¿Hay vida en otros planetas? La respuesta a esta pregunta podría encontrarse en la Tierra, de ser así, es probable que se conteste con un sí, aunque no como la presentan las películas de ciencia ficción, ni como se ha llegado a señalar en la Cámara de Diputados con los cuerpos ‘no humanos’.
Y es que, según la NASA, aunque es difícil predecir cómo podría ser una existencia extraterrestre, comprender los límites de la vida en el planeta, tanto en el presente como en el pasado, se vuelve fundamental para determinar cómo y dónde se debe buscar la vida en el espacio exterior.
- Te recomendamos Telescopio James Webb descubre la segunda galaxia más lejana jamás vista Ciencia y Salud
Es por ello que se han comenzado a estudiar extraños seres que podrían dar pistas de cómo sería y habitaría un ente en distintos puntos de los confines del universo.
Se trata de organismos conocidos como extremófilos debido a que son capaces de habitar en ambientes que para los seres humanos resultan inhóspitos, ya sea por concentraciones elevadas de sal, temperaturas variables, condiciones muy ácidas (o básicas) o por la presencia de metales pesados y tóxicos.
“Si encontráramos vida en otros lugares (...) podría ser que se parecieran mucho a los seres vivos que conocemos como extremófilos”, explica la Dra. Patricia Núñez, presidenta de la Sociedad Mexicana de Astrobiología en una entrevista para MILENIO.
Y es que, el estudio de estas criaturas ha revelado numerosas estrategias microbianas para la supervivencia en puntos en los que se podría descartar la vida y que se podrían llegar a asemejar a condiciones de otros planetas e incluso satélites que orbitan alrededor de ellos.
Estos organismos se ubican en los extremos de todo: temperatura, presión, humedad, es decir, viven en paisajes fisicoquímicos extremos. No solo soportan estos ambientes, sino que además se reproducen en ellos.
“Es por eso que estudiarlas nos ha dado mucha información, no solamente de cómo lo hacen sino también de las moléculas que resisten y que ya se están utilizando en la industria”, explica la astrobióloga.
Estos se encuentran repartidos por el mundo: algunos en la Antártida, otros en el piso de los océanos, unos más en lagos superácidos o volcanes, incluso se pueden encontrar en los alimentos (este es el caso de los lactobacilos, bacterias que se encuentra en el Yakult).
Algunos extremófilos son multicelulares (como algas y pepinos de mar), sin embargo, la gran mayoría se conforman por una sola célula (los microbios).
Estos entes reciben su ‘apellido’ según las condiciones a las que se pueden adaptar, por ejemplo, aquellos capaces de soportar cantidades altas de ácidos (como los lactobacilos) son conocidos como acidófilos, aquellos que soportan presiones muy altas, barófilos.
Sin embargo, hay dos tipos que resultan particularmente interesantes: los poliextremófilos y los tardígrados, pues son capaces de desarrollar diferentes mecanismos para adaptarse de tal manera que logran tolerar condiciones muy altas de radiación, frío, calor y presión que serían fatales para la gran mayoría de los seres vivos.
“Por eso se dice que aguantan de todo, tienen una capacidad de criptobiosis, y pueden permanecer así y volver ‘a la vida’ nuevamente. Es decir, bajan todo su metabolismo para poder sobrevivir y una vez que se les agrega agua vuelven a recuperarse”, explica la también investigadora del Laboratorio de Astrobiología de la UNAM.
Es por ello que tanto la experta como el Dr. en Astrofísica, Roberto Vázquez Mesa, consideran que los estudios aquí en la Tierra resultan vitales para explorar el universo.
"Los extremófilos son muy importantes para poder decir si puede o no puede haber vida en otro planeta", asegura el astrofísco.
¿Qué características debe tener un planeta para la vida?
El también investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM en Ensenada es un optimista cuando de buscar vida en otros planetas se trata.
“Yo me creo eso de que las leyes de la física son las mismas en todo el universo, lo vemos cuando hacemos observaciones astronómicas. Hay cosas que entendemos muy bien bajo las leyes físicas que conocemos, y si la química es física, y si la biología es química, yo creo que las leyes de la naturaleza son las mismas en cualquier lugar”, explica el Dr. Roberto Vázquez a MILENIO.
“Se cree que la vida en la Tierra comenzó hace unos 3 mil 800 millones de años, la inmensa mayoría de esa vida ha sido microbiana, entonces, siento yo que si encontramos vida en otros sitios será vida microbiana”.
Sin embargo, para investigar en el espacio exterior se deben tomar en cuenta varias características que hacen posible la vida. De acuerdo con el especialista, son tres los elementos básicos para la formación de vida: agua, una fuente de energía y la composición química adecuada.
Por ejemplo, la Tierra se encuentra en la zona habitable del sistema solar, pues su ubicación respecto al Sol le permite que una atmósfera adecuada para contener agua en su superficie.
“Todas las estrellas, de acuerdo a su temperatura, tienen una zona en donde podría haber agua líquida en la superficie de un planeta, eso es lo que conocemos como ‘zona habitable’. Pero además, el planeta debe tener ciertas condiciones, como lo son la masa y moléculas adecuadas para la atmósfera”, señala el especialista.
Actualmente es muy complicado averiguar que pasa en otros planetas fuera del sistema solar, hasta ahora se han detectado más de 5 mil, pero muy pocos han sido observados, la mayoría han sido localizado con métodos indirectos.
Por ello resulta tan vital el papel del telescopio James Webb, pues con él, algunas de las atmósferas de estos planetas que se tienen bastante bien ubicados, podrán ser estudiadas.
“Se han encontrado atmósferas con CO2, con metano. Todavía no llegamos al punto de decir que hemos encontrado vida, porque es muy complicado, porque tendríamos que analizar bien el espectro, ver cuales de los elementos químicos de la atmósfera han sido producidos”, señala.
El Dr. Roberto confía en que hay vida en otros puntos alejados de la Tierra, sin embargo, aún no se puede asegurar nada desde la ciencia, pues aunque haya un planeta orbitando alrededor de una estrella como el sol y con agua líquida en la superficie, puede que nunca haya tenido suficiente carbono, un ciclo de agua, o algún elemento que le permitiera concebir la vida y que ésta evolucionara.