A once años de su puesta en marcha, el sistema de bicicleta pública MiBici llega a su aniversario convertido en una pieza clave de la movilidad en el Área Metropolitana de Guadalajara (AMG). Lo que inició el 1 de diciembre de 2014 con apenas 116 estaciones y mil 276 bicicletas, hoy conforma una red de 370 estaciones y 4 mil 079 unidades distribuidas en Guadalajara, Zapopan y Tlaquepaque.
Con más de 35 millones de viajes acumulados, un promedio diario de 14 mil traslados y más de 200 mil usuarios inscritos desde su creación, el sistema se ha consolidado como uno de los proyectos de movilidad sustentable más robustos del país, pero enfrenta retos para expandir la movilidad sustentable.
Cambio en movilidad
MiBici opera todos los días del año, de las 05:00 a las 12:59 horas, ofreciendo viajes ilimitados menores a 30 minutos con una suscripción anual de 494 pesos, equivalente a 1.30 pesos por día o con pases temporales de uno, tres o siete días con costos que van de 108 a 379 pesos. En lo que va de 2025, el sistema ya supera los 4 millones de viajes, reflejo del uso cotidiano que miles de personas le han dado para resolver traslados cortos, conectarse con otros medios de transporte o evitar el uso del automóvil.
Para especialistas como Yeriel Salcedo Torres, integrante del colectivo Bicicleta Blanca e investigador en movilidad no motorizada del ITESO, la llegada de MiBici significó una transformación profunda en la forma en que la ciudad piensa y construye la movilidad.
“Desde que el sistema se implementó en Guadalajara, desde los que trabajamos sistemas de movilidad no motorizada, vemos que fue un buen proyecto que impulsó la agenda sobre la infraestructura ciclista, sobre posicionarlo social, política y mediáticamente el tema”, explica para MILENIO.
A su criterio, el sistema permitió que “muchas personas que de entrada ni bicis tienen, empezaran a usar bicicleta”, reduciendo la dependencia del automóvil y cambiando el imaginario social alrededor del uso de la bicicleta.
El crecimiento del sistema también se refleja en las estadísticas de uso que detalla: “2016, menos de dos millones; 2017, más de dos millones; 2018, casi tres millones… 2019, más de cuatro millones… 2024 estamos en 4 millones 645 mil”. Pese al descenso provocado por la pandemia, el especialista asegura que el uso “ya casi se normalizó a lo que fue antes de pandemia”, mostrando una recuperación sostenida en los últimos años.
Impacto en el usuario
Más allá de las cifras oficiales, la experiencia de quienes utilizan diariamente el sistema permite dimensionar su impacto real. Sebastián, usuario de MiBici desde hace más de un año, cuenta que descubrió el servicio al ver las bicicletas en el Centro y hoy lo utiliza como su medio principal de traslado. “Yo uso el Mi Bici todos los días, de en la mañana y en la tarde, porque es mi medio de transporte para llegar al trabajo y viceversa, para irme a mi casa”, refiere.
Una de sus principales motivaciones fue el costo. “Lo hago porque es más barato… la bicicleta, pues, es un pago único durante todo el año, las veces que quieras usarlo”, señala, y recuerda que su suscripción anual costó entre 450 y 500 pesos, monto que considera accesible. “Yo sí considero que sí es accesible por la facilidad que puedes tomar una bicicleta las veces que quieras durante el día”.
Sebastián asegura que, a diferencia de otros sistemas del país, en Guadalajara casi siempre encuentra bicicletas disponibles, “siempre hay muchas bicicletas en las estaciones… entonces yo siento que es un buen servicio”. Aunque reconoce fallas recurrentes en algunas unidades “de repente sí te encuentras una dos o tres bicicletas que están ponchadas”, considera que la proporción de bicis funcionales es suficientemente alta como para confiar en el sistema.
También destaca un fenómeno visible para cualquier persona que recorra las calles del Centro o de los corredores ciclistas más utilizados: “Ves a mucha gente andando en esas bicicletas… ves a más personas usando este servicio de medio de transporte”.
En su trayecto diario, Sebastián prefiere circular exclusivamente por ciclovías para evitar riesgos. “Solamente uso la ciclovía… no me gusta andar fuera de ciclovía, porque… puedes correr riesgo de que te ocurra un accidente”, explica. Y aprovecha para hacer un llamado a la convivencia vial: “Yo solamente pediría que los peatones respeten las ciclovías; uno como ciclista tiene que invadir el espacio de los peatones para rodear a la gente que está en ciclovía”.
Retos visibles
Pese a sus avances, MiBici también ha enfrentado problemas que han requerido ajustes operativos y presupuestales. El activista recuerda que “hace como dos años tuvo una crisis de mantenimiento… muchas denuncias de bicicletas en muy mal estado”. Aunque el sistema logró recuperarse, advierte que el mantenimiento debe seguir siendo prioridad para evitar que la operación dependa de la disponibilidad en talleres o del deterioro acelerado de las unidades.
Pero el principal desafío, coincide, es la expansión territorial. “El reto va a ser cuando se quiera expandir… tener estas condiciones iguales o mejores”, señala.
Para él, el crecimiento debe ir acompañado de estudios detallados: “para el crecimiento del sistema, tiene que ir acompañado con un diagnóstico de la infraestructura, de las vialidades, de las dinámicas, de la siniestralidad”.
Agrega que la experiencia de nuevos usuarios demanda reforzar la educación vial: “nos encontramos haciendo acciones inseguras… entonces sí es importante acompañar a este proyecto, también con otras cuestiones de leyes, de programas de educación”.
En su opinión, la expansión del sistema debe consolidar su conexión con el transporte público masivo, tren ligero, BRT, rutas de camión para favorecer viajes intermodales más eficientes y accesibles.
Sobre los riesgos en el sistema, aclara que en Bicicleta Blanca no tienen registro de muertes asociadas al programa MiBici, pero sí existen casos de atropellos o caídas.
Plan hacia 2030
En el marco de su aniversario, se presentará el Plan Maestro de MiBici, un instrumento que podría definir la ruta de crecimiento rumbo al año 2030. El documento surge de un diagnóstico con perspectiva de género elaborado desde 2023, cuyo propósito fue identificar quién usa el sistema, qué necesidades tiene y qué obstáculos enfrenta. “Ya teniendo el diagnóstico ahora sí, pues, es empezar a planificar la siguiente etapa del crecimiento de mi bici”, comenta el también académico.
Salcedo Torres considera que el sistema debe adaptarse a nuevas realidades: bicicletas sin anclaje para zonas periféricas, unidades eléctricas para personas con menor condición física y modelos que permitan transportar carga o acompañantes pequeños, incorporando criterios de movilidad de cuidados. También advierte sobre un problema poco discutido: “hay que poner en la mesa… el tema del robo de las bicicletas”, pues en otras ciudades ha sido un factor que amenaza la continuidad de sistemas similares.
Finalmente, reflexiona sobre la importancia de que MiBici considere la diversidad de cuerpos y tipos de usuarios, “necesitamos que se puedan adaptar… a la mayoría de los cuerpos”, afirma, pues bicicletas muy grandes o poco ajustables excluyen a personas mayores, de baja estatura o con movilidad reducida.
A 11 años de su puesta en marcha, MiBici se encuentra en un punto decisivo: consolidado, utilizado y socialmente aceptado, pero con grandes desafíos para crecer hacia regiones donde la infraestructura ciclista aún es insuficiente.
MC