Ver la Tierra desde el espacio es algo totalmente espiritual: Dave Williams

Entrevista | Lado B

Además de poseer el récord de caminatas espaciales, el astronauta canadiense investiga cómo contrarrestar malformaciones y enfermedades que sufre el humano al salir de la atmósfera, además de cómo colonizar Marte.

“La falta de gravedad provoca osteoporosis, pero sanamos al volver”. (Especial)
Blanca Valadez
Ciudad de  México /

Con 17 horas y 47 minutos, Dafydd Rhys (Canadá, 1954), mejor conocido como Dave Williams, es el astronauta con el récord de más tiempo haciendo caminatas espaciales.

Y además de buscar regresar a la Luna y ver la forma de colonizar Marte, realiza investigaciones para contrarrestar las malformaciones y enfermedades que sufre el humano al salir de la atmósfera.

“La investigación que hacemos en el espacio nos ayuda a descubrir cómo podemos viajar más lejos y permanecer sanos al mismo tiempo. El siguiente paso es regresar a la Luna, que los seres humanos habiten Marte y descubrir si alguna vez hubo vida en otro lugar de nuestro sistema solar.

“Marte será como la Antártida, habrá estaciones de investigación de diferentes países para hacer ciencia”, explicó el integrante de las misiones STS-90 Columbia, en 1998, y STS-118, en 2007, en las que hizo las tres caminatas espaciales.

¿Qué avances permiten a los seres humanos habitar otros planetas?

La tripulación contactó al Instituto Cajal, en Madrid, y preguntamos respecto a los estudios del sistema nervioso, con los cuales Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) ganó el Premio Nobel de Medicina (25 de octubre de 1906), tras descubrir que el cerebro está compuesto por millones de células conectadas entre sí.

“En la época en la que me formé como neurocientífico se creía que el cerebro era como la tarjeta madre de una computadora y las conexiones que existían nunca cambiaban.

“Cuando fuimos al espacio, llevamos ratones bebés y nos dimos cuenta de que aprendían a caminar sin la presencia de gravedad. Con esto descubrimos el fenómeno llamado neuroplasticidad, lo cual permite al cerebro modificar ciertas conexiones neuronales”.

¿Es posible encontrar nuevas respuestas a padecimientos degenerativos?

Aprendimos que el cerebro tiene cierta capacidad de reconectarse, pero también hay conexiones fijas. Esto es importante porque podemos ayudar a gente que sufra alguna embolia a generar nuevas conexiones neuronales que le ayuden a recuperar sus funciones.

“También aprendimos que al viajar al espacio sufrimos de osteoporosis debido a la falta de gravedad, pero nos recuperamos al regresar a la Tierra; sin embargo, la osteoporosis generada en la Tierra no puede ser revertida.

“La ciencia espacial y la neurociencia son extremadamente complejas y mientras más descubrimos, más notamos lo poco que realmente sabemos”.

¿Pero hay avances?

Hace 10 años, en mi primer vuelo espacial en Neurolab, demostramos una interfaz biocompatible con el sistema nervioso de un pez sapo. Seccionamos el nervio vestibular y conectamos un electrodo que nos abrió una ventana para poder imaginar cómo esa tecnología puede ayudar a un ciego a recuperar la vista.

Usted luchó contra el cáncer.

En 1979, mientras estudiaba en la facultad de medicina, nos presentaron el caso de un hombre que escribía para New York Post y New York Magazine, a quien le diagnosticaron leucemia y murió. Entonces no teníamos la habilidad para tratar ese padecimiento, así que un diagnóstico de ese tipo era una sentencia de muerte.

“En mi segundo vuelo espacial ya era un sobreviviente de cáncer, el cual me diagnosticaron a los 50, así que depende de nosotros cómo enfrentamos los retos de la vida y por eso escribí Desafiando los límites.

“Es increíble volar en el espacio y entender todo lo que le pasa a tu cuerpo y al de la tripulación; mirar por la ventana y ver ese pequeño punto azul es una experiencia espiritual”.

¿Qué vio?

El despegue es el paseo de tu vida. Te acuestas sobre tu espalda sin moverte y ocho minutos y medio después estás viajando a 25 veces la velocidad del sonido, ocho kilómetros por segundo.

“Una vez que llegas al espacio es una experiencia hermosa mirar por la ventana desde la estación espacial. Desarrollamos ‘la perspectiva planetaria’, porque nuestro planeta es realmente pequeño, lo orbitamos cada 90 minutos, así que vemos el amanecer y el atardecer cada 45 minutos.

“Cuando ves la Tierra desde el espacio te das cuenta de que no hay fronteras, no hay límites, todos estamos aquí juntos; diferentes culturas e historias, pero estamos aquí para proteger el planeta”.

El mensaje para todos es que la Tierra es un lugar increíble y hay cosas que no nos detenemos a pensar: las flores, la lluvia, los olores… el café.

¿Cómo son las caminatas espaciales?

No sé por qué se llama caminata si usamos los brazos para movernos, es más parecido a escalar.

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