Nace, decora y regresa a la tierra: este es el ciclo ambiental del pino de Navidad

Jorge y su negocio de Pinos de Navidad naturales son un eslabón importante para la conservación de esta tradición en Jalisco.

Con los cuidados adecuados, tener un pino natural para Navidad puede ser mejor para la naturaleza (Foto: Cortesía)
Dalia Rojas
Guadalajara /

La temporada navideña trae consigo una atmósfera inconfundible, una que se materializa a través de las luces parpadeantes y, sobre todo, del penetrante y fresco aroma a pino. Este olor evoca instantáneamente la calidez de la familia, la ilusión de los regalos y la fuerza de la tradición.

Sin embargo, MILENIO fue testigo de que detrás de la imponente y majestuosa figura de un árbol natural de Navidad se esconde una compleja y fascinante historia que abarca el espíritu emprendedor, una meticulosa logística internacional y, cada vez más relevante, un profundo compromiso ambiental.

Este ciclo virtuoso no termina con la fiesta, sino con un programa de acopio que transforma el símbolo festivo en valioso abono orgánico para cada ciudad.

La nostalgia, clave para el emprendimiento de Jorge

Para Jorge Madrigal, la comercialización de pinos naturales va mucho más allá de una simple transacción comercial; es, ante todo, una conexión tangible con la nostalgia de su infancia.

“Mi familia, cuando yo era pequeño, compraba pinitos de Navidad natural. Me encantó la idea, lo intenté y pues bueno, cuatro años después aquí sigo vendiendo pinitos naturales”, relata el dedicado dueño de “Pinitos Naturales Zapopan”.
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Su testimonio subraya cómo una simple memoria se convirtió en el catalizador de su proyecto de emprendimiento.

El “clic” inicial que lo llevó a este nicho surgió de una búsqueda sencilla y directa.

“Me puse a investigar en internet, tal cual así, qué vender en temporada navideña y en una de esas me salió una lista de cositas: canastas navideñas, dulces, regalos, y en la lista estaban también los pinitos naturales”.

Rápidamente, se dio cuenta del potencial de revivir esta tradición.

De Oregón a Jalisco: una ruta refrigerada

Los árboles que Jorge ofrece, provenientes de semilla canadiense, inician su largo recorrido desde los vastos y fríos cultivos de Oregón, Estados Unidos.

El viaje hacia el occidente de México es una verdadera proeza logística, diseñada para garantizar la máxima calidad.

“Vienen en camiones refrigerados, con hielo, esto para mantener la mejor calidad y la mejor frescura. Que llegue al cliente todavía con un pinito fresquecito, casi recién cortado, a casa”.

Esta cadena de frío es vital para que el pino conserve su brillo y aroma.

Una vez en Zapopan, el desafío se intensifica: mantener esa frescura prístina bajo el intenso sol de Jalisco.

Una vez con el árbol, hay 3 pasos fundamentales a seguir para que se conserve en óptimas condiciones (Foto: Cortesía)

El secreto de Jorge reside en un protocolo de cuidado constante y metódico en su punto de venta: riegos matutinos y nocturnos, aprovechando la calidad de la tierra y el agua corriente.

“Una vez en la mañana y una vez en la noche lo riego un poquito para mantener esa frescura. Y la tierra se mantiene en humedad, entonces puedo mantener esa humedad durante todo el día. Y así es como se mantienen en la mejor calidad”.

Tres reglas para alargar la vida del pino

Al momento de la venta, Jorge empodera a sus clientes con sus tres reglas de oro para que el árbol pueda extender su vida útil hasta por un mes y medio en el hogar.

El primer consejo es crucial para el clima local: “Primero, sombra, nada de sol”. La deshidratación es el enemigo principal.

El segundo es la base: “en la parte de abajo le podemos poner una tinita, esta mantiene la hidratación”.

Finalmente, la hidratación foliar: “y en la parte de arriba, con atomizador, agua de menos cada dos o tres días, agua fría de preferencia”.

Jorge se enfrenta regularmente al persistente debate público sobre la tala de árboles. Su respuesta es enfática y se basa en la legalidad y certificación de sus productos.

“Afortunadamente, estos pinitos vienen de cultivos con certificaciones americanas. Es un pinito de tala legal. Son granjas especializadas para este propósito”, explica, desmintiendo categóricamente el mito de la tala ilegal.

Esto significa que cada árbol es cultivado específicamente para ser cosechado.

Reforestar por cada árbol cortado

El modelo de sustentabilidad detrás de estas granjas es claro y riguroso: por cada árbol que se corta, se garantiza la replantación de uno o más.

“Al mismo tiempo sigue creciendo esta oportunidad de seguir reconstruyendo el mundo, ¿no? Talamos uno, plantamos uno, o incluso dos”.

Este sistema de rotación asegura que la oferta se mantenga y que el impacto ambiental neto sea positivo, conservando los beneficios de la captura de CO₂.

Para Jorge, los beneficios de elegir un árbol natural son inigualables y trascienden lo estético.

“El principal, el aroma. El aroma a pino es espectacular”.
El traslado desde Estados Unidos a Jalisco es toda una odisea logística (Foto: Cortesía)

Pero el valor real se anida en la emoción familiar: “Llegas a tu casa, sobre todo siendo niño, ves un pinito de Navidad, es esta ilusión, ¿no? Lo que representa el pinito de Navidad es alegría, es familia, es unión, es regalos, es alegría, sonrisas. Es un momento ameno con tu familia”.

Cedrela: la opción viva y nacional

Además de los pinos importados, Jorge ofrece una alternativa aún más ecológica y de origen nacional: la cedrela.

Este tipo de pino se vende con su bulto de raíz envuelto, con la intención de que sea plantado en una maceta y pueda seguir vivo por varios años, ofreciendo una opción “cero tala”.

“Este pinito, pues la intención es que siga viviendo durante mucho tiempo”. Si bien el cambio climático puede ser un reto —“a algunos pinitos les cuesta la adaptabilidad también del clima porque vienen del centro del país, es un clima, pues, diferente”—, la mayoría logra adaptarse.

“La mayoría sobrevive la Navidad y un tiempo más, incluso hasta varios años”. Con un volumen de venta que se consolida en torno a los 450 pinos por temporada, Jorge es un eslabón fundamental en la preservación de esta tradición consciente.

Cuando las luces se apagan y las festividades terminan, el pino natural emprende el inicio de su crucial segunda vida.

En este punto, el gobierno municipal de Zapopan interviene con una solución de disposición final controlada, un esfuerzo clave para evitar que los árboles terminen quemados o abandonados en lotes baldíos, acciones que generan contaminación atmosférica y favorecen la proliferación de fauna nociva.

“Es fundamental evitar que los árboles terminen en el camión de la basura, que no puede procesarlos”, enfatiza Miguel Vázquez, director de Medio Ambiente en Zapopan, quien está al frente del Programa de Acopio de Árboles Navideños.

Este programa se presenta no solo como una iniciativa de limpieza urbana, sino como un mecanismo de regeneración de recursos.

El programa motiva la participación ciudadana mediante un incentivo directo: los ciudadanos que llevan su arbolito a alguna de las nueve sedes de acopio reciben a cambio una planta de ornato o un arbolito de talla baja, fomentando la reforestación doméstica.

Jorge es un eslabón fundamental para mantener viva la tradición de tener árboles naturales en las fiestas (Foto: Cortesía)

De árbol navideño a composta

Una vez centralizados, los árboles son triturados y convertidos en composta o mulch, material que se utiliza para el mantenimiento de camellones, andadores y áreas verdes de la ciudad.

Miguel Vázquez detalla que este material ayuda a conservar la humedad del suelo, evitar la erosión, reducir la compactación del terreno y limitar el crecimiento de maleza, cerrando así el ciclo de vida del árbol.

La temporada pasada se acopiaron 2 mil 479 árboles, y para la próxima campaña se busca superar los 2 mil 500, evitando que terminen en sitios inadecuados.

Plástico que perdura siglos

Ante la disyuntiva anual, el director de Medio Ambiente sostiene que el árbol natural es la opción más responsable, ya que un árbol artificial tendría que usarse más de 20 años para compensar la contaminación generada en su producción.

La renovación frecuente de árboles artificiales genera residuos no biodegradables que permanecen durante décadas en los vertederos.

El pino natural fomenta economías rurales y, aun cortado, continúa captando CO₂ y aportando frescura y aroma en los hogares.

JVO​


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