Dormir mal pone en riesgo la salud y la vida, disminuye la capacidad de respuesta del aparato inmunológico ante un ataque viral, en tanto, en tiempos de pandemia es necesario un buen reposo para que el sistema reaccione adecuadamente para combatir la presencia del virus SARS-CoV-2, la hepatitis o influenza, alertó el doctor Javier Velázquez Moctezuma, profesor distinguido de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
“Actualmente la gente está durmiendo poco, tiene un nivel alto de privación de sueño y su día transcurre con somnolencia, presenta una gran presión para quedarse dormido, pero no resiste y se duerme en el centro de trabajo, el transporte público, en la calle e incluso en su automóvil, lo que acarrea accidentes viales con heridos y fallecidos”, afirmó durante la charla Consecuencias nocivas de dormir mal.
Otras consecuencias de la falta de sueño son el aumento de errores y omisiones debido a que la memoria declina y las respuestas psicomotoras se hacen más lentas, la así como la pérdida de las funciones en el cerebro y la capacidad de relacionarse de manera óptima, explicó.
“Cuando estamos privados de sueño nuestra capacidad de respuesta está significativamente disminuida, lo que puede facilitar la presencia de hongos, parásitos, virus y bacterias, por tanto, no hay que descuidar nuestro descanso y recordar en todo momento que los seres humanos estamos hechos para estar despiertos y dormir.
“Si eliminamos la etapa del sueño las consecuencias van a ser muy graves, hay que dormir el tiempo adecuado para funcionar bien y estar contentos con nosotros, nuestro grupo de trabajo y familia, pues en caso contrario si esto se prolonga, en el tiempo vamos a presentar otras enfermedades que ponen en riesgo nuestra salud y nuestra vida”, ponderó el investigador del Departamento de Biología de la Reproducción de la Unidad Iztapalapa.
La privación de sueño crónico también puede aumentar el riesgo de trombosis debido a problemas con los vasos sanguíneos; producir infartos, alterar la presión arterial, las hormonas del sistema endócrino que regulan el hambre y la saciedad que puede provocar sobrepeso y obesidad, con el consecuente riesgo de diabetes o de síndrome metabólico.
Además, amplifica el riesgo de enfermedades mentales como depresión y ansiedad, que deterioran la calidad de vida de quien las padece y facilita la aparición de demencia tipo Alzheimer, así como la posibilidad de desarrollo de cáncer, particularmente de mama, próstata y colon, puesto que durante el sueño se regula la acción de ciertos genes antitumorales que durante la vigilia se apagan y no funcionan adecuadamente.
Ante este panorama, “el mensaje es no descuidar nuestro descanso, no podemos obviarlo, pues si eliminamos la etapa del sueño porque nos parece que es una pérdida de tiempo las consecuencias van a ser muy graves para nuestras vidas”, recomendó el investigador.
LP