El 26 de septiembre de cada año se celebra en México el Día Nacional de Donación y Trasplante de Órganos y Tejidos, el objetivo es generar conciencia y reflexionar sobre el valor de la donación.
Mario Alberto Vázquez recibió una segunda oportunidad de vida hace seis años cuando recibió el trasplante de hígado que requería.
“Yo no tomaba, no fumaba, no tomaba medicamentos, de repente empezó a no funcionar bien el hígado, me dio hígado graso y posteriormente cirrosis y por la degradación ya ameritaba un proceso de trasplante de hígado”.
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Cuenta que trataba de seguir su vida normal, pero al estar enfermo del hígado su cuerpo ya no tenía la misma energía.
Para recibir un órgano, aparte de estar en lista de espera, se tiene que cumplir una serie de condicionantes psicológicos, vasculares, cardiovasculares, estar bien de triglicéridos y el azúcar, la vida de Mario Alberto dependía de ello y pasaron dos años para poder conseguirlo.
“Yo elaboraba en una universidad y me avisan el día 31, que es el primer día de clases, a las 10 de la mañana que hay la posibilidad de un órgano, entonces me avisan para que me traslade. Llego a las 3 de la tarde al hospital y de ahí entro a la cirugía a las 9 de la noche”. Por cuestiones del destino, Mario Alberto supo quién fue el donador de órganos.
“Conocí a la familia del donador porque su papá es compañero mío, es ingeniero agrónomo, estuvimos juntos en la rondalla. Me enteré de quién era mi donador hasta 6 meses después; no he tenido más contacto con su mamá y la verdad hemos sentido una empatía en la situación porque a final de cuentas yo llevo una parte de su hijo y creo que la señora es muy valiente por permitir que su hijo diera vida después de la vida, es algo muy valiente porque no cualquier persona lo hace”.
Decidir donar los órganos de un ser querido no es nada fácil, mucho menos cuando se trata de tu hijo. Como le pasó a Sandra Patricia Peña, madre de Andrés Gerardo quien a sus 18 años se convirtió en un donador multiorgánico tras sufrir muerte cerebral hace seis años. “(Andrés) era una persona sana, jugaba fútbol americano".
"De repente nada más empezó a irse de lado e inmediatamente lo llevé al hospital, llegando al hospital llegó todavía caminando bajó y ahí me dicen que tuvo muerte cerebral. Ya fue cuando la doctora me habla y me dice ‘hay la posibilidad de que tu hijo trascienda, que dé más vida, que siga viviendo en otras personas’ y fue cuando tuvimos la determinación que mi hijo hubiera tomado porque era una persona muy noble”.
Fue muy difícil para la familia, pero gracias a ese acto de amor, Andrés logró darle una nueva esperanza de vida a otras personas.
“Tomé la determinación de desconectarlo, pero yo sabía que mi hijo iba a estar en buenas manos, yo creo mucho en Dios y sé que está en un lugar bien y que aparte está dando vida a otras personas… Vale la pena que lo hagan; la verdad es una satisfacción que tu hijo siga dando vida y más vida a más personas”.
Donación en vida
La donación de órganos también puede ser en vida, la mayoría de las donaciones de este tipo son entre familiares o amigos cercanos y la mayoría de los donantes continúan viviendo una vida activa y saludable. Ejemplo de ello son Maribel y Julián, quienes donaron sus riñones.
“Yo doné un riñón, mis hermanos son gemelos, los dos tuvieron malformación, no crecieron sus riñones y tuvieron que ser trasplantados los dos. Yo fui el primero que doné a mi hermano Moisés y ella a mi hermano Abraham pero mi hermano ya falleció”, expresó Julián Rodríguez.
Por su parte Maribel de Rodríguez cuenta que tomó la decisión al ver desesperada a la familia de su esposo.
“Yo le dije a él ‘aquí está mi riñón’. No tuvimos ningún problema desde el principio de los estudios, después del trasplante y después de todo estuvo muy bien, no tuvo ninguna complicación”.
En México hay más de 22 personas esperando un trasplante y una sola persona puede salvar hasta cinco vidas.
SJHN