Porque la lectura nos abre las puertas del conocimiento, hijos de mujeres que trabajan en maquiladoras de Reynosa son motivados para practicar este hábito, recibiendo un incentivo de cien pesos por cada libro que lean.
Mediante un programa permanente de niños lectores a través de la biblioteca Armando Hart, se busca adentrarlos en el mundo de la lectura, una de las piedras angulares para la adquisición de conocimiento.
“Los niños solo deben trabajar en hacer realidad sus sueños y la lectura les ayudará muchísimo para lograrlo, por eso el Sindicato Industrial Autónomo de Maquiladoras de la República Mexicana (Siamarm) tiene un programa permanente de niños lectores”, señaló el dirigente de esa agrupación obrera, Alberto Lara Bazaldúa.
Dijo que con el Programa Niños Hart, los infantes, que son la esperanza del mundo, se están convirtiendo en futuros adultos lectores.
“Para ellos es una oportunidad para ahorrar o para apoyar económicamente a sus familias, pero a la vez se están haciendo grandes consumidores del conocimiento que nos transmiten los libros”.
Fernando, por ejemplo, es un pequeño que se integró al grupo, pues quiere ayudar a su mamá Lourdes, trabajadora de una maquiladora en Reynosa, quien padece una enfermedad degenerativa que en estos momentos la incapacita para laborar.
“Queremos evitar que los niños anden en la calle trabajando, por eso tenemos la biblioteca y un lazo de cooperación con el proyecto Crónicas de La Habana Cuba y el proyecto cultural Martiano con Armando Jara, un programa educativo muy importante para los menores”.
Lara Bazaldúa recalcó que en el sindicato a su cargo, se pagan cien pesos por cada libro que lee un niño, y varios de los menores que tienen integrados en este programa, acudieron en días pasados al Primer Encuentro Infantil “Nuestra Voz Cuenta”, en la Ciudad de México, organizado por la CTM para exponer sus puntos de vista sobre temas de actualidad.
“Acabamos de estar en la Ciudad de México, ellos participaron ante la CTM, la Secretaría del Trabajo, Save The Children y la Organización Interamericana del Trabajo, expusieron sus puntos de vista de una forma muy contundente y fueron la voz de muchos otros niños”, puntualizó.
La biblioteca de los niños lectores del Siamarm lleva el nombre de Armando Hart, en honor a dicho maestro, reformista, abogado y político, que se ocupó de apoyar la educación pues estaba convencido de que "La cultura no lo es todo pero está en todo".
ACG