Desmantelar y despojar a María Félix del personaje de La Doña, para que los lectores conozcan a la mujer lejos del oropel, para acercarse a su fragilidad, a sus miedos y a sus emociones, fue la intención del escritor Sergio Almazán en su novela Acuérdate, María.
Optó por mostrar a la persona que fue: ¿quién era La Doña? ¿Quién estaba detrás de la ceja alzada y de los grandes zafiros y de ese oropel?
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El escritor, en su larga indagación, descubrió cosas que le parecieron fascinantes de María Félix como ser humano, como el hecho de que era tartamuda.
“El cinefotógrafo Gabriel Figueroa le daba clases con un lápiz en la boca para que pudiera decir de corrido un diálogo. Entonces tú te imaginas el tiempo que se tardaban en filmar con María, que no podía decir un párrafo de más de tres líneas porque empezaba a tartamudear. Eso me pareció un ejercicio, un gran esfuerzo por autosuperarse y asumir el reto de que podía lograr su cometido”.
Eso se lo contó el hijo de Gabriel Figueroa, quien le dijo que hasta hace unos años había tirado los lápices que conservaba, porque eran los que le daba para que ella mordiera, cuenta a MILENIO en entrevista exclusiva Sergio Almazán.
Estaba en esos lápices su ADN, se encontraba en ellos la esencia de una mujer que se hizo a sí misma: “Esos detalles hablan de su deseo de superarse porque no fue a clases de actuación, iba avanzando como iba entendiendo el mundo y sus necesidades. Eso me pareció tan enriquecedor como todo lo que nos ha dado como actriz de cine”.
Ese tipo de revelaciones aparecen en la novela, que ya va en su segunda edición, que presentó este fin de semana en el Antiguo Colegio de San Ildefonso.
Almazán explica que incluyó ese pasaje no con el afán de juzgarla sino de recuperar a la persona y de demostrar cómo ella fue capaz de superar sus carencias.
“Conforme iba en el proceso de investigación, me iba encontrando elementos que me hablaban de María como persona, entonces fue cuando decidí escribir justamente del día en que murió en su casa, hablar de cómo fueron sus últimos instantes de esa figura que se llenó de cosas por el enorme miedo al vacío, y esas cosas no la estaban salvando en el último suspiro”.
Esta publicación, a diferencia de la editada en 2014, tiene fotografías inéditas: “Han pasado casi 10 años y me di la oportunidad de revisitar al personaje, le incluí el primer capítulo donde la propia María se presenta a las nuevas generaciones que no saben quién era ella, así que tenía que presentarla.
“‘Soy María, la única, la reina de fuego, la diva, la idolatrada, La Doña, la irresistible, la estrella vacía’. Fue regresar a un texto que había dejado ahí, sin tocar y me volví a sumergir en la voz de ella, lo pude hacer también al encontrarme el archivo fotográfico de José Zepeda, con fotos inéditas que me autorizó a publicar”.
Adelanta a MILENIO que trabaja en estos momentos en la próxima publicación de un nuevo libro junto con el fotógrafo Pepe Zepeda sobre María Félix en el Centro Histórico, en el que describirán cómo era Ciudad de México en 1966, cuando le tomaron esas imágenes, durante la grabación del documental María y sus ciudades. No existen los negativos de esas fotografías, solamente están las hojas de contacto.
“Se publicará en mayo del próximo año, que se cumple el 110 aniversario del nacimiento de María Félix, siento que es un buen pretexto para este libro de fotografías”.
En primera persona
Sergio Almazán reconoció que fue un desafío que la novela Acuérdate María, sonara a María Félix pero sin las frases trilladas de La Doña, en su primerísima actuación.
“Tuve que ver sus 46 películas de las 47 películas que filmó, porque La china poblana se quemó en la Cineteca Nacional. Vi entrevistas y sus declaraciones publicadas, fue como pude encontrar su tono, para dejar hablar a María y no a la Doña”.
Decidió que María contara la historia en primera persona, desde su propia voz, aunque Almazán asume que fue un gran atrevimiento de su parte. Abordar a María Felix en su dualidad, en la última hora de su vida, el 8 de abril de 2012, a sus 88 años de edad.
El nacimiento de 'La Doña'
El también cronista y periodista Sergio Almazán describe detalladamente el pasaje en el que el gran escritor Rómulo Gallegos, al trabajar en la adaptación para cine de su novela Doña Bárbara, le dijo a María Félix que ella no tenía el carácter ni el tipo de su personaje, que “no podía interpretar a una mujer de 40 años y mucho menos fajarse bien los pantalones".
María Félix desconsolada le pidió ayuda a su amigo Gabriel Figueroa para poder ganarse ese papel.
A los cuatro meses convencieron a Rómulo Gallegos de que les hiciera la prueba nuevamente, logrando seducirlo con su versión y pronto sería parte de su personalidad.
“Yo no me robé la identidad de Doña Bárbara, la hice real. Le presté mi cuerpo para que viviéramos las dos. Solo que ella quedó en el papel y yo supe hacerme real, dotarla de imaginación y personalidad en el cine y en el espejo”.
Es así como el mito de María Félix, La Doña, la mujer de la belleza infinita, la rebelde, la inmortal, logró trascender hasta nuestros días.
PCL