La permanencia de la humanidad sobre la Tierra pende de una cuerda floja, pues existen varios factores que podrían terminar con la vida tal y como la conocemos o incluso, extinguirnos. Uno de estos, sería la explosión de un volcán gigante ubicado en Yellowstone, Estados Unidos.
Según advirtió el escritor Bryan Walsh, en un artículo publicado en The New York Times, el volcán de Yellowstone es uno grado 8 en la escala de 8 del Índice de Explosividad Volcánica) y su erupción causaría una devastación fatal para la vida humana.
Lo primero que ocasionaría, dice el autor de End Times serían grandes terremotos que anunciarían que el magma inició su ascenso hacia el cráter del volcán y entonces, se presentaría una explosión titánica en donde los gases más tóxicos de la tierra llegarían a la superficie y la lava sepultaría Yellowstone en un radio de aproximadamente 60 kilómetros.
Pero eso no sería todo, la erupción de este volcán tendría repercusiones a nivel mundial: Los vulcanólogos creen que enterraría grandes extensiones de Colorado, Wyoming y Utah en hasta un metro de cenizas volcánicas tóxicas.
La nube de cenizas en Estados Unidos, dice el escritor, contaminaría los pastizales y los cultivos serían destruidos, y las redes eléctricas dejarían de funcionar, lo que interrumpiría las comunicaciones.
Pero los gases, dicen expertos, viajarían por todo el mundo si la erupción ocurriera durante el verano. De ser así, la nube tóxica sumiría al planeta en la obscuridad y la temperatura caería drásticamente sin volver a la normalidad en varios años.
Dejaría de llover, por lo que la agricultura podría colapsar y las selvas tropicales se extinguirían.
Walsh opinó que los volcanes gigantes deberían llamar más la atención de científicos, pues aunque no sea muy visible en los medios de comunicación, estos son la principal amenaza para la vida humana, pues hay al menos 20 volcanes de este tipo al rededor del mundo.
Aunque afirmó que las posibilidades de que uno de estos volcanes haga erupción es de 1 en 730 mil, la amenaza está ahí, por lo que el considera, que en todo el mundo deberían existir medidas de observación volcánica para poder prevenir una supererupción y así salvar vidas y tener un plan de acción.
cjr