Adrián Silvadoray se convertirá en 2020 en el primer mexicano al que se le realizará un trasplante completo de cara con tejidos de un donador con muerte cerebral en nuestro país. Al hacerlo, se establecerán los protocolos que beneficiarán a alrededor de 80 pacientes por año que han sufrido grandes desfiguramientos faciales, ya sea por quemaduras, accidentes graves o extirpaciones de tumores.
El equipo de Martín Iglesias Morales, ex jefe de cirugía plástica del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, es reconocido a escala mundial por trasplantar, por primera vez, dos extremidades extensas. Su éxito se debió, también, porque logró darles movimiento y sensibilidad.
Y ahora es el turno de Adrián, un paciente que, de acuerdo con lo que relató a MILENIO, sufrió un “accidente por gasolina” cuando tenía seis años: “Una persona estaba jugando con ella cuando pasé por donde estaba, la aventó y me cayó”, provocándole lesiones de tercer grado en el rostro, parte del cuerpo y las manos.
A pesar de las largas temporadas en hospitales, las cirugías no lograron evitar la deformidad en su rostro, sobre todo en los labios, la nariz, los contornos de los ojos... en cada centímetro de la cara.
Adrián, de 43 años, recordó que desde aquel accidente “su vida cambió radicalmente”. Dejó de ser un chico juguetón y sano para someterse a múltiples cirugías, sometido a difíciles y duros tratamientos contra las infecciones.
“La escuela fue difícil, el bullying; comencé a batallar el doble que cualquier persona normal. Terminé la primaria, la secundaria, la preparatoria y una carrera técnica. Me ponían muchos apodos, y aunque aprendes a vivir con todo eso, nunca lo asimilas”, dijo.
“Tuve el apoyo total de mi familia y gracias a ella he estado al pie del cañón. Ellos fueron los que no me permitieron aislarme. Eran los mismos regaños para mis hermanas que para mí, las mismas tareas (en casa); mis papás nunca me vieron con limitantes y mis amigos también contribuyeron a que estuviera al parejo de ellos. Claro, muchas personas trataron de sacar provecho a costa de uno mismo, pero ahora estoy esperanzado en cambiar”, relató.
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Martín Iglesias Morales, cirujano mexicano que ha trabajado en especializarse en esta rama de la medicina recibirá, con el apoyo de organizaciones sociales, alrededor de 5 millones de pesos para efectuar el trasplante de cara de Adrián en un hospital privado: “No es mucho dinero, pero nuestro sistema de salud en estos momentos no puede voltear hacia ese tipo de cirugías”.
Con el apoyo altruista, volverá a estudiar clínicamente a Adrián: tomará medidas sobre los huesos requeridos, de los músculos para darle un aspecto natural para que tengan movimientos y textura de color de su piel. Cada tejido, vena, nervios serán conectados microscópicamente, inclusive reconstruirá ambas orejas y todo lo relacionado a dientes, cavidad bucal, labios.
“En este paciente se requiere toda la cara, incluyendo orejas”; se requiere de “un paciente donador con muerte cerebral. La técnica es compleja, se requiere cirujanos maxilofaciales, angiólogos, otorrinos, cirujanos plásticos y consiste en fijar los huesos, alineándolos minuciosamente, luego los órganos internos, arreglar músculos, nervios y por último la piel. Es una tarea que lleva en promedio de 24 a 48 horas”, explicó.
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México no es el primero en realizar este tipo de trasplante —Francia va a la vanguardia—, pero formará parte de los países con escasos recursos que brindará oportunidad de tener un rostro a gente con deformidad por accidentes o enfermedades.
“Técnicamente, quirúrgicamente e inmunológicamente no hay diferencia (con Francia), es más, podría aventurarme a decir que nuestros pacientes estarán mil veces mejor”, dijo Iglesias Morales.
Además, una vez que México logre la osadía quirúrgica, 80 pacientes por año que han sufrido “grandes desfiguramientos faciales, lesiones por quemaduras, accidentes graves, extirpaciones de tumores podrán beneficiarse con un trasplante de cara”.
No todos, aclaró: “Deben cumplir con ciertos requisitos: estar sanos, psicológicamente estables, con seguridad social y me refiero a que le otorguen los inmunosupresores que empleará de por vida y también que cuente con un núcleo familiar estable, comprometidos a cuidarlos mientras estén en periodo de rehabilitación”.
Lo cierto es que en 2020, si todo avanza como lo planeado, “lograremos este trasplante de cara, colocando a México a la vanguardia en América Latina”.