La operación del campo de golf Higuera en Litibú favorece la conservación de la flora y fauna regionales, tan importantes para la identidad de la región como destino turístico.
El bosque tropical caducifolio es un ecosistema importante que los golfistas tienen la oportunidad de admirar de cerca al jugar los 18 hoyos de Higuera Golf Club, preservado como enclave conectando la naturaleza con el mar.
Justamente, el nombre del complejo hace referencia al árbol que mayor presencia impone en la zona. La higuera es una especie que crece con abundancia en el campo y es tratada con serios cuidados por el mantenimiento botánico de la administración.
Ya que este árbol ha visto reducida su presencia durante los últimos años a pesar de cuyo nombre ser el emblema del poblado cercano, Higuera Blanca.
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Al restaurarse la flora del campo de golf, se pensó en hacer lucir y conservar a las higueras para resaltar esta especie icónica y también con un objetivo medioambiental.
La higuera (del género ficus) posee un tronco característico de corteza lisa, de color gris ceniciento, y la copa es muy extendida y amplia. Las ramas son lisas, cenizosas, extendidas, patentes, hojosas en sus extremos y en el resto desnudas, que mantienen las cicatrices características de las hojas caídas. Las ramillas son pardo-verdosas, pubescentes, gruesas y poco numerosas.
Puede alcanzar entre 10 y hasta 20 metros de altura y su ciclo de madurez es de 6 y 7 años hasta empezar a dar frutos, aunque una higuera grande y robusta puede tardar varios lustros en crecer. Su ciclo de vida es de hasta 70 años, con un tronco que puede medir incluso 3 metros de diámetro.
El fruto que da, no es comúnmente comestible, aunque si tiene usos herbolarios y era considerado sagrado entre las culturas prehispánicas de México.
En los 18 hoyos del club, lucen actualmente decenas de higueras que se alzan presumiendo longevidad. Estas a su vez han sido despejadas de otra flora en sus alrededores que pudiera resultar nociva para su salud.
Litibú es una importante zona de conservación. En las cercanías del campo de golf, aún sobrevive un estero con presencia de manglares y cocodrilos, monitoreado constantemente por biólogos. La preservación de zonas de flora perímetros al campo deportivo, como zona de amortiguamiento, es un acierto que los ecologistas han aplaudido pues esto contribuirá el equilibrio ambiental.
Higuera Golf Club preserva importantes islas de flora entre sus hoyos, una cualidad que lo distingue de otros circuitos y da la intensión a sus jugadores de estar en verdadero contacto con la naturaleza del destino turístico.
El excelente trabajo biológico, botánico y de estudio ambiental de la nueva administración, ha permitido mejorar más el campo y tenerlo al nivel exigido por los estándares del golf internacional sin impactar negativamente la flora y manteniendo intacto el perímetro de conservación originalmente dejado por el Fonatur.
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RRR