Hace 72 años se reconoció el voto femenino en México. El 17 de octubre de 1953 el derecho quedó publicado en el Diario Oficial de la Federación. Sin embargo, su participación en la democracia ha avanzado con paso lento: de emitir su voto en las urnas a tener su nombre en las boletas. Pero la paridad de género todavía está lejos de alcanzarse. En Jalisco, por ejemplo, los cargos de elección popular aún presentan contrastes: crece el número de candidatas y alcaldesas, pero hay municipios donde parece que las políticas no existen.
Los registros del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC) de Jalisco, obtenidos a través de una solicitud de transparencia realizada por MILENIO, revelan un crecimiento sostenido en la participación política de las mujeres en los últimos tres procesos electorales, pero no se traducen en resultados equitativos.
Más aspirantes, pero no llegan
De las 4 mil 763 candidaturas registradas para el proceso local de 2018, 2 mil 390 fueron mujeres. Para los ayuntamientos, también la mitad de las personas postulantes eran mujeres, mientras que en la contienda por la gubernatura solamente una se anotó: Martha Rosa Araiza, del ahora extinto Partido Nueva Alianza.
Tres años después, para la elección de 2021, 53 por ciento de las candidaturas a diputaciones y 49.8 por ciento para presidencias municipales fueron para ellas. Pero el equilibrio no se reflejó en las urnas: de los 125 municipios, sólo 26 mujeres resultaron electas como alcaldesas, lo que representó 20.8 por ciento del total, frente a 99 hombres (79.2 por ciento).
En la última jornada electoral, de 2024, se consolidó un avance en el número de candidaturas: 245 mujeres compitieron por presidencias municipales, frente a 223 hombres. De ellas, 49 mujeres ganaron, casi el doble en relación con el proceso anterior, y 66 más obtuvieron sindicaturas.
La gubernatura sigue siendo un espacio pendiente: ninguna mujer ha sido electa para encabezar el Ejecutivo estatal. La más cercana a lograrlo fue Claudia Delgadillo, de Morena, quien ese año alcanzó 38 por ciento de la votación, vencida por Pablo Lemus, de Movimiento Ciudadano, con el 41.89 por ciento.
Municipios pendientes
El análisis del IEPC, que comprende de 1995 a 2024, revela que 49 municipios de Jalisco nunca han tenido una presidenta municipal. En la lista figuran demarcaciones con alta densidad poblacional y peso político, como Zapopan, Tonalá, Tlajomulco de Zúñiga y Puerto Vallarta, además de localidades rurales como Acatlán de Juárez, Ahualulco de Mercado, Amatitán, Chapala, Jamay, Degollado, Lagos de Moreno y Autlán de Navarro, entre otros.
La desigualdad territorial evidencia que, aunque la paridad es un principio obligatorio, las mujeres aún enfrentan barreras estructurales, resistencias partidistas y violencia política de género que frenan su avance en espacios históricamente masculinos.
Las nuevas reglas
En el ámbito estatal, la nueva integración del Congreso de Jalisco, resultado del proceso de 2024, refleja un equilibrio casi exacto: 10 diputaciones de mayoría relativa para mujeres y diez para hombres, además de nueve curules de representación proporcional por cada género.
Con la mirada puesta en el próximo proceso electoral, el Consejo General del IEPC aprobó el 30 de junio de 2025 los Lineamientos para garantizar la paridad de género y promover la inclusión de grupos históricamente discriminados. Este acuerdo, identificado como IEPC-ACG-047/2025.09, establece criterios para las candidaturas a diputaciones y presidencias municipales del proceso 2027, con el objetivo de que la igualdad sea no solo un requisito administrativo, sino una realidad política.
Pese a los avances normativos, el IEPC señala que no existen antecedentes de sanciones aplicadas a partidos políticos por incumplimiento del principio de paridad. No obstante, desde 2020, cuando se reformó el Código Electoral para tipificar la violencia política en razón de género, se han recibido denuncias y quejas de mujeres electas, algunas acompañadas de medidas cautelares dictadas por jueces y ministerios públicos. Solo entre 2024 y 2025, seis mujeres electas solicitaron protección tras denunciar violencia política.
Recursos con perspectiva de género
De acuerdo con la Ley General de Partidos Políticos, cada partido debe destinar el 3 por ciento de su financiamiento público ordinario a la capacitación y promoción del liderazgo político de las mujeres.
En Jalisco, el monto etiquetado ha aumentado casi cinco veces en cuatro años: en 2022 los partidos destinaron 3 millones 77 mil pesos; para 2023 la cifra creció a 13 millones 336 mil pesos; en 2024 ascendió a 14 millones 184 mil pesos, y en 2025 se proyecta en 14 millones 970 mil pesos. Este incremento refleja una mayor exigencia institucional hacia los partidos, aunque aún falta evaluar si esos recursos realmente se traducen en liderazgo, formación y oportunidades para las mujeres que buscan contender en los procesos electorales.
Resistencia al cambio
Para Liliana Olea, regidora de Morena en Tonalá y quien buscó la candidatura a esa alcaldía en el pasado proceso electoral, la decisión del IEPC de obligar a los partidos a postular a mujeres en municipios donde nunca ha gobernado una es un acto de justicia y reparación histórica, aunque el camino no está libre de obstáculos.
“Durante mucho tiempo hemos estado en las calles, en el territorio, escuchando, resolviendo, transformando y gestionando, pero lo hemos hecho sin reglas claras que garanticen nuestra participación política real”, expresa en entrevista con MILENIO.
Sin embargo, la medida del Instituto no estuvo exenta de resistencias. Cuatro impugnaciones fueron presentadas ante el Tribunal Electoral de Jalisco: una por Érika Cecilia Ruvalcaba Corral, representante de Morena ante el IEPC; otra por Óscar Ábrego de León, aspirante a la alcaldía de Zapopan, y dos más promovidas por organismos de la sociedad civil no identificados.
Olea confía en que las instituciones actuarán con perspectiva de género: “Las impugnaciones son parte de los procesos democráticos y están dentro de los derechos de cualquier actor político, pero creo que lo importante es saber que en Jalisco, y sobre todo en Tonalá, ya existe una convicción social y una convicción ciudadana sobre la importancia de la paridad”.
La morenista recuerda que las mujeres han tenido que abrirse paso en un entorno político regido por un sistema patriarcal. “Seguimos siendo víctimas de violencia, de acoso y de campañas políticas en donde somos violentadas; seguimos padeciendo las dobles y triples jornadas, la falta de redes de apoyo, el ser juzgadas doblemente. En mi caso, que soy mamá, también tenemos que partirnos en tres para poder cumplir con esas jornadas.”
La regidora asegura que el arribo de mujeres a los espacios de poder cambia las agendas políticas y sociales, al incorporar temas que antes eran ignorados. Cuando las mujeres, afirma, llegan a estos espacios, las agendas cambian: se incluyen temas como la salud comunitaria y la seguridad pública desde otra perspectiva, poniendo al centro las realidades y necesidades que viven las mujeres.
Sobre su interés por contender por la alcaldía en 2021, Olea recordó que su participación surgió desde el trabajo comunitario y la gestión territorial: “Sin saberlo, hice política desde mucho antes de ocupar un espacio público, acompañando a mujeres que no sabían a dónde acudir, creando redes de apoyo; en su momento nos decían que eso no era hacer política, sin embargo, ahora esas acciones se reconocen como política”.
Desde su perspectiva, Tonalá está listo para tener una mujer presidenta municipal, independientemente de quién sea la candidata: “No hablo únicamente de las mujeres que en este momento ocupamos algún espacio público, sino de todas esas mujeres que han hecho política sin micrófono, sin estar en un debate; creo que el que llegue una mujer vendría a reconocer la lucha de todas esas mujeres tonaltecas”.
Futuro transformador
A más de siete décadas del reconocimiento del voto femenino, las cifras en Jalisco muestran que las mujeres ya no solo participan en las urnas, sino que transforman las estructuras políticas. Sin embargo, la paridad numérica no siempre se refleja en igualdad sustantiva, y los avances electorales conviven con brechas históricas, violencia política y ausencia de mujeres en espacios clave del poder.
El reto no es solo que haya más candidatas, sino que las mujeres puedan ejercer y sostener el poder sin discriminación, sin violencias ni límites impuestos por una cultura política liderada por hombres.
MC