Medea tiene muchas voces hoy, está en muchas de nosotras: Paula Watson

'Medealand', adaptación feminista del mito griego, se presenta en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz hasta el 1 de julio.

La adaptación es de Esther André González. (Foto: Teatro UNAM | José Jorge Carreón)
Ciudad de México /

La actriz Paula Watson se sintió cobijada por madres al interpretar a la Medea de la dramaturga sueca Sara Stridsberg, en la adaptación feminista que Esther André González ha montado en el foro Sor Juana Inés de la Cruz del Centro Cultural Universitario, donde el personaje reclama justicia desde el exilio al que fue sometido.

“A nosotras las mujeres Medea nos impacta diferente que a los hombres”, dice la protagonista de Medealand, versión posmoderna radical del mito que, de Eurípides y Jean Racine a Luigi Cherubini y Pascal Quignard, pasando por Arturo Ripstein y Pier Paolo Pasolini, ha sido siempre expuesto y juzgado en el banquillo masculino.

“¿Quiénes seríamos las Medeas de hoy? Quizás las que decidimos no tener hijos. Las comparo más con lo contemporáneo, pienso en las Medeas que nos acompañan día a día. Me pasa en la calle, esas madres que veo en el transporte público, Medea tiene muchas voces y está en muchas de nosotras a un nivel aparentemente común. En las pasiones más comunes creo que ahí habita Medea”, agrega Watson, sobre su debut profesional en ese rol.

Todo en Medealand es de mayoría femenina, desde el personaje y la autora sueca del texto hasta la directora de escena en esta producción de una compañía teatral dirigida por dos mujeres: Clarissa Malheiros y Juliana Faesler.

“Es una condición fundamental para esta versión. Hay una madre de Medea, que no existe en las versiones anteriores, eso es súper fundamental: conectar con la madre de Medea. Y eso resume la sensación. Me he sentido con madres, cobijándome, guiándome, abrazándome, empujándome en todo lo complejo que es esta relación entre madre e hija, es una sensación de acompañamiento maternal no solo desde el cuidado sino desde lo violento y lo profundo”, dice Watson a pregunta expresa sobre el valor de que esta producción se encabezada por mujeres.

“Esto ha llenado de mucha complejidad el montaje, desde el análisis del texto de Stridsberg que hicimos hasta las escenas que hicimos de la maternidad. Yo no soy madre, pero ha sido muy bello experimentar, quienes actuamos nos llenamos de nuestras experiencias para los papeles, aunque no todo lo hemos vivido, por supuesto. Entonces, ha sido muy bello tener a este tipo de mujeres cobijando y acompañándome en este sentido”, agrega la actriz.

En la producción de La Máquina de Teatro, Medea despierta horrorizada, exiliada, en un hospital, al parecer psiquiátrico, rodeada por un público ataviado con batas blancas y con un madre (Clarissa Malheiros) que no existe en el texto original de Eurípides confrontándola. Se pregunta si sí mató a sus hijos o fue una pesadilla.

La puesta en escena está conformada por: Paula Watson, Clarissa Malheiros, Juan Carlos Remolina Suárez, Elizabeth Pedroza, David Calderón León, Assira Abate y Tamara G. Cano. La música original es de Alfonso André, el diseño sonoro de Kiara Konstantellos André, la coreografía de Mauricio Rico, el diseño de escenografía y vestuario de Kristos Konstantellos, el video de Aldo Arriaga, el diseño de iluminación de Patricia Gutiérrez Arriaga y la asistencia de dirección de Fidel Nah.

Justiciera feminista

Watson refiere en entrevista que asume el rol con todo su cuerpo, “desde todo su ser humana” para ofrecérselo a este personaje que para ella tiene que ver con las cosas humanas más profundas, oscuras, bestiales, amorosas”.

En el mito griego, Medea es una extranjera que vive en Corinto, está casada con Jasón, con quien tiene dos hijos, pero éste la abandona para casarse con la princesa Glauce, hija del rey Creonte, quien decide quitarle los derechos a Medea y expulsarla del país para evitar cualquier reclamo, tras lo cual, ella mata a sus dos hijos, aunque ya antes había asesinado al hermano de Jasón y provocado la muerte en su boda a la princesa y al padre.

La Medea de Stridsberg y André muta esa tragedia en un grito en voz de Watson: “Mi amor es un acto terrorista”.

Ella encarna ya no a la infame hechicera clásica sino a una justiciera feminista ante el patriarcado en Medealand, un protagónico que en el estreno de la obra en Suecia estuvo a cargo de Noomi Rapace, la también justiciera Lisbeth Salander de la adaptación televisiva de la saga Millennium de Stieg Larsson.

Watson confiesa tener muchas preguntas sobre el personaje, que ha ido despejando en cada función en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz, donde se presenta Medealand en funciones de miércoles, jueves y viernes, a las 19:30 horas, sábados a las 19:00 horas y domingos a las 18:00 horas, hasta el 1 de julio.

“A veces me preguntó por qué no se mata luego, luego, tras asesinar a sus hijos. También le preguntaría por qué tuvo a un segundo hijo de Jasón. O si extraña a su patria. ¿Qué la hace moverse, activarse, dónde está su gasolina, dónde cree ella que está su fortaleza?”, enumera la artista escénica y docente.

En la adaptación feminista del mito y en el montaje de La Máquina de Teatro, se trata de un sacrificio.

“Hay muchas versiones a nivel de interpretación, no solo del elenco y la producción, sino también de la audiencia. Es lo maravilloso de los mitos griegos. Es una discusión que hemos tenido, si en realidad Medea es una asesina. No es tratar de justificarla (cuando se plantea que es un sacrificio), sino entender a la asesina con toda la complejidad que tienen ella y el crimen, que es casi un acto político arrancar de raíz todo eso. Claro, comete asesinatos, pero es mucho más que eso, tiene múltiples lecturas. La gente juzgará a Medea como la asesina celosa, despechada, que también es eso, pero también es una mujer brillante que tiene que arrancar de raíz todo para que deje de existir todo lo que ella detesta, quiere terminar con todo esto por completo”, expone Watson sobre la postura del personaje ante los hombres.

Al respecto, la directora André González, que descubrió el texto de Stridsberg en París, donde vive y trabaja, ha dicho que la sueca aborda “con gran poesía en un contexto contemporáneo y politizado, muy feminista, que dinamita la lógica del patriarcado; aunado a que contiene una crítica profunda de la política migratoria de la Unión Europea y de los países ricos con relación a los migrantes”.

“Sabemos que por lo menos hay 60 millones de migrantes en el mundo, me pareció que era un texto muy importante pues habla sobre inmigración, y también sobre esas obligaciones de la madre en el patriarcado; tiene un humor negro que maneja con inteligencia y verdad. Empecé a buscar cómo montarla y entré en contacto con la autora a quien le gustó la idea”, señala en las notas de la obra.

También cuestiona la maternidad, que aborda en Medealand como una condición sumamente violenta, que para ella trae consigo cambios fisiológicos y psicológicos. Además de que sostiene que es un mito del patriarcado el decir que todas quieren ser madres o deben serlo, así como el pensar que las mujeres que no pueden convertirse en madres se frustran.

“Hay que acabar con el patriarcado desde sus raíces, Medea no tiene nada contra sus hijos, no los usa para vengarse del marido malvado que los abandonó, no es una pequeña historia pasional ni esa nota roja en lo que han querido convertir la grandeza de Medea, es una persona mucho más inteligente, mucho más brillante, que no acepta la normalización de la injusticia en el mundo como lo vivimos a diario muchos de nosotros, ella va mucho más lejos, busca la justicia hasta sus últimas consecuencias”.

“Medea dice: mi amor es un acto terrorista, amor hacia sus hijos y a la justicia, no es la mujer sin escrúpulos que se quiere vengar y los mata para darle en la torre al marido, esa es la lectura patriarcal que reduce el sufrimiento que tiene al ser desechada como un obstáculo que estorba en la carrera política de Jasón. En la obra todo sucede en su cabeza una vez que Medea cree que mató a sus hijos (o que realmente los mató), se despierta como en un sueño; desgraciadamente existen muchos casos de mujeres que matan a sus hijos y en la obra es interesante desmontar por qué sucedió con Medea, es una situación de gran sufrimiento y violencia”, declara André González en las notas sobre la producción.

PCL

  • José Juan de Ávila
  • jdeavila2006@yahoo.fr
  • Periodista egresado de UNAM. Trabajó en La Jornada, Reforma, El Universal, Milenio, CNNMéxico, entre otros medios, en Política y Cultura.

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