Mejorar la salud es uno de los propósitos de año nuevo más común entre las personas; de hecho, 65 por ciento de los mexicanos así lo consideran según la última encuesta de Kantar. Sin embargo, para cumplir con esta meta es importante saber por dónde empezar y cómo sostenerse a largo plazo.
En general, el primer paso que conviene dar para mejorar la salud es consumir una proporción mayor de alimentos naturales y una menor cantidad de alimentos procesados, de acuerdo con la recomendación de la médico Claudia Padierna, subdirectora de Inmunomedi.
Es clave evitar las bebidas azucaradas, que no sacian y contienen muchas calorías, los embutidos y los productos de la panadería procesada. En contraparte, es importante incluir en la alimentación grasas de las llamadas buenas como las del aguacate, la chía, el aceite de oliva, las almendras y las nueces; carbohidratos integrales como el arroz, el pan y la avena natural, además de proteínas magras, como las que se encuentran en el pescado, la pechuga de pollo, la res con menor grasa y el lomo de cerdo.
Actividad física, acción cotidiana
El segundo paso consiste en realizar un mínimo diario de 30 minutos de actividad física, con sesiones de ejercicio, juego, deporte o entrenamiento, e incluso combinarlas. Los especialistas recomiendan aumentar poco a poco tanto la duración del tiempo, pero sin exagerar: recuerda que todo exceso es malo, incluso el ejercicio.
El tercer paso será casi automático: dado que tu cuerpo requiere hidratarse, los especialistas recomiendan beber dos litros de agua durante el día.
Para crear una rutina saludable es necesario pensarla como un cambio en el estilo de vida; de ese modo su práctica cotidiana no será efímera. Aunado a ello, la dieta (entendida como la alimentación nutritiva y balanceada) tiene que ser flexible para que no sea vista como un castigo y el cambio sea sostenido.
En ese sentido, los cambios hacia una alimentación más sana conviene que sean graduales, para evitar la frustración o la rendición en este propósito de vida saludable. No obstante, hay personas a las que sí les funciona hacer un cambio total en sus hábitos alimenticios.
El nutriólogo es tu mejor aliado
Es importante acudir al nutriólogo para ser evaluado y recibir una orientación personalizada, que se adecúe a tu estilo de vida, a los requerimientos de tu cuerpo, a tu contexto, a tus actividades cotidianas y hasta a tu presupuesto.
Lo ideal de la consulta de nutrición es ver a las personas cada semana, especialmente durante el primer mes; después las consultas pueden espaciarse a 15 días o un mes si el paciente responde bien y no necesita tanto seguimiento, señaló Padierna en entrevista para Milenio.
Tener una dieta y un objetivo es importante, pero lo más importante de ir al nutriólogo es aprender a comer: desmenuzar qué aportan los distintos alimentos y cómo crear mejores hábitos para la salud física, enfatizó la experta en nutrición. Además de disfrutarla, la comida nos tiene que hacer sentir bien, concluyó.
DG