Más de 14 horas tuvieron que pasar para que los hermanos Juan y Jesús Avilés Martínez recibieron la vacuna pfizer contra el covid-19, en la sede que fue habilitada en el estacionamiento exterior del centro de convenciones de Tampico.
Con el cansancio reflejado en sus rostros, el ardor en los brazos por los intensos rayos del sol y un hambre insoportable llegaron poco después de las 21:00 horas a bordo de su motocicleta hasta el área de vacunación.
Juan Avilés Martínez explicó que pidió permiso en su trabajo a fin de recibir el biológico y de esta manera estar mayor protegido ante el virus mortal.
Dijo que fueron horas muy agotadoras y en más de una ocasión pensó en salirse de la fila, ya que era cansado estar arriba de su unidad de dos ruedas bajo las altas temperaturas, cuya sensación térmica superó los 30 grados centígrados.
"Ya me veo tostadito y cambié de color, mire también mi hermano vino conmigo. Andamos sin desayunar, sin comer solamente pura agua, solamente líquido. Vamos a ir a comer, después a bañarnos y a descansar porque ya no aguanto los pies, a comer lo que caiga en el camino"
Lamentó que tuvieran que esperar muchísimas horas para recibir una vacuna lo cual, dijo, evidenció la falta de organización por parte de las autoridades federales.
"No de uno en uno, aquí deben de ser 10 carros al mismo tiempo para que avance rápido. No puedo llevarme a 14 horas por una vacuna, es muy desesperante, es mucho tiempo perdido, pedimos el día. ¿De qué sirven tanto módulo si nada más hay una entrada para un carro? "
Su hermano Jesús Avilés indicó que afortunadamente todavía cuentan con el físico para haber aguantado largas horas, pero dijo hay otras personas que lamentablemente por su avanzada edad no pueden valerse por sí mismas, por ello solicitó que el refuerzo de la vacuna se realice con mayor orden.
"Estuvo tranquilo aguantando los solazos nada más, gracias a Dios mi físico todavía aguanta. Ya hemos tenido varias convivencias juntos pero está fue muy especial"
Comentó que aprovecharon este largo tiempo juntos para poder compartir su experiencia de vida, pues por cuestiones laborales en ocasiones es complicado la charla aunque se trate de la misma familia.
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Ambos fueron entrevistados cuando todavía les faltaba un par de vehículos para llegar al puesto de vacunación. Sus caras se iluminaron cuando una de las servidoras de la nación les indicó que finalmente podían pasar a recibir la dosis.
Con nerviosismo primero Jesús fue inoculado, posteriormente Juan. A los dos se les explicó el procedimiento para descartar cualquier reacción, por lo que todavía tuvieron que esperar 30 minutos más antes de partir a su domicilio y poder descansar tras un día muy agotador.
SJHN