En un pequeño taller del Centro Histórico de Puebla, donde la creatividad y la conciencia ambiental se entrelazan, surge Cuarentaveinte, un proyecto de moda ética y sostenible que, desde 2018, propone una nueva manera de vestir: con historia, con propósito y, sobre todo, con responsabilidad.
Detrás de esta iniciativa está Ana Laura Vidal Acuca, diseñadora y cofundadora del concepto, quien junto a su equipo fundó Cuarentaveinte con un objetivo claro, transformar residuos textiles en piezas únicas que respetan el entorno y dignifican los cuerpos que las visten.

Enfatizó que buscan crear piezas a partir de un residuo industrial, ya que la moda es una de las áreas que más contamina y frente a dicha problemática, Cuarentaveinte se posiciona como un acto de resistencia creativa.
Abundó que la propuesta de Cuarentaveinte es convertir nuevas prendas sin generar más basura.
Compartió que las piezas se pueden realizan desde cero y tardar hasta seis meses, otras más son intervenidas, y otras parten de pedazos de tela para generar una prenda más.
“Trabajamos con retazos de metrajes muy grandes. Hacemos cortes pequeños y a partir de eso vamos creando piezas que no se repiten. Todo tiene su tiempo, su historia, su dedicación”, dijo.
Señaló que su propuesta se aleja del modelo de consumo rápido, ya que cada prenda está diseñada con procesos de bajo impacto ambiental, y el toque personal, lo convierte en un objeto artístico que invita a reflexionar sobre la forma en que consumimos moda.
Para Ana Laura, la moda también es una forma de habitar el cuerpo, de expresarlo sin estigmas ni etiquetas.
“La ropa no tiene género, y los cuerpos no deberían ser juzgados por cómo se visten. En Cuarentaveinte creemos en una moda que acompaña, que representa, que no impone. Cada pieza que elaboramos es con una propuesta y escuchando a las personas con lo que logran identificarse en gustos, formas de las telas, para obtener algo irrepetible”.
Dijo que este enfoque ha permitido crear comunidad: personas que creen en vestir con sentido, que valoran los procesos artesanales y que, al llevar una prenda de Cuarentaveinte, también portan una parte del pensamiento y los valores detrás de su confección.
“El cambio empieza por cuestionar qué consumimos, cómo lo usamos y de dónde viene. Hay muchas propuestas locales que están haciendo cosas increíbles con lo que ya tenemos. Cuarentaveinte es una de ellas, pero también están otras como Génesis o Alan Cepeda Studio. La clave está en crear un presente sostenible para poder imaginar un futuro posible.”
El taller de Cuarentaveinte, ubicado en la 11 Oriente está abierto al público de martes a sábado. Quienes lo visiten pueden traer ropa para intervenir, encargar un diseño personalizado o simplemente conocer de cerca un proceso que combina la creatividad y el amor de nuevos diseños.
CHM