• La geografía del horror: así operó el Rancho Izaguirre previo a su descubrimiento

Según expertos, estos centros logísticos criminales están aislados en zonas rurales para mantener privacidad sobre su modo de operación.

Diana Barajas y Josefina Ruiz
Jalisco /

Marzo de 2025 quedará para siempre en la memoria internacional como la fecha en la que se descubrió la geografía del horror que operaba en Jalisco. Cientos de pares de zapatos vacíos, agrupados como un monumento al terror, dieron la vuelta al mundo desde un remoto predio del estado.

Las imágenes convirtieron el nombre de Teuchitlán y su Rancho Izaguirre en sinónimo de un horror sistematizado por el crimen organizado. Al finalizar 2025, el caso, que sacudió a México, sigue sumido en la opacidad, la impunidad y el dolor de miles de familias.

Así es la entrada del Rancho Izaguirre en Teuchitlán. Foto: (Reuters)

El hallazgo que estremeció al mundo

El 5 de marzo de 2025, el colectivo de familiares de personas desaparecidas Guerreros Buscadores de Jalisco intervino el Rancho Izaguirre, en el municipio de Teuchitlán. Lo que encontraron fue el escenario de una pesadilla.

Más de mil 300 indicios de una tragedia masiva, incluidos 154 pares de zapatos, 170 mochilas, 18 maletas, prendas de vestir, libretas con listas de nombres y apodos y, lo peor, osamentas e indicios calcinados.

“Ha sido el hallazgo más impactante que hemos tenido... jamás imaginamos encontrar tal atrocidad”, declaró un integrante anónimo del colectivo.

Indicios de un sistema de exterminio

Para los buscadores, las pruebas eran claras: el lugar funcionaba como un campo de reclutamiento, adiestramiento y exterminio del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), pues detectaron indicios de crematorios.

Denunciaron la existencia de zanjas donde se colocaba una plancha de ladrillo, se quemaba a las víctimas y luego se enterraba la evidencia bajo tierra.

“Escarbaban en la tierra, ponían una plancha de piedra y ladrillo, quemaban lo que tenían que quemar, dejaban abierto por un tiempo y después echaban tierra encima; por ende, enterraban el crematorio, que era un crematorio provisional, pero como este va a haber más”, señaló Indira Navarro, líder del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco.

La versión oficial de la FGR

Fue hasta el 29 de abril cuando la Fiscalía General de la República confirmó que el Rancho Izaguirre era un centro de reclutamiento del crimen organizado.

“Tenemos ya totalmente probado que ese era un centro de reclutamiento, adiestramiento y operación del Cártel Jalisco Nueva Generación. Esto está probado por confesionales, testimoniales y documentales; es decir, la amplitud de esa información es absolutamente indudable”, Alejandro Gertz Manero, ex fiscal general de la República.
Tras el caso, Gertz Manero dejó la FGR tras una invitación para ser embajador. | Foto: Ariel Ojeda

​La FGR descartó que hubiera pruebas que acreditaran cremaciones clandestinas en el Rancho Izaguirre, pues, de acuerdo con los análisis de la Universidad Nacional Autónoma de México, se encontraron niveles de calentamiento de 200 grados, pero para una cremación se requieren 800.

“¿Había ahí un sitio de cremación? No hay una sola prueba que acredite ese dicho. Se encontraron lugares, zanjas y hoyos que se habían hecho donde hacían fogatas”, manifestó Gertz.

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Impacto internacional y comparación histórica

La magnitud de los hallazgos y su similitud con imágenes de campos de concentración históricos provocaron una conmoción internacional. El caso expuso una dimensión nueva y escalofriante del crimen organizado en México: la sistematización de la captación y eliminación de personas.

Diversas prendas de vestir, calzado, mochilas y objetos de uso personal fueron localizados al interior del Rancho Izaguirre en Teuchitlán | Reuters

La cruda realidad del reclutamiento forzado

El caso del Rancho Izaguirre no fue aislado. Reportes posteriores revelaron un patrón operativo del CJNG en Jalisco. A principios de 2025, en el cercano Rancho La Vega, ubicado en medio de sembradíos de maíz y cañaverales, rodeado de brechas que bordean las parcelas, se detectó otro sitio poco visible para las personas. Ambos predios se localizan en Teuchitlán, Jalisco.

Ahí, 38 personas fueron rescatadas tras ser captadas con engaños a través de ofertas de trabajo falsas en redes sociales para ser guardias de seguridad o cortadores de agave.

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Predios aislados y jóvenes captados

Según expertos, estos centros logísticos criminales están aislados en zonas rurales para mantener privacidad en prácticas que incluyen detonaciones y torturas, pero cercanos a ciudades como Guadalajara, de donde extraen a sus reclutas, en su mayoría hombres jóvenes.

El Rancho Izaguirre es uno de los hallazgos más macabros del sexenio

Omisiones de las autoridades

El descubrimiento del Rancho Izaguirre reveló una falla aún más grave: la omisión e ineficiencia de las autoridades. El predio había sido asegurado por la Guardia Nacional seis meses antes, en septiembre de 2024. En ese operativo se detuvo a 10 personas, se rescató a dos secuestrados y se encontró un cadáver. Sin embargo, las fiscalías estatal y federal no procesaron adecuadamente la escena, dejando pasar cientos de pruebas que luego encontraron los colectivos.

La investigación oficial generó más dudas que certezas. La Fiscalía de Jalisco descartó la existencia de hornos crematorios.

Fotografía tomada por la Guardia Nacional en septiembre de 2024 en el rancho Izaguirre | FGR

“Campo de adiestramiento” o “campo de exterminio”

La narrativa oficial y la de los colectivos chocaron frontalmente. Mientras las autoridades hablaban de un campo de adiestramiento, las familias buscadoras insistían en que era un campo de exterminio.

Este choque tuvo consecuencias concretas: a finales de 2025, ninguno de los restos hallados en el rancho había sido identificado o devuelto a las familias, y los procesos de ADN seguían “en el aire”.

MILENIO, testigo del “tour del horror”

La descoordinación entre autoridades culminó en un episodio descrito por los familiares como un cruel tour del horror. Aquel mismo mes de marzo, la Fiscalía organizó una visita oficial al rancho para colectivos y medios.

Lo que encontraron las familias fue un predio “limpiado” y “maquillado”. Ya no estaban las montañas de ropa, los zapatos ni las pertenencias que habían visto en fotografías. 

Colectivos de búsqueda y medios de comunicación ingresaron al rancho Izaguirre. | Reuters

Todo había sido retirado. Se sentían en un “museo de la tragedia”, recorriendo un espacio vacío donde solo quedaban las marcas de lo que pudo haber sido, sin explicaciones de las autoridades.

“Nos trajeron como a un museo, pero siquiera en un museo tú ves o puedes preguntar, y aquí nadie te dijo a qué venías... Es una burla”, denunció Virginia Ponce, del colectivo Madres Buscadoras de Jalisco.

Un recorrido por el vacío

MILENIO estuvo ahí. Caminó el mismo trayecto, cruzó la terracería y entró al Rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco. Un lugar que, tras su descubrimiento como presunto campo de adiestramiento del crimen organizado, sacudió al país y colocó a la entidad bajo la mirada internacional.

Desde afuera, el silencio ya resultaba incómodo. Dentro, la escena era aún más perturbadora. No había rastro de zapatos, maletas, libretas ni objetos personales. Era como si el lugar nunca hubiera tenido ocupantes. 

Colectivos de búsqueda y medios recorrieron las instalaciones y algunos lo describieron como un teatro: un recorrido que parecía más un tour por una película de terror que un sitio donde pudieron haber estado personas reales.

Guerreros Buscadores de Jalisco en el Rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco / Foto: Kennia Balsi

En camiones, familias hicieron filas bajo el sol, esperando su turno para ingresar al predio donde quizá, en algún momento, estuvo su familiar desaparecido. El segundo grupo ya no aguantó. Decidieron avanzar sin pedir permiso y rompieron el cerco de la Fiscalía estatal, que les pedía esperar en las camionetas que los trasladarían. Caminaron alrededor de 15 minutos por terracería hasta llegar a las puertas del rancho.

El acceso estaba previsto para grupos pequeños y por solo 20 minutos, pero la organización se perdió y todos ingresaron sin restricción. Lo que encontraron fue desconcertante: cuartos recogidos, baños limpios, acordonamientos marcando caminos para observar a distancia lo que ya habían visto de cerca meses atrás. De nuevo, ningún objeto personal. Ninguna señal clara de vida.

Altar a la Santa Muerte encontrado en el Rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco / Foto: Kennia Balsi

A la derecha, una finca de dos plantas con fachada roja. Cuatro ventanas, dos laterales y dos al centro, con vidrios rotos y cinta canela alrededor. La planta baja estaba vacía. Para subir, una escalera de caracol conducía a un cuarto sin puerta, acordonado, al que ya no se podía acceder.

A unos metros, otra habitación mucho más grande, sin puertas ni ventanas, cubierta con enjarre y láminas. Solo una lona cubría a medias el frente. Ahí, presuntamente, dormían las víctimas.

Rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco. AFP

En el patio, la cocina pintada de naranja. Pequeña, sin puerta. Dentro, dos refrigeradores, uno de espaldas, una olla gris y una tina. En el suelo, basura acumulada y una escoba tirada junto a un electrodoméstico intacto. Una ventana dejaba entrar algo de luz.

Afuera, troncos de madera, manchas de hollín en una barda con alambre de púas y un área con llantas pintadas de blanco, donde supuestamente se realizaban entrenamientos.

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Restos de vida cotidiana

El baño estaba dividido en tres cuartos pequeños. Ninguno tenía puerta. Dos estaban cubiertos con bolsas negras. Dentro, una taza azul, un bote tirado y una botella de aromatizante. Sobre una tabla de madera quedaron una pasta dental, un cepillo de dientes, una bolsa de toallitas húmedas y dos botellas de repelente. La luz entraba apenas por una pequeña ventana cuadrada.

Casi al final del predio, un cuarto blanco con tejabán, aislado del resto. Cinco minutos de caminata desde la entrada, entre bardas y hoyos en el suelo. Dos accesos, ninguna puerta. Vacío por dentro.

Restos óseos humanos recuperados por el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco en el Rancho Izaguirre | Ulises Ruíz / AFP

Tristeza y decepción al final del recorrido

Después de al menos dos horas de llanto, reclamos y silencios largos, llegó el momento de regresar. Algunos recorrieron más kilómetros que otros con la esperanza de encontrar una pista, una señal, algo. Pero todos se fueron con el mismo sentimiento: tristeza y decepción.

El día que parecía una oportunidad terminó como una excursión por un museo de tragedia. MILENIO documentó un lugar donde el vacío habló más fuerte que cualquier objeto.

La visita, lejos de brindar claridad, exacerbó el dolor y la sensación de abandono. Familias que buscaban una pista, un objeto familiar, se fueron con “tristeza y decepción”, sintiendo que el Estado las había revictimizado.

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Avances judiciales limitados

Hasta julio de 2025, diez personas detenidas en el operativo de septiembre de 2024 fueron sentenciadas a 141 años de prisión por delitos contra tres víctimas específicas. Sin embargo, los colectivos señalan que estas condenas no abarcan la magnitud total de los crímenes cometidos en el rancho.

El proceso judicial contra José Gregorio Lastra Hermida, alias El Lastra , presunto reclutador principal y encargado del rancho, fue suspendido debido a un amparo, lo que generó indignación entre las familias.

Miguel 'N', alias 'El Coreano', fue detenido en Chiapas por su presunta relación con el caso Rancho Izaguirre. | Especial

Llamado internacional y estigmatización local

Mientras tanto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos llamó al Estado mexicano a redoblar esfuerzos para investigar, sancionar a los responsables e identificar a las víctimas, reconociendo la deficiente búsqueda oficial y el valor de la labor de los colectivos.

Para los habitantes de Teuchitlán, el descubrimiento fue una losa. El párroco local, Jaime Gustavo Nabel, expresó el sentir de una comunidad estigmatizada.

“Dicen que somos el Auschwitz mexicano... y no, Teuchitlán no es el asesino ni el culpable de este horror”.

El turismo a la zona arqueológica de Guachimontones decayó y la sombra del miedo se extendió sobre los campos de caña.

Ciencia y resistencia frente a la impunidad

En medio de la impunidad, la ciencia y la organización civil emergen como faros. La Universidad de Guadalajara estableció colaboración con colectivos, ofreciendo herramientas de entomología forense, análisis de suelos y tecnologías geoespaciales para la búsqueda.

Madres como Rosalba Magaña, quien busca a su hijo desde 2017, encarnan una resistencia inquebrantable.

“Mientras no lo encuentre, no voy a descansar”. Su lucha, y la de miles más, es un recordatorio de que detrás de las cifras y los titulares hay un dolor profundo que exige, por encima de todo, verdad y justicia.

Al cierre de 2025, el Rancho Izaguirre sigue siendo un símbolo de la capacidad de horror del crimen organizado y de la deuda con las más de 120 mil personas desaparecidas y sus familias en nuestro país.

Recorrido en rancho Izaguirre de Teuchitlán | Foto: Reuters

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