Los servicios ambientales que prestan los cocodrilos son tremendos y no lo vemos. Gracias a ellos se mantienen los esteros, los esteros nos protegen de los huracanes, es lo que nos falta aprender de ellos”, comentó Armando Rubio en una entrevista con este medio realizada a principios de este 2024.
¿Enemigo?
A principios de julio en los municipios de Ciudad Madero y Tampico se registraron 135 capturas de cocodrilo, mientras que en Altamira se dieron otras 30. Los 165 animales fueron reubicados en zonas seguras, como explicó la titular de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente (SEDUMA), Karina Lizeth Saldívar Lartigue.
Los cocodrilos que se vieron convertidos en ‘citadinos’ tras el paso de dos ciclones en el Golfo de México, han despertado más de una alerta en territorio tamaulipeco, en donde las autoridades han asegurado que hay una ‘sobrepoblación’ de esta especie.
Dado que muchas lagunas están conectadas con drenajes, la comunidad teme la posibilidad de que los cocodrilos encuentren nuevas rutas en busca de alimento. Esto, sumado al desplazamiento de su hábitat natural, podría incrementar la posibilidad de que una persona se tope de frente con los lagartos.
Por ello, el pasado 09 de julio, desde la SEDUMA se anunció la búsqueda de “medidas efectivas para su control, garantizando la seguridad de la comunidad y la conservación de la especie”, aunque las autoridades no especificaron en qué consistirán dichas medidas.
Ya desde 2007, el artículo publicado en Ciencia UAT, la revista de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, advertía que los cocodrilos representan un peligro para la población humana durante el periodo de lluvias en la zona costera del sur del estado de Tamaulipas (y en particular en el sistema de lagunas de Tampico, Ciudad Madero y Altamira), ya que el agua se desborda.
“Es de suma importancia documentar algunas acciones relacionadas con el manejo y aprovechamiento de esta especie que se encuentra protegida por las normas mexicanas”, señalan los autores.
Si bien es cierto que el animal representa un potencial riesgo para la población, el cofundador de SOS Cocodrilo ha explicado que la mayor parte de los ataques de cocodrilo que han sido atendidos por el equipo han sido propiciadas por el humano, ya que por un lado, algunas personas suelen ignorar la señalética que advierte de su presencia y por el otro, los cocodrilos han ido perdiendo su ecosistema.
Al respecto la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés) explica que los conflictos humano-vida silvestre son cada vez más frecuentes, graves y generalizados "debido al crecimiento de la población humana, la expansión agrícola, el desarrollo de infraestructuras, el cambio climático y otros factores de pérdida de hábitat".
LHM