Con el prototipo de una incubadora accesible, de bajo costo, con tecnología emergente y de manejo práctico para asistencia y seguimiento de pacientes neonatales en comunidades rurales, estudiantes y profesores de la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM ganaron la medalla de bronce en el Festival Internacional de Ingeniería, Ciencias y Tecnología I-FEST 2024, realizado en la ciudad de Mahdia, en Túnez.
Ricardo Esquivel Cervantes e Irene Lissette Torres Avelar, estudiantes de Física Biomédica, y sus asesores José Eduardo Chairez Veloz y Dalia Yvette Domínguez Jiménez, profesores de esa entidad académica, conforman el equipo universitario.
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¿Cómo fue la medalla de bronce de los estudiantes de la UNAM?
El Sistema automatizado integral de cuidados intensivos neonatales de fácil manejo integra tres áreas de la ciencia: mecánica, electrónica y el desarrollo de un sistema de comunicación inalámbrica, con el que buscan llegar a las zonas rurales donde es necesario tener y conservar la calidad de vida de los recién nacidos de una manera efectiva, autónoma y con comunicación remota.
El proyecto, que inició como parte de una asignación en una materia de cuarto semestre de Física Biomédica, consiste en la implementación de un sistema integral automatizado de cuidados intensivos de bajo costo, que con la ayuda de un microcontrolador crea un circuito capaz de monitorear y modificar variables fisiológicas y ambientales. Esta adaptación de la incubadora tiene, regularmente, un costo elevado, además de que esos dispositivos son difíciles de adquirir.
De acuerdo con José Eduardo Chairez, el precio de estos aparatos es de 200 a 300 mil pesos; además, son accesibles por cierto tiempo porque tienen que seguir atendiendo a los pacientes que vienen. Hasta el momento, el prototipo alcanza un valor de 20 a 25 mil pesos, apenas una décima parte del costo de los dispositivos actuales.
Utiliza tecnologías emergentes que, a través del protocolo de comunicación MQTT, permite monitorear estas variables, dando como resultado la creación de una aplicación móvil y panel de control (dashboard). A través de esta es posible generar informes neonatales accesibles y organizados que facilitan la generación de una historia clínica para el sector salud.
En el plan también participó Alejandro Domínguez Ramírez, estudiante de la Universidad del Valle de México (UVM), quien junto con los alumnos de la FC participaron en la competencia que reunió a aproximadamente 400 proyectos internacionales en ciencias exactas de más de 40 países como China, Japón, Luxemburgo, Ecuador y Brasil.
De primer nivel
Antes de llegar al I-FEST en Túnez, en 2022 participaron en el 13th Luxembourg International Science Expo (LISE), donde presentaron el proyecto con el que fueron invitados en 2024 al concurso en la ciudad africana, al que asistieron dos miembros del equipo.
Ricardo Esquivel, estudiante de último semestre de Física Biomédica, refirió que mostraron una parte del prototipo físico, particularmente la superior de la incubadora, es decir, donde se encuentra el neonato, además de un cartel donde describieron cada una de las etapas del artefacto.
“El dispositivo trata de ser muy integral, no solamente que abarate el costo, sino que incluya algunas tecnologías emergentes que puedan ser útiles en el cuidado intensivo de neonatales. Por ejemplo, una característica provincial es que sirva como apoyo al personal que está encargado del área para que pueda monitorear los datos sin necesidad de que esté presente o como un apoyo. Entonces construimos una app con la cual podemos monitorear los datos que vienen directamente de la incubadora”, describió.
Al proseguir, Chairez Veloz recordó: nuestro objetivo final es proveer una incubadora que sea primeramente portable, que la puedan armar y desarmar con facilidad para llevarla a cualquier hospital, que tenga autonomía, que sea de acceso remoto, pueda monitorearse a través de la app del celular y una página web que me envía un mensaje de texto para avisar de alertas.
Además, que los materiales sean compatibles con el neonato, en esto hay una brecha de tiempo de pruebas, tenemos que hacer un registro intelectual para pensar en una distribución industrial y todavía hay ciencia que tenemos que desarrollar. Es un proyecto que se va a seguir trabajando e impulsando, aseveró.
Del viaje a Túnez, Lissette Torres afirmó que se trató de una gran experiencia al compartir con personas de diferentes nacionalidades de más de 40 países.
Por más pequeño que sea cualquier proyecto es importante, no dejen de intentarlo y participar en este tipo de eventos y ver qué sucede; al final la experiencia es lo que vale, sostuvo.
“En una competencia como esta te das cuenta cómo están los otros países y cuál es el nivel que manejan en ingeniería en estos prototipos. De esta manera nos dimos cuenta que estamos al mismo nivel competitivo, pero también es interesante ver cómo, según el continente en el que te encuentres, tienen soluciones a problemáticas de su región”, enfatizó.
El Festival Internacional de Ingeniería, Ciencia y Tecnología de Túnez es organizado por la Asociación Tunecina para el futuro de la Ciencia y la Tecnología (ATAST). Está abierto a los estudiantes de 14 a 24 años. A lo largo de nueve días tienen la oportunidad de intercambiar experiencias y presentar propuestas en ocho categorías.
Durante su visita a Túnez también tuvieron sesiones de networking, pláticas con especialistas de instancias como la NASA y una convivencia académica muy nutrida.
“Hacemos la invitación a los compañeros de la Facultad a que siempre que tengan un proyecto traten de llevarlo más allá de las aulas, a acercarse a los profesores que nos impulsan a esto, como José Eduardo Chairez. A entender que lo que estamos haciendo tiene importancia, valor y puede ayudar a resolver problemáticas que hay en nuestro país. Agradecemos a todo el grupo de trabajo, porque ahora estamos nosotros tres, pero somos un grupo más amplio que nos permitió llegar a donde estamos”, señaló Ricardo Esquivel.