José Délano. “31 minutos te invita a soñar, a reír”

Cultura

El curador de la muestra del famoso programa de televisión, que se presenta en el Museo Franz Mayer, dice que se incluye la colección de arte de Tulio Triviño.

Desde su aparición el 15 de marzo de 2003 se convirtió en un fenómeno cultural. (Ariel Ojeda)
Ciudad de México /

Divertida, ingeniosa, sorprendente, cálida y repleta de humor resulta la exposición Museo 31, que lleva al visitante por un recorrido a través de los 20 años del famoso programa infantil de televisión 31 minutos.

Descubrir y sumergirse a las entrañas del proceso que dio forma a la genial propuesta televisiva chilena, que desde su aparición el 15 de marzo de 2003 se convirtió en un fenómeno cultural, es la oportunidad que el Museo Franz Mayer ofrece al público que acuda a la muestra.

La exhibición Museo 31 brinda una pequeña muestra de los más de 500 personajes que han enriquecido los 68 episodios de la serie, además de dos especiales televisivos, una película y otra más en camino, nueve shows en vivo, cinco álbumes musicales y dos obras de teatro.

José Délano, curador de la exposición, dijo que este proyecto inició con motivo de los 20 años de existencia de 31 minutos: “Era necesario contar su origen, con un formato televisivo, con la finalidad de que los espectadores se rieran de la televisión. Para lograrlo se invitó al grupo artístico La nueva gráfica chilena, a un músico y a diversas personas del mundo audiovisual”.
La última cena es una de las obras que Tulio Triviño (personaje principal de 31 minutos) prestó para la exhibición. (Ariel Ojeda)

El resultado, detalló Délano, fue la elaboración de curiosos títeres en un inicio “muy horribles”, pero con el tiempo se fueron transformando en verdaderas obras de arte.

En compañía de Giovana Jaspersen, directora del Museo Franz Mayer, explicó que para esta exposición, los creativos solo hicieron el escenario del noticiero y todo los demás lo tomaron de sus casas, de la calle, de los desechos.

“Lo importante era no traicionar la idea de lo precario, lo que se mantiene hasta hoy, es una clave de nuestra política. No queríamos idealizar lo humano, porque los personajes son farsantes, embusteros, mentirosos y ladrones, aunque también honestos, amables, vulnerables, así que se debíamos contemplar todos los aspectos de la humanidad”.

Volver a lo básico

El lenguaje clave fue el humor para relatar las noticias de manera graciosa, con equivocaciones y contradicciones.

“No nos sentimos limitados, aspiramos a todo, a soñar, a reír, pues es muy importante en este tiempo pensar positivo. Es necesario hacerlo en un mundo de hoy tan complejo, lleno de desastres ecológicos y políticos, en un mundo lleno por las pantallas, donde el algoritmo dicta lo que cada persona piensa, donde nos están invitando a fingir el metaverso para poder soñar con otro mundo donde la IA dictaminará el futuro. Este proyecto te invita a volver a lo básico, a la manualidad, a soñar, a reír en lo colectivo”.

Con esos antecedentes se construyó la exposición, la cual se ve enriquecida con curiosidades, relatos, anécdotas, guiones, escaletas, maquetas, backstage de los episodios y canciones escritas para la serie.

“Era necesario contar su origen, con un formato televisivo", dijo el curador. (Ariel Ojeda)

Entre las sorpresas que hay en la exhibición, se da a conocer la identidad del pez real que inició el programa antes de que Tulio Triviño hiciera su aparición en la escena televisiva.

Al inicio pusieron al pez en una pecera para que narrara las noticias, “lamentablemente, no eran los mejores cuidadores de peces y en un par de semanas ya estaba muerto, entonces vieron que esa idea no tenía mucho futuro y había que inventar otra cosa. De repente después de ver diversas posibilidades se decidieron por los títeres, como extensión de lo humano”.

Galería de arte

Después de apreciar la recreación de los talleres de utilería, en donde fueron elaborados los títeres como Tulio Triviño (el personaje principal de 31 Minutos, originario del pueblo Titirilquén), se llega a un lugar fuera de serie en la exposición.

El conductor del “noticiero más veraz de la televisión”, un chimpancé sin nariz y con ojos de botón, tuvo la generosidad de prestar la colección de arte que ha reunido en su Galería hermosa y desconocida.

La obra monumental, que asombra a todo el que la conoce, es una sátira de La última cena, una obra inédita en la que una diversidad de platillos y manjares aparecen en primer plano, como paella valenciana, pollo con mole, arroz y frijoles y caracoles vivos.

Se invitó al grupo La nueva gráfica chilena, a un músico y a diversas personas del mundo audiovisual a montar la exhibición. (Ariel Ojeda)

Y ni qué decir de Mona Lisa o La Gioconda (de Leonardo da Vinci) atravesada por la cabeza de un caballo que hace alusión a un programa en el que Tulio platica con “la pintura más famosa del mundo”, pero en plena entrevista fue destruida por el caballo, sin imaginar que iría por ella el director del Museo de Louvre, a quien sacan prácticamente a empujones.

En el texto de sala se lee: “Al igual que Franz Mayer, Tulio Triviño es un gran coleccionista de cosas bellas. Inspirado (solo un poco) por la generosidad de Franz, Tulio abre por única vez las puertas de su colección de arte privada para el disfrute del pueblo mexicano”.

La exposición Museo 31, en el Franz Mayer (Hidalgo 51, Centro Histórico) estará abierta del 20 de junio al 29 de septiembre y
recibe a los visitantes con un títere monumental de Tulio que se puede ver desde la Alameda Central.

BSMM
  • Leticia Sánchez Medel
  • letymedel@yahoo.com.mx
  • Reportera cultural, cursó la maestría en Periodismo Político, es autora de tres libros sobre la historia inédita del Cervantino.

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