En noviembre de 2023, diversos medios estadounidenses comenzaron a alertar sobre una ‘nueva’ enfermedad respiratoria en perros. Al contraerla, los animales presentaban tos, fiebre, somnolencia e incluso complicaciones para respirar.
Aunque los síntomas eran muy parecidos a los provocados por la tos de las perreras (ocasionada por varios tipos de bacterias y virus juntos), los veterinarios comenzaron a notar que los canes infectados no respondían a los tratamientos comúnmente utilizados, además, no quedaba claro cuáles eran los agentes responsables de los malestares por ello decidieron describirla como: enfermedad respiratoria infecciosa canina atípica (aCIRD, por sus siglas en inglés).
Canes de al menos 14 estados se vieron afectados, según información de la American Veterinary Medical Association (AVMA), misma que en febrero de este año confirmó que aunque los casos habían disminuido, seguía habiendo muchas preguntas y pocas respuestas al respecto.
Tres meses después, las dudas llegan a México, en dónde supuestamente ya se han presentado pacientes con esta ‘misteriosa’ enfermedad.
¿Por qué no se ha encontrado al culpable?
MILENIO consultó a Jesús Marín Heredia, Secretario de Medicina de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) quien explicó que hay una larga lista de enfermedades que pueden llegar a causar estornudos, problemas de vía respiratorias, tos y dificultad para respirar, y que pueden ser originadas por virus, bacterias, agentes etiológicos, etc.
En el caso de Estados Unidos, se realizaron todas las pruebas posibles para conocer el origen de la afección (incluso las de tipo molecular, es decir las PCR con las que se detecta el ADN o el ARN): en algunas de ellas no se lograron detectar factores ya conocidos.
Esto sumado a síntomas atípicos —como por ejemplo, tos por más de seis semanas y en ocasiones una aparente neumonía secundaria — que no respondían al tratamiento habitual, levantó las sospechas de que el responsable es un microorganismo nunca antes detectado.
Hasta el día de hoy, los veterinarios del país vecino no han llegado a un consenso al respecto, por un lado, un portavoz del Servicio de Inspección de Sanidad Animal y Vegetal (APHIS) del Departamento de Agricultura de EE. UU. (USDA) dijo a AVMA News que no hay evidencia que respalde que se trate de un nuevo patógeno o una nueva variante de una enfermedad existente.
En contraste, tanto el Laboratorio de Diagnóstico Veterinario de New Hampshire (NHVDL) como el Centro Hubbard de Estudios del Genoma de la Universidad de New Hampshire afirman haber encontrado una nueva bacteria “no cultivable, similar a Mycoplasma”.
En enero de este año, una publicación del laboratorio expresó que, si bien los hallazgos aún son preliminares, la identificación de más casos positivos, así como la ausencia de la bacteria en perritos con síntomas temporales, ayudaba a respaldar la posibilidad de que este organismo es nuevo dentro del complejo de enfermedades respiratorias infecciosas caninas. A pesar de ello, hasta ahora los investigadores no han podido confirmar que la bacteria es la clave para resolver el misterio.
En este sentido y en una entrevista para la American Veterinary Medical Association, el director del Centro de Salud Pública y Zoonosis de Ontario, Scott Weesse, aseguró que “la explicación más probable es que se trata de una bacteria comensal que ha estado presente”, pero que no han sabido cómo buscar.
Para el Dr. Kim Dodd, director del Laboratorio de Diagnóstico Veterinario de la Universidad Estatal de Michigan, otra posible razón por la que no se han encontrado respuestas es que muchas muestras se envían a analizar hasta después de que el perro enferma gravemente, lo que da tiempo suficiente al agente infeccioso para hacerse indetectable.
Otro problema está en el tratamiento que recibe el lomito enfermo, ya que este puede afectar negativamente a los resultados de las pruebas.
¿Qué pasa en México?
Con este panorama en mente, el doctor Jesús Marín explicó a este medio que existe la posibilidad de que la enfermedad ya haya llegado a territorio mexicano, pues, como sucedió con los humanos y el covid-19: cualquier nuevo agente infeccioso puede atravesar fronteras.
Sin embargo, pese a los posibles reportes, el experto destaca que habría que tomar la situación “con mucho cuidado”, ya que hay tantos agentes infecciosos en el país, que, si no se descartan todos antes, se podría asegurar que se trata de una enfermedad atípica cuando no es el caso.
“Algunos laboratorios que han recibido muestras, nos han dado ya una estadística de los resultados recibidos desde febrero, hasta la fecha y hasta ahora sí se han encontrado respuestas: casos de influenza, de parainfluenza canina, de adenovirus tipo 2 y en menor caso, de bordetella”, detalla el especialista.
Es decir, de las muestras que han llegando, ya sea de exudados faríngeos o conjuntivales, en casi todos los casos se ha demostrado que sí hay un agente conocido.
“Considero que es muy aventurado comentar que ya tenemos la enfermedad atípica en México, hasta la fecha sí se han diagnosticado los agentes responsables. En México es probable que sigamos teniendo la tos de las perreras o traqueobronquitis infecciosas, aparte de casos de moquillo, de otros problemas respiratorios”, destacó.
En este caso detalló que, si no se realizan pruebas a todos los incidentes sospechosos, no se podría tener 100 por ciento de certeza de que un caso se dio por un agente atípico, sin embargo, esto resulta incluso complicado porque algunas pruebas son muy costosas, además de que ni siquiera se ha categorizado bien qué es lo que se está buscando.
¿Cuáles son los síntomas y las recomendaciones?
Aunque los investigadores aún siguen buscando claves para entender esta enfermedad, en general, y de acuerdo con Servicos Animales de Los Ángeles, California, los síntomas que la hacen diferente de otras afecciones comunes son:
- Tos y otras irregularidades respiratorias que duran más de seis semanas
- Neumonía (que puede darse de forma rápida o hasta después de algunas semanas con tos)
Si bien en México no se puede asegurar que los lomitos ya se encuentran en potencial riesgo por un agente no identificado, lo cierto es que ya se enfrentan a otros patógenos bien conocidos e igual de capaces de propiciar enfermedades graves. Por ello, hay varias recomendaciones que se pueden seguir para eludirlas.
¿Pet friendly?
Si un can desarrolla signos de una enfermedad (no solo respiratoria), se le debe mantener alejado de otros perros e incluso gatos, pues hay organismos como la Bordetella que pueden afectar a ambas especies.
También se debe considerar el contacto con otros animales, incluso cuando estos se encuentran aparentemente sanos.
“El hecho de que los saquen a pasear, y los responsables no tengan ninguna precaución en que otros perros se les acerquen, que convivan en lugares en los que hay muchos animales, puede resultar en problemas”, señala el veterinario.
Por ello es importante que los animales de compañía tengan todo su sistema de prevención y vacunación cubierto, a la par, el experto destaca que evitar lugares aglomerados es de gran ayuda.
En este sentido, el veterinario reiteró que algunos espacios que se consideran ‘pet friendly’ en ocasiones resultan todo lo contrario: al incluir comederos o bebederos se crean focos de infección.
“Es mejor evitar que los animales coman o beban de estos lugares comunitarios. A veces, querer ser demasiado amigables, en lugar de ayudar perjudica”, reflexiona el también zootecnista.
Además de la vacunación como una herramienta eficaz, la alimentación adecuada y actividad física resultan vitales: entre más sanos estén los animales, mejor responderá su sistema inmunológico.
Otro punto importante: no dejar que los perritos beban agua de charcos o se metan a fuentes, pues la humedad es una gran aliada de las bacterias. A la par, levantar las heces fecales y limpiar la orina son formas de prevenir la transmisión de enfermedades.
“Curiosamente la diarrea es la que menos recogen y es en donde más puede haber agentes infecciosos, lo ideal es que recojan todo y que si no, por lo menos lo rocíen con algún desinfectante, igual con la orina, porque en la orina también hay agentes infecciosos en ella”, destaca el experto, quien recomienda llevar toallitas desinfectantes a la hora del paseo.
Finalmente, las visitas médicas deben hacerse de forma rutinaria y no solo para la aplicación de vacunas, pues esto permitirá a los veterinarios detectar y prevenir enfermedades a tiempo.
LHM