Un grupo de investigadores de la Universidad de las Américas Puebla (Udlap) detectó que durante la pandemia de covid-19, la ansiedad clínica y la depresión fueron comunes entre la población y ser mujer y joven fueron factores independientes para sufrir ambos.
De acuerdo con la investigación realizada por Erika Palacios-Rosas, Hayley McLean y Mónica Guadalupe García-Cepeda, investigadoras de la universidad poblana, ser mujer en comparación con ser hombre se asocia con mayores probabilidades de ansiedad.
A partir de estudios realizados a muestras de la población, las investigadoras detectaron que entre las personas que no tenían ningún problema psiquiátrico conocido, en medio de la pandemia, 16 por ciento de la población cumplía los criterios de depresión clínica y 10 por ciento cumplió con los criterios de ansiedad clínica.
Al mismo tiempo, el grupo de mayor edad, las personas de 50 años y más, se asoció con mayores probabilidades de ansiedad clínica y depresión clínica.
Los resultados mostraron que el género representa un factor de riesgo para la ansiedad y la depresión, como que las mujeres presentaron un mayor porcentaje de ambos problemas mentales; esto está de acuerdo con investigaciones que muestran que las mujeres son más vulnerables y pueden desarrollar depresión en mayor medida que los hombres.
En general, se observaron niveles tres veces más altos de depresión en mujeres que en hombres durante la pandemia del covid-19. Los estudios han demostrado que los trastornos de ansiedad y los trastornos depresivos son recurrentes en las mujeres.
El análisis agrega que los desafíos que trajo el virus fueron impredecibles y hacían difícil no preocuparse por el futuro, el trabajo y el bienestar de los seres queridos. El confinamiento que se produjo desarrolló ansiedad y depresión en la gente.
La orden de distanciamiento social y la nueva rutina en la que vive la gente fue una de las principales razones para creer que la pandemia de covid-19 aumenta los índices de ansiedad y depresión en la población general de México y de todo el mundo, detalla el análisis.
Las personas que completaron la cuarentena, es decir, el aislamiento, presentan mayores probabilidades de la depresión clínica y la ansiedad en comparación a los que hicieron cuarentena parcial.
Mayores restricciones de bloqueo condujeron a mayores deterioros de la salud mental, hallazgo que es consistente con el papel de aislamiento social y la interrupción de la vida social en salud mental y bienestar.
El aislamiento social y el aburrimiento están asociados con grados altos de malestar psicológico; además, pueden desencadenar en la mortalidad prematura, en depresión, en enfermedades cardiovasculares y otros problemas cognitivos.
“Dado que los impactos a largo plazo de cuarentena, aislamiento social y soledad pueden conducir a tantos daños psicológicos y consecuencias para el bienestar, debe ser de alta consideración para abordar estos problemas en México”, destaca la investigación.
Los factores de riesgo demuestran la necesidad de programas efectivos de salud mental para la implementación de medidas cautelares como público estrategia de salud en México.
CHM