Con previo cierre a la circulación vehicular, cientos de familias poblanas empezaron a buscar el mejor lugar a un costado de una de las principales avenidas de la capital: el Bulevar 5 de Mayo. Algunos restaurantes abrieron la parte superior de sus edificios para que sus clientes pudieran apreciar lo que ya forma parte de una tradición en la angelópolis en el marco de las festividades del Día de Muertos: el Desfile de Catrinas.
Los ambulantes se instalaron desde Plaza Dorada, hasta el templo de San Francisco, ya que dicho tramo comprende el recorrido.
Dan las 5 de la tarde y se empiezan a escuchar redobles de tambores. Los asistentes se asoman, corren de un lado a otro en la avenida y se preparan para recibir a los 64 contingentes de catrinas. Poco a poco, se escucha cómo el sonido se acerca y cómo una catrina de cartón deja de ser diminuta para aproximarse a los visitantes que la esperan a los costados.
"Ahí vienen las catrinas", dice Manuel, de 5 años, a su papá, quien lo sube a sus hombros mientras que el pequeño no deja de sonreír y mostrarse emocionado, sentimiento que también reflejan los cientos de poblanos de todas las edades que no dejan de tomar fotos y videos a los primeros estudiantes en desfilar, mismos que van caracterizados con el respectivo maquillaje de calaca.
Así, poco a poco los contingentes de catrinas y catrines avanzan y danzan al ritmo de los tambores, discos y trompetas de las bandas de guerra, mientras los curiosos no dejan de admirarlos y aplaudirles en los performances improvisados.
El desfile se va llenando de gala poco a poco, cuando las catrinas muestran la riqueza de sus ropas, en las cuales resaltan la cosmogonía de los pueblos mesoamericanos.
De esta forma, el desfile avanza hasta finalizar en la 20 Oriente, en la Cruz Roja, donde cientos de asistentes aplauden felices por ver un espectáculo lleno de tradición y riqueza cultural.
ARP